Zuckerberg persigue desnudos y 'fakes' mientras la droga campa en Instagram

  • Los vendedores suelen crear muchas cuentas con nombres similares mediante el uso de bots, como los seguidores del Daesh en Facebook.
Zuckerberg testifica ante el Comité del Congreso sobre Energía y Comercio sobre "Transparencia y el uso de información del usuario", en el Capitolio de Washington DC (EFE)
Zuckerberg testifica ante el Comité del Congreso sobre Energía y Comercio sobre "Transparencia y el uso de información del usuario", en el Capitolio de Washington DC (EFE)

A mediados del pasado julio el organismo responsable del Turismo de Flandes denunció que Facebook había eliminado hasta el 20% de las 900 publicaciones lanzadas para promocionar grandes obras de pintores barrocos maestros por mostrar desnudos. La pasión censora de la red social creada por Mark Zuckerberg llegó al extremo de eliminar 'El descendimiento de la cruz', de Rubens. Y como ese caso, cientos.

En estos momentos, cuando existe una verdadera cruzada contra las llamadas 'fakenews' y la presión de las autoridades exige a las plataformas sociales especial atención para vetar estas publicaciones, a Zuckerberg le ha crecido un nuevo problema de más difícil solución. En la red de difusión de fotografías Instagram (propiedad de Facebook) se ha instalado el mercado de la droga, como si de una herramienta 'ad hoc' se tratase para la conexión de consumidores y distribuidores.

Mientras que la aparición de un pecho femenino puede suponer la eliminación de una cuenta de Instagram, la proliferación de fotos de armas, vídeos violentos y últimamente ofertas para la compra de drogas, es ya todo un reto para la compañía.

Según publica esta semana The Washintong Post, el año pasado perdieron la vida 40.000 personas solo en los Estados Unidos a causa del consumo de opiáceos. El rotativo señala que mediante el empleo de hastags tales como #oxy, #percocet, #painkillers, o #adderall, los 'camellos' logran ponerse en contacto con adictos desde la comodidad de su móvil y ordenador.

No es menos cierto que desde Instagram se trata de combatir el creciente fenómeno, por ejemplo con el bloqueo de palabras como 'fentanyl', 'heroína' o 'cocaína' , pero ello no ha frenado a los vendedores, que suelen crear varias cuentas con nombres similares como FoxPharm, FoxPharm12, FoxPharm69, etc. En muchos casos mediante el uso de bots, por la rapidez con las que afloran, que recuerda al modo en que los seguidores del Estado Islámico las generaban en Facebook, hasta que hace dos años la firma de Zuckerberg creó un software capaz de detectar y eliminar las cuentas de contenido terrorista antes de que llegaran a ser vistas por los usuarios.

Los 'dealers' de Instagram suelen emplear una fotografía de la pastilla o sustancia y en la descripción acostumbran a incluir un número de móvil que permite enviar la información del consumidor a una plataforma encriptada. Con estos datos, los responsables de la red social se han propuesto crear un clasificador visual que pueda reconocer imágenes de píldoras concretas, así como los patrones comunes de este tipo de mensajes.

Por ahora, y hasta nuevo aviso, desde Instagram se ha comenzado a lanzar una notificación pop-up cada vez que un usuario busca un hastag de opiáceos o drogas ilegales. El mensaje remite desde el anonimato a centros de tratamiento y prevención.

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