Irache recibe más de 400 consultas y quejas por fraudes en la búsqueda de empleo

EUROPA PRESS
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Como ejemplo, en el caso de una oferta de empleo que ha llegado reenviada a varios socios de Irache a través de whatsapp, se ofrecen cinco puestos de trabajo de reponedor en una cadena alimentaria y se asegura un sueldo de más de 1.100 euros. Para optar a él, piden que se les envíe una foto y otra del DNI por las dos caras.

Posteriormente usan la información para conseguir préstamos de hasta dos mil euros o dar de alta contratos a nombre del usuario, que se da cuenta de la estafa cuando le exigen los pagos.

Según ha explicado Irache en una nota, en algunas ocasiones se ha llegado a producir incluso una entrevista en una cafetería con una persona que ha contado las características del empleo y en la que el consumidor ha facilitado sus datos personales o bancarios.

Pasado un tiempo, y cuando el consumidor trata de contactar con esta persona, el número telefónico ya no existe y en la dirección postal no existen ninguna empresa como la que pone en la tarjeta que le entregó.

Además, en redes sociales se han realizado estafas con falsas ofertas de empleo. Algunas cuentas ofrecen trabajo y remiten a números de teléfono móvil. Sin embargo, cuando el usuario llama, se les reorienta a un nuevo número, éste de tarificación adicional, pese a que estos números no se pueden utilizar para hacer ofertas laborales.

Si el consumidor llama, le hacen constantes preguntas, tanto personales como laborales, y según la duración de la llamada los costes de estas conversaciones han superado en algún caso los cuarenta euros al consumidor.

Junto a ello, se siguen dando ofertas falsas en páginas web. Se trata de realizar trabajos que el consumidor puede efectuar en su domicilio, como pequeños artículos publicitarios u otros trabajos manuales, que supuestamente la empresa venderá posteriormente. Al usuario se le solicita dinero, de hasta 50 euros, supuestamente para encargar el material con el que elaborar los artículos. Una vez abonado el dinero, el usuario no consigue contactar con la empresa.

También ha detectado Irache otra falsa oferta de trabajo consistente en hacer encuestas. Sin embargo, para acceder a las bases de datos para las direcciones a las que dirigirse necesita pagar 25 euros, un dinero que el consumidor no recupera.

Otras veces las personas que buscan un trabajo han sido utilizadas, incluso, para fraudes bancarios o incluso blanqueo de dinero. A estas personas les han ofrecido, generalmente a través de internet, pagos de hasta 250 euros solo por ofrecer su cuenta corriente para recibir un dinero y transferirlo posteriormente a otra cuenta. En algunos casos, han sido utilizados en circuitos de delincuencia financiera e incluso en algún caso han tenido que dar cuenta antes los tribunales.

Otras personas han querido acceder a una oferta de trabajo en el extranjero. En el anuncio se adelantan datos como el horario o el salario a percibir. Con la excusa de gastos administrativos y de gestión, como reservar el puesto, el billete de avión, tramitar la situación de la persona en el país de destino o arreglar el alquiler donde va a ser alojada los primeros meses, se solicitan que se paguen adelantos de hasta 160 euros, que se devolverán cuando firme el contrato laboral. Una vez que el consumidor paga el dinero, no tiene forma de volver a contactar con la supuesta empresa.

Además, según ha explicado Irache, siguen dándose engaños por parte de empresas que prometen un trabajo al usuario, que en realidad es un contrato de formación para conseguir un título o preparar unas oposiciones. Tras convencer al ciudadano de que con el pago conseguirá prácticamente seguro un puesto laboral, del que cuentan todas las bondades, y después de que éste firme financiaciones de hasta 1.800 euros, lo que llega a su casa no es más que material didácticos o información sobre curso a los que puede acudir.

La asociación ha señalado que en la mayor parte de las ocasiones, la empresa formativa tiene todo muy controlado y en el contrato se deja muy claro que se trata de un contrato de formación y que en ningún momento se ha garantizado un puesto de trabajo, pese a que en la entrevista sí se le hizo ver este extremo. Por ello, aunque se reclame la devolución, la academia alega que se está cumpliendo a rajatabla el contrato. En alguna ocasión, aunque no es lo habitual, el contrato no es correcto y se ha llegado a presentar una demanda judicial contra la empresa de formación.

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