HRW denuncia que la tortura sistemática de la Policía de Egipto podría ser un crimen contra la Humanidad

  • Reclama al presidente egipcio que ordene la creación de una fiscalía especial para perseguir los abusos policiales
EUROPA PRESS

Human Rights Watch (HRW) ha denunciado este miércoles que el uso sistemático de la tortura por parte de la Policía en Egipto contra los detenidos políticos --con prácticas como las descargas eléctricas y las violaciones-- podría considerarse un crimen contra la Humanidad.

Entre las prácticas llevadas a cabo por las fuerzas de seguridad egipcias se encuentran las palizas, las descargas eléctricas, los abusos sexuales o el sometimiento continúo a posiciones físicas incómodas --el individuo debe aguantar posturas en las que la mayoría de su peso recae sobre uno o dos músculos y aguantar hasta que el dolor le desgarre--.

El informe, titulado 'Hcamos cosas irraciones aquí: tortura y seguridad nacional en el Egipto de Al Sisi', señala a los agentes de la Agencia Nacional de Seguridad del Ministerio del Interior como los principales autores de este tipo de torturas usadas para que los sospechosos confiesen o revelen información, aunque, en ocasiones, los abusos se practican con el único fin de castigar a los detenidos.

El presidente de Egipto, Abdelfatá Al Sisi, "ha dado luz verde a la Policía y a las fuerzas de seguridad del estado para usar la tortura siempre que quieran", ha declarado el director adjunto de Human Rights Watch para Oriente Próximo, Joe Stork.

HRW ha denunciado que este uso generalizado de la tortura podría considerarse un crimen contra la Humanidad. La Fiscalía suele ignorar las denuncias que presentan los detenidos relatando los malos tratos que reciben y que, en muchos casos, se convierten en tortura, lo que ha creado un clima de total impunidad, explica la organización no gubernamental.

Stork ha alertado de que "permitiendo que los servicios de seguridad cometan este crimen atroz en todo el país solo se está invitando a otro ciclo de agitación", en referencia a la ola de protestas registrada durante la denominada Primavera Árabe.

Por ello, HRW ha exigido que el presidente Al Sisi que ordene al Ministerio de Justicia la creación de una fiscalía especial e independiente que se encargue de inspeccionar los lugares de detención e investigar las denuncias de abusos policiales.

La ONG ha subrayado que, teniendo en cuenta que el Gobierno egipcio ha "fracasado" en la persecución de la actual "tortura epidémica" por parte de las fuerzas de seguridad, los países miembro de la ONU debería investigar y procesar a las autoridades a las autoridades egipcias acusadas de cometer, ordenar o apoyar la tortura.

UNAS 60.000 PERSONAS DETENIDAS DURANTE EL MANDATO DE AL SISI

Tal y como detalla HRW en su informe, en el tiempo que lleva Al Sisi de mandato, las autoridades egipcias han detenido al menos a 60.000 personas, han hecho desaparecer de forma forzosa a cientos durante meses, han dictado sentencias de muerte preliminares a otros cientos de personas, han creado al menos 19 prisiones nuevas y han juzgado a miles de civiles en tribunales militares, todo ello con el fin de mantener este flujo de violencia y control.

Varios detenidos han relatado que las sesiones de tortura comenzaban con descargas eléctricas que sufrían con los ojos vendados y esposados, mientras recibían bofetadas y puñetazos o les golpeaban con palos y barras de metal.

Si el sospechoso no daba las respuestas que los policías esperaban, aumentaban la potencia y la duración de las descargas, a lo que se sumaban golpes en los genitales. "Estás a su merced (...) Sufrí descargas eléctricas en la cabeza, los testículos y en las axilas. También hervían agua y me la tiraban encima, lo hacían cada vez que perdía la conciencia", ha contado Jaled, un joven de 29 años que sufrió tortura.

Otra de las prácticas más utilizadas son las posturas físicas de estrés. Human Rights Watch ha denunciado el empleo de dos tipos de posturas para infringir dolor. Una de ellas consiste en colgar del techo al sospechoso atándole los brazos hacia atrás, una posición antinatural que causa un dolor insoportable en la espalda y en los hombros, llevando incluso a dislocaciones.

La otra es la llamada postura del "pollo" o "grill", en la que se coloca una barra entre los codos y la parte posterior de las rodillas para luego atar las manos del sospechoso justo por encima de sus espinillas. Entonces se levanta la barra y el detenido queda en suspensión en el aire, "como un pollo en un asador", según ha descrito HRW.

UN PAÍS REGIDO POR LA IMPUNIDAD

La ONG ha asegurado que la tortura siempre ha sido una "constante" dentro del sistema judicial de Egipto. De hecho, los abusos cometidos por las fuerzas de seguridad estuvieron entre los motivos que desencadenaron la ola de protestas que culminó con la dimisión en febrero de 2011 del entonces presidente del país, Hosni Mubarak.

El incremento del clima de impunidad que existe con respecto al uso de la tortura se instaló, a juicio de HRW, a partir de 2013 cuando el general Abdelfatá al Sisi dio el golpe de Estado que derrocó al entonces jefe del Estado, Mohamed Morsi.

HRW ha asegurado que, desde la llegada de Al Sisi al poder, las autoridades han reconstituido y ampliado los instrumentos represivos que había establecido Mubarak. La regularidad de la tortura y la impunidad para su práctica es tal que, en muchos casos, los detenidos ni siquiera se molestan incluso presentar denuncias ante los fiscales, según la ONG.

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