Abogado brasileño Paulo Abrao dirigirá la CIDH

El abogado brasileño Paulo Abrao ocupará el cargo de Secretario Ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), tomando las riendas por los próximos cuatro años de un ente en profunda crisis financiera, anunció el organismo este miércoles.

Abrao, doctor en derecho y actual secretario ejecutivo del Instituto de Políticas Públicas en Derechos Humanos del Mercosur, sustituye al mexicano Emilio Álvarez Icaza, que culmina su mandato el 15 de agosto de este año a cargo del organismo de derechos humanos de la Organización de Estados Americanos.

"Cuenta con experiencia profesional en gestión de políticas públicas, financieras y presupuestarias. Ha gestionado ámbitos académicos, no gubernamentales, gubernamentales e internacionales en derechos humanos, coordinando equipos de trabajo plurales y diversos", resumió la CIDH en un comunicado.

"Cuenta además con experiencia en recaudación de fondos y en la dirección de proyectos de cooperación internacional", añadió el ente en la nota.

Abrao superó en la última etapa de selección a la abogada estadounidense y actual secretaria ejecutiva adjunta de la CIDH, Elizabeth Abi-Mershed; a la ex senadora y exministra de Belice, Lisa Shoman; al abogado y periodista colombiano Michael Reed-Hurtado; y al abogado uruguayo Renzo Pomi.

Abrao asume la CIDH en medio de una profunda crisis financiera que amenaza su capacidad para realizar audiencias y viajes, epicentro de la labor del ente regional en la vigilancia de los derechos humanos en el continente.

El problema surge por la acelerada caída de las contribuciones voluntarias, fuente de la mitad de los fondos que requiere la Comisión, con sede en Washington.

Entre 2014 y 2015, las donaciones a la CIDH cayeron de 5,3 millones de dólares a 3,8 millones, especialmente a medida que los países europeos desviaron su atención a la crisis de los refugiados o el conflicto en Siria.

Álvarez Icaza decidió no postularse a la reelección alegando su deseo de regresar a México por razones familiares y de activismo social.

"Mi país me duele profundamente. Quiero dedicar mis esfuerzos y capacidades a trabajar directa y cercanamente para transformar la crisis de derechos humanos que ahí se vive", dijo en una carta abierta en enero.

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