Janaina, Marcos, María de cuatro años y David de solamente un año fueron asesinados con frialdad en su chalé de la calle de Los Sauces, en la urbanización La Arboleda de Pioz (Guadalajara). Pero no fueron torturados, según los escasos datos facilitados por los agentes de Policía Judicial de la Guardia Civil que se han hecho cargo de la investigación.
Los cuatro miembros de la familia, aparentemente de nacionalidad brasileña, se habían empadronado en Pioz el pasado 21 de julio,y todo señala a que buscaban un perfil bajo, pasar desapercibido para escapar de algo o alguien.
Seis bolsas de plástico con los restos de la familia fue lo que se encontraron los primeros agentes que accedieron al chalé alquilado, alertados por el mal olor que salía de la vivienda y que llevó a un vecino a avisar a las autoridades."La muerte fue rápida y las víctimas no sufrieron. No hay signos de tortura"
Los adultos habían sido descuartizados, y los niños degollados. Pero no fueron torturados, se trató de una ejecución. Al parecer, el asesino o los asesinos solamente buscaban la muerte de toda una familia, no necesitaban saber más. Por eso hay fuentes cercanas al caso que sospechan "del carácter profesional" de los autores del crimen. "La muerte fue rápida y las víctimas no sufrieron. No hay signos de tortura", han declarado fuentes cercanas a la investigación.Secreto de actuaciones
El Juzgado de Instrucción Número 1 de Guadalajara ha decretado el secreto sobre todas las actuaciones relacionados con el caso, a la espera de que las autopsias ofrezcan confirmación de las identidades reales de las cuatro víctimas y para preservar cualquier ventaja que pueda servir a la Guardia Civil para dar con los autores.
Los agentes de la Unidad de Policía Judicial de la Guardia Civil que investiga el crimen son de la Comandancia de Guadalajara y desde Madrid sólo ha acudido a ayudar el Equipo Central de Inspecciones Oculares, los técnivos con monos blancos que buscan todas las pistas en la escena de una crimen. Pero, por el momento, no se ha reclamado la intervención de agentes de la UCO.
La principal desventaja a la que se enfrentan los investigadores es el tiempo pasado desde el crimen, toda vez que desde el pasado 22 de agosto ninguno de los vecinos de la urbanización recuerda haberlos visto. Si el crimen pudo haberse cometido en esa fecha, los asesinos llevan un mes de ventaja sobre los agentes que tratan de esclarecer la matanza.
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