Demócratas aprontan convención para entronizar la fórmula Clinton-Kaine

Unos 4.700 delegados y dirigentes del Partido Demócrata inician el lunes la Convención Nacional que entronizará la fórmula presidencial Hillary Clinton-Tim Kaine, con la responsabilidad de mostrar que es capaz de presentar un frente unificado a la amenaza que representa Donald Trump.

La exsecretaria de Estado es la única aspirante a la candidatura presidencial demócrata y ya tiene los delegados suficientes para confirmarlo, pero el proceso partidario interno dejó heridas evidentes que precisarán de paciencia y habilidad para ser cerradas.

Clinton presentó formalmente a Kaine el sábado en un acto de campaña en Miami, y los dos se esforzaron en garantizar que la Convención Nacional Demócrata presentará una visión del país muy diferente de la que se discutió en la convención del conservador Partido Republicano, que finalizó el pasado jueves.

En el campo republicano, Trump ya fue oficializado como candidato presencial acompañado por el experimentado Mike Pence, gobernador del estado de Indiana, al fin de una ruidosa convención partidaria que dedicó buena parte de su tiempo a criticar a Clinton.

Con ese antecedente, Clinton parece dispuesta a ser el centro de una convención dedicada a reconstruir de emergencia la unidad del partido y al mismo tiempo exhibir una visión capaz de aglutinar a electores indecisos o atemorizados por el discurso republicano.

"Queremos construir puentes, no muros", dijo Clinton el sábado en Miami, en una estocada directa a uno de los planes más famosos de Trump, el de construir un muro en la frontera entre Estados Unidos y México.

En la convención que los demócratas preparan en Filadelfia, el partido traerá toda su artillería pesada, con una lista de oradores que incluye hasta al presidente Barack Obama y el vicepresidente Joe Biden.

Sin embargo, la unidad del partido seguramente exigirá más que discursos, ya que las divisiones quedaron en evidencia durante las elecciones primarias y Clinton precisa con urgencia encontrar una fórmula para atraer el voto de los electores más jóvenes, su gran punto débil.

La elección de Kaine -un discreto pero eficiente senador de 58 años- ayudará a cubrir algunas de las necesidades: es un católico de origen jesuita, habla con mucha fluidez el español y tiene buena experiencia política, ya que fue alcalde y gobernador.

En una elección en la que tanto Clinton como Trump tienen niveles extraordinariamente elevados de rechazo -en los dos casos, claramente superior a 50%-, tener un candidato a vicepresidente con una sólida biografía política y capacidad de construir consensos es un recurso clave para ganar la elección.

Pero después de una disputa interna increíblemente desgastante, diversos sectores demócratas esperaban que Clinton optara por un representante del ala más izquierdista del partido, para tender un puente con el electorado joven que claramente había optado por el senador Bernie Sanders, su adversario en la primaria.

Además, Kaine ya fue presidente del Comité Nacional demócrata y por eso los electores más jóvenes lo ven como un hombre ligado al establishment partidario, precisamente uno de los objetos de la ira de los electores más jóvenes.

Por esa razón, delegados escogidos en las primarias para representar a Sanders no descartan dar continuidad al movimiento 'Bernie o nada", que incluso tiene agendados actos de protesta en Filadelfia durante la Convención Nacional donde espera movilizar a miles de personas.

Aunque no existan por ahora sondeos precisos, la opinión unánime es que por lo menos la mayoría de los electores que apoyaron a Sanders en la interna acabarán votando por Hillary para evitar que Trump llegue a la Casa Blanca, pero no alcanza para que el partido muestre que cerró filas detrás de su candidata.

Desde el fin de la elección interna, Sanders concedió su derrota y sugirió que será necesario apoyar a Clinton para evitar un triunfo de Trump en las elecciones de noviembre, pero su papel en la Convención Nacional está aún envuelto en una nube de incertidumbres.

El movimiento de Sanders está empeñado en que la Convención discuta poner punto final a la existencia de 'superdelegados' en las elecciones internas, funcionarios que no están obligados a seguir el resultado de cada primaria y pueden apoyar a quien deseen, y que por lo tanto obedecen invariablemente a la maquinaria partidaria.

Ante la enérgica oposición de la conducción demócrata, el sábado las partes se aproximaron a un acuerdo para reducir a dos tercios el número actual de superdelegados a partir de las elecciones de 2020.

Pero el aire sigue envenenado: la organización Wikileaks divulgó más 19.000 correos electrónicos de altos dirigentes de la conducción del partido en los que queda en evidencia que la cúpula demócrata llegó a discutir formas de perjudicar la campaña de Sanders en las primarias.

Sanders había afirmado durante las primarias que en caso de ser electo presidente no mantendría en su puesto a Debbie Wasserman-Schultz, presidenta del partido.

Entre los correos divulgados por Wikileaks hay uno en el que Debbie Wasserman-Schultz afirmó que eso "es una historia absurda. Él no va a ser presidente". Otros correos discutían cómo perjudicar a Sanders ante electores religiosos por su condición de ateo.

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