23 de Enero: el bastión chavista que se debate entre la esperanza y el miedo

  • La imagen de los ojos de Hugo Chávez vigila el 23 de Enero desde afiches y murales. En la barriada caraqueña donde el líder socialista fue inexpugnable, el triunfo opositor en las parlamentarias dividió las aguas entre esperanzados y temerosos frente al futuro.

Pocos se atreven a opinar abiertamente sobre la aplastante derrota en este sector capitalino en el que resultó electo diputado Jorge Millán, de la coalición Mesa de la Unidad Democrática (MUD): impera una suerte de ley del silencio por la presencia de civiles armados que simpatizan con el gobierno.

María Salazar, quien vive en el 23 de Enero desde hace 53 años, muestra su pantalón y camisa azul para identificar el partido por el que votó el domingo. Es el color del logo de la oposición.

"Yo espero que pase todo lo bueno, que todo salga bien", afirma Salazar en el bloque 48 de esta favela, sobre su expectativa de lo que ocurrirá en Venezuela a partir del 5 de enero, cuando la oposición asumirá el control total de la Asamblea, dominada por el chavismo durante 16 años.

Salazar espera que la conquista opositora permita superar la crisis económica antes de que sus nietos y bisnietos se vean obligados a hacer largas colas para comprar alimentos o medicinas.

"Espero que ellos no pasen por lo que estamos pasando nosotros", indicó.

Desde una fila en la que ha esperado cuatro horas para ingresar a un mercado popular, al lado del cuartel militar donde está el sarcófago de Chávez, Jenifer Esparragosa asegura estar tan triste como el día en que murió el exmandatario, el 5 de marzo de 2013.

"No pensé que el pueblo iba a volver a caer en el chantaje de ese sector", declaró la profesora escolar, refiriéndose a los empresarios a los que el presidente Nicolás Maduro culpa de una "guerra económica" que según él motivó la derrota al crear escasez de productos básicos e inflación.

Sentada en el suelo bajo la sombra de un árbol, la maestra se declara convencida de que "el pueblo está tomando conciencia y no va a permitir que la revolución se pierda así como así".

En contraste, Nelson Girón, un chófer de autobús, critica que los electores chavistas no reprochen a Maduro su desempeño frente a la crisis económica. "Están en las mismas colas y siguen siendo chavistas".

Cerca de un santuario donde los simpatizantes del exmandatario (1999-2013) le rinden tributo con ramos de flores y ofrendas, Adalberto Mancilla regenta un kiosko donde vende pan y dulces típicos.

Considera casi irremediable que se pierdan las ayudas sociales distribuidas por el gobierno socialista a raíz de la victoria opositora en las parlamentarias, incluida su pensión de vejez.

La oposición "viene con ansias de venganza, de desquitarse", advierte este comerciante de 76 años. Por eso supone que los diputados opositores "vendrán a quitar los logros que consiguió el comandante" Chávez.

En cambio, Luis Salazar, un electromecánico, espera que la oposición "restablezca las leyes" para no sentirse inerme. "Lastimosamente en Venezuela todo lo controlan ellos (el gobierno) y no hay dónde denunciar nada".

"Si no tienes quién te controle, te desbordas. ¿Por qué llegaron hasta este punto?, porque no tienen quién los controle", apuntó Girón en un receso para almorzar.

Aquejado por úlceras varicosas, Jesús Gómez se apoya en un bastón para aliviar el dolor mientras se proclama optimista de una recuperación del chavismo.

"A mí me duele lo que pasó, pero tengo fe en que vamos a recuperar el socialismo en el 23 de Enero y en Venezuela", confió.

Un hombre en motocicleta que lo escucha desde una esquina se burla de sus palabras. "Amor con hambre no dura. Mientras no haya papa, el chavismo seguirá perdiendo", zanjó entre murmullos.

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