Los datos del mes de mayo del paro registrado y la afiliación a la Seguridad Social reflejan una dinámica positiva en la economía española. En estos momentos casi ningún experto apuesta por un crecimiento del PIB inferior al 3%. Muchos anuncian que se repetirá el 3,2% de 2016 y, si sigue la dinámica, es posible llegar al 3,5%.
Con ese crecimiento es muy probable que se creen 600.000 puestos de trabajo en 2017. También que el porcentaje del paro baje del 17%. Poco más de 3,1 millones de desempleados serán los registrados en el SEPES. Se habrán recuperado el 80/90% de los puestos destruidos en la crisis. Eso aliviará las cuentas de la Seguridad Social y reequilibrará la de las pensiones aunque aún sean negativas. El aumento de puestos de trabajo supondrá un crecimiento de los ingresos públicos, vía IRPF, mientras el del consumo lo hará vía IVA. El déficit español dejará de preocupar a la UE y la deuda pública, en torno al 100% del PIB, dejará de crecer.
Un horizonte esperanzador en el que influye la mayor capacidad exportadora de las empresas españolas y el crecimiento espectacular del turismo. La balanza comercial y la de pagos dejarán de ser una preocupación. Además, el país vecino, Portugal, sale del agujero con tasas de desempleo inferiores al 10%; y cuentas públicas saneadas. El mercado ibérico ha entrado en un periodo expansivo. Un mérito de los esfuerzos de trabajadores, autónomos y empresarios.
¿Amenazas? Por supuesto que las hay. Las más importantes las políticas. Despejada la aprobación de los Presupuestos de 2017 quedan dos principales: a) lo que Rajoy llama chismes; b) el desafío de los independentistas catalanes.
Los chismes de Rajoy giran en torno a las noticias de corrupción. Será el tema estrella de la moción de censura de Iglesias contra el Presidente. Una moción estéril desde el punto de vista de resultados tangibles, pero eficaz en cuanto a la propaganda. El mes de junio tendrá una tormenta política lejana en la realidad de España, pero con gran ruido de aparato eléctrico; rayos y truenos de la Gürtel y la Púnica, de Bárcenas y las cuentas del partido.
Tan escandalosa que se corre el riesgo de que Ciudadanos caiga en la tentación y rompa el pacto de investidura que va camino a ser de legislatura. En 2018/2019 la tentación aún será más fuerte. Pero Rajoy, que ya tiene sustituto gallego a la vista, no es persona fácil de batir. Rivera de la mano de él, o de Feijoó, puede entrar a formar parte del Gobierno después de las próximas elecciones en un periodo de expansión económica. Eso le consolidaría como político. Por el contrario si se alía con Pedro Sánchez y su PSOE izquierdista, la derecha asustada con el fantasma de un Frente Popular puede darle una sorpresa electoral y dejarlo fuera de juego.
El otro problema, el del secesionismo de los independentistas catalanes, está llegando a su momento crítico. En otoño se verá la respuesta del Gobierno que cuenta, incluso, con el apoyo de Sánchez. Ante la determinación del Estado ¿recularán Puigdemont y el PDECat? La CUP no lo va a hacer y el zorro de Junqueras, tan listo, sacará beneficio del choque de trenes. Aplicará la táctica de Mao en la “Gran Marcha”. Si el enemigo avanza, retrocedo; si el enemigo retrocede, avanzo. Dirá que su objetivo es siempre el mismo: la independencia. Pero que las circunstancias mandan y será President e una autonomía española.
Así que la España del esfuerzo y el trabajo, la económica, se enfrenta a la del chalaneo y el tacticismo, la política ¿Ganará la última como ha ocurrido en los tres últimos siglos?
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