EEUU investiga pista yihadista en la matanza de Orlando

Estados Unidos investiga los posibles lazos con el radicalismo islámico del autor del peor ataque desde el 11 de septiembre de 2001 con al menos 50 muertes en una discoteca gay de Florida.

En medio de las fiestas del orgullo gay, que generalmente tienen lugar en junio en varias ciudades estadounidenses, la masacre se perpetró en la discoteca Pulse que celebraba un "noche latina" con espectáculos de drag-queens.

El FBI que abrió una investigación por "terrorismo", sospecha que el tirador, Omar Seddique Mateen, un ciudadano estadounidense de origen afgano de 29 años, prometió "lealtad" al jefe del Estado Islámico en una llamada al servicio de urgencias 911 poco antes de la masacre.

Un sobreviviente del peor tiroteo en la historia estadounidense relató a AFP escenas de "completo caos" y horror.

Horas después la policía de Los Angeles anunció la detención de un hombre en posesión de un arsenal horas y que planeaba asistir al desfile del Orgullo Gay que se realizaba en esa ciudad.

Ese desfile transcurrió normalmente aunque abrumado como todo Estados Unidos por la tragedia de Orlando.

El FBI reveló haber interrogado a Omar Seddique Mateen en años recientes por sus supuestas "simpatías" con el EI pero que la investigación no avanzó.

Una agencia de prensa vinculada con el EI informó, citando una fuente anónima, que el atacante, que murió en un intercambio de disparos con la policía, era un "combatiente" de la organización yihadista.

Pero el padre del sospechoso dijo creer que su hijo estaba motivado por el odio a los gays, y no por su fe musulmana.

"Él vio a dos hombres besándose frente a su esposa y su hijo y se puso furioso", dijo Mir Seddique a la cadena NBC.

El tiroteo, sumado a una toma de rehenes de varias horas, dejó 50 muertos y 53 heridos, algunas de gravedad.

El presidente Barack Obama condenó "un acto de terror y de odio" y ordenó ondear las banderas a media asta en los edificios federales.

Gobiernos de todo el mundo expresaron su condena y el papa Francisco repudió "esta nueva manifestación de una locura homicida y de un odio sin sentido".

El ataque también provocó reacciones de rechazo de organizaciones musulmanes en Estados Unidos, que condenaron un "crimen de odio".

"Violenta nuestros principios como estadounidenses y musulmanes. Quiero ser claro, no toleramos el extremismo de ningún tipo", dijo Nihad Awad, director del Consejo sobre Relaciones Islámicas-Estadounidenses.

Pero la masacre también la cuestión del terrorismo al corazón de la campaña electoral por las presidenciales estadounidenses.

El virtual candidato republicano, Donald Trump arremetió en un comunicado contra Obama y su futura rival demócrata Hillary Clinton por omitir mencionar lo que llama el "radicalismo islámico".

"Quiero severidad y vigilancia. Debemos ser inteligentes", dijo en Twitter.

Clinton lamentó, también en Twitter, "este acto horroroso". Poco después su campaña anunció la suspensión de un acto de campaña conjunto con Obama, previsto para el 15 de junio.

Era una noche de sábado como todas en la discoteca Pulse y eso significaba una sola cosa: una estridente y larga celebración que no terminaría sino en las primeras luces del domingo.

Pero los testigos luego describirían escenas de horror, de cuerpos cayendo y de sangre por doquier.

"Era un completo caos", dijo a la AFP Janiel Gonzalez.

"La gente gritaba 'Ayúdenme, ayúdenme, estoy atrapado' y la gente se pisoteaba", señaló este joven a las puertas del hospital de Orlando donde la mayoría de las víctimas fue trasladada.

Había más de 300 personas en Pulse.

La situación se transformó alrededor de las 02H00 am en una toma de rehenes, según la policía.

Tres horas después, el equipo de élite SWAT entró al lugar usando explosivos y rompiendo la pared con un carro blindado conocido como BearCat. El sospechoso murió en medio de una ráfaga de tiros, según el relato policial.

Las autoridades comenzaron el penoso trabajo de identificación con siete nombres publicados: todos hombres, con nombres latinos, entre 20 y 36 años.

Y a medida que pasan las horas el desenlace se espera aún más desolador para la comunidad hispana en este estado del sureste estadounidense con una importante población de origen latinoamericano.

"Lamentablemente habrá más hispanos que pierdan sus vidas o queden heridos a medida que salgan más nombres", dijo el gobernador de Florida, Rick Scott, luego de asistir a una vigilia en la iglesia pentecostal El Calvario, que tiene un gran número de fieles de origen latino.

Scott activó el estado de emergencia en el condado Orange, que incluye a Orlando.

En Los Angeles, la parada por el orgullo gay continuó como planeado con miles de personas congregadas en una mezcolanza de tristeza y desafío.

"No nos encogeremos. No nos esconderemos en nuestros hogares. No volveremos a los closets. Estamos afuera para marchar, celebrar y llorar", dijo el alcalde de Los Angeles, Eric Garcetti.

Numerosas comunidades planeaban vigilias, desde San Diego a Nueva York, donde, en señal de duelo, el edificio Empire State apagó su iluminación.

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