Manifestantes iraquíes amenazan con volver a las calles de Bagdad si no hay nuevo gobierno

Los miles de manifestantes iraquíes que este fin de semana tomaron por asalto el Parlamento y una zona ultraprotegida de Bagdad amenazaron este lunes con volver a hacerlo si los diputados no aprueban un nuevo gobierno para luchar contra la corrupción.

En este difícil contexto político, la violencia siguió azotando este lunes al país: un atentado con coche bomba contra fieles chiitas en la capital iraquí causó al menos 14 muertos, y decenas de heridos, entre ellos varios niños.

El atentado no fue reivindicado pero este tipo de ataque es habitualmente llevado a cabo por el grupo yihadista sunita Estado Islámico (EI) que considera a la comunidad musulmana chiita como herética.

Se trata del segundo ataque contra los chiitas en los últimos tres días: el EI perpetró un ataque similar contra peregrinos chiitas el sábado en la periferia de Bagdad, matando al menos a 23 personas.

El pasado fin de semana, miles de personas invadieron la Zona Verde de Bagdad, un barrio ultraprotegido sede de instituciones, y ocuparon el Parlamento durante varias horas, tras varias semanas de protestas para denunciar la inacción del mismo, y de reclamar un nuevo gobierno capaz de aplicar reformas anticorrupción.

Situada en el centro de Bagdad, la Zona Verde alberga, además del Parlamento, el palacio presidencial y las oficinas del primer ministro, así como numerosas embajadas, entre ellas la de Estados Unidos.

Irak atraviesa una grave crisis política desde hace semanas. Numerosos partidos se oponen al proyecto del primer ministro de poner en marcha un gobierno de tecnócratas, por miedo a perder algunos de sus privilegios.

Los manifestantes, muchos de ellos seguidores del influyente dignatario chiita Moqtada Sadr -cuya milicia se desplegó en las inmediaciones del Parlamento el sábado por la noche- se retiraron de la zona, pero amenazan con volver a bajar a las calles de la capital si sus exigencias no son satisfechas.

Sadr apoya los esfuerzos del primer ministro chiita Haider Al Abadi para que el parlamento apruebe un equipo gubernamental formado por tecnócratas que, según él, llevarán a cabo reformas contra la corrupción.

Pero aún se ignora cuáles serán los próximos pasos políticos en Irak al inicio de esta semana. El propio Sadr viajó al vecino Irán, país que apoya a los bloques chiitas de Irak.

"El líder del movimiento 'sadrista' dejó" el lunes por la mañana el aeropuerto de Najaf "con destino al aeropuerto Imam Jomeiny" en Teherán, indicó a la AFP un responsable del aeropuerto de Najaf.

Parece poco probable que los legisladores iraquíes puedan volver a reunirse esta semana, tras los acontecimientos recientes, pues la sede parlamentaria requiere una profunda limpieza y restauración tras los destrozos causados por los manifestantes.

Varios vehículos de los parlamentarios fueron destrozados, y los propios legisladores no parecen dispuestos a exponerse a otro ataque.

"Se ha decidido celebrar una sesión parlamentaria la próxima semana en otra lugar porque el recinto (del parlamento) ha quedado dañado", dijo a la AFP el diputado Abas al Bayati. Sin embargo no ha habido comunicado oficial de la cámara al respecto.

Tras los disturbios del sábado, Abadi ordenó que los causantes de los alborotos sean procesados judicialmente, pero las fuerzas de seguridad guardaron luego distancia con los manifestantes el domingo en la Zona Verde.

Desde su llegada al poder en septiembre de 2014, Abadi enfrenta una dura oposición de parte de su predecesor, Nuri al Maliki.

Mientras tanto, Estados Unidos dirige una coalición internacional que apoya las ofensivas de las fuerzas iraquíes para recuperar territorios que desde hace dos años están en manos del grupo EI, incluida la segunda ciudad del país, Mosul.

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