Los presidentes de Malí y Níger, Ibrahim Boubacar Keita y Mahamadou Issoufou, respectivamente, han indicado que esta fuerza --integrada además Burkina Faso, Chad y Mauritania-- es fundamental para combatir la amenaza.
"Llevamos a cabo esta lucha contra el terrorismo no sólo para proteger a nuestra propia gente y nuestros países, si no a todo el mundo", ha dicho Issoufou. "El terrorismo no conoce fronteras. Irá a Europa, irá a Estados Unidos. El mundo debe movilizarse", ha agregado.
Así, ha hecho referencia a la fuerza multinacional en la región del lago Chad --integrada por Camerún, Chad, Níger y Nigeria-- y a sus éxitos en la lucha contra la secta islamista nigeriana Boko Haram.
Esta fuerza regional está financiada por Nigeria, la principal economía del continente, fondos con los que no cuenta el G-5 del Sahel, que no puede hacer frente al coste del despliegue.
"Es importante que la comunidad internacional tome nota de esto y se una para darnos recursos para garantizar que nuestra misión puede cumplirse", ha subrayado el mandatario nigerino.
Por su parte, Keita ha recalcado que "sólo hay medios limitados", defendiendo que "si se comparte el poder, los elementos soberanos tendrán más fuerza y más vitalidad de la que se imagina".
Issoufou ha afirmado que la fuerza podría ser dividida en tres despliegues en la región del Sahel: uno en el este, integrado por fuerzas chadianas y nigerinas; uno en el centro, con fuerzas de Níger, Malí y Burkina Faso; y otro en el oeste con tropas mauritanas y malienses.
La idea de la fuerza del G-5 del Sahel fue planteada en 2015, pero fue en julio de 2016 cuando los países integrantes del bloque alcanzaron un acuerdo. Está previsto que integre a 5.000 efectivos.
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