Finalmente ocurrió: Trump se aseguró la candidatura republicana a la Casa Blanca

El millonario Donald Trump sostuvo este jueves que ya obtuvo los delegados necesarios para asegurarse la nominación del Partido Republicano a las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos, un paso que hace menos de un año muy pocos creían posible.

"Me siento honrado", dijo Trump en una conferencia de prensa, rodeado por un puñado de delegados que anunciaron su apoyo en la convención partidaria, permitiéndole superar la marca de los 1.237 representantes para sellar su victoria.

"Estas personas que están detrás de mí nos permitieron superar la barrera", dijo Trump en una conferencia de prensa en Bismarck, Dakota del Norte (noroeste), acompañado en el escenario por delegados de ese estado que comprometieron su apoyo al empresario en la convención partidaria.

Este jueves, las cadenas CNN y ABC, así como la agencia Associated Press, habían informado que ese apoyo le había permitido a Trump franquear la barrera de los 1.237 delegados a la convención partidaria.

Formalmente, el partido no divulgará el número total de delegados hasta el inicio de la convención, prevista entre el 18 y el 21 de julio en Cleveland.

Todos los analistas coinciden en afirmar que de cualquier manera Trump conseguiría los 1.237 delegados necesarios durante la primaria republicana que se realizará el 7 de junio, en California.

El polémico millonario tomó de sorpresa a todo el sistema político estadounidense al lanzar su candidatura presidencial en la segunda mitad del año pasado, un paso que inicialmente fue tomado con ironías por la conducción del Partido Republicano.

Detestado por esos líderes, Trump decidió enfrentarse a la formidable máquina política y financiera republicana, y en su campaña demolió sin piedad a nada menos que 16 adversarios, incluyendo 'pesos pesados' como Jeb Bush, exgobernador de Florida, hijo y hermano de expresidentes.

Haciendo gala de una oratoria por momentos confusa pero siempre incendiaria, Trump allanó su camino con propuestas como construir un muro en la frontera con México, expulsar a 11 millones de ilegales del país o vedar el ingreso de musulmanes al territorio estadounidense.

Trump tampoco ahorró artillería verbal contra dirigentes del propio Partido Republicano que se le pusieron en el camino, como la gobernadora de Nuevo México, Susana Martínez, quien podría haberle abierto las puertas al apoyo de la una parte de la comunidad hispana.

El miércoles, un acto público de Trump en Anaheim, en California, terminó con un enorme operativo policial en las inmediaciones para dispersar a manifestantes opositores a su candidatura. Por lo menos ocho personas fueron detenidas.

Ya el día anterior otro acto de Trump en Albuquerque (Nuevo México) terminó con varios policías heridos, tras el caos que se creó en las afueras del recinto donde tenía lugar el evento. Sin embargo, Trump lo calificó de "fiesta de amor".

A pesar del éxito en las primarias, Trump aún tiene por delante la resistencia de parte de la conducción del partido, en especial del influyente Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes, quien insiste en que no está "listo" para apoyar al millonario.

Ryan -el político republicano con más elevado cargo público en la actualidad- dijo este jueves que su preocupación fundamental era trabajar por la unidad partidaria para las elecciones.

Para eso, dijo, es necesario tener "unidad real en el partido, no una unidad fingida".

En la elección presidencial, Trump muy probablemente se enfrentará a la exsecretaria de Estado Hillary Clinton, franca favorita en la disputa interna del Partido Demócrata, pero quien no logra liquidar su lucha voto a voto con el senador Bernie Sanders.

La campaña de Clinton sufrió un pesado golpe el miércoles ante la divulgación del resultado de una auditoría interna en el Departamento de Estado que criticó en duros términos el uso que hizo de un servidor particular de correo electrónico para tratar asuntos oficiales.

Además, diversas proyecciones sobre tendencia de voto muestran que la ventaja que Clinton tenía sobre Trump literalmente se esfumó. Por lo menos uno de los sondeos inclusive ya colocó a Trump por delante.

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