Miles de manifestantes concentrados en el barrio de las instituciones de Bagdad

Miles de manifestantes concentrados este domingo en la fortificada Zona Verde de Bagdad se preparaban para abandonar el área tras ocuparla durante varias horas, mientras el primer ministro, Haider al Abadi, amenazaba con llevar ante la justicia a los alborotadores.

"El comité organizador de la manifestación anuncia la retirada de los manifestantes de la Zona Verde", que alberga numerosas instituciones del país y embajadas extranjeras, indicó un comunicado distribuido por la oficina del influyente líder chiita Moqtada Sadr, cuyos partidarios constituyen mayoría entre los manifestantes.

Según el texto, la retirada fue decidida en respeto a un importante peregrinaje chiita.

El sábado, los ciudadanos invadieron esta zona, después de varias semanas de protestas para denunciar la inacción del Parlamento, y reclamar un nuevo gobierno capaz de aplicar reformas anticorrupción.

Irak atraviesa una grave crisis política desde hace semanas. Numerosos partidos se oponen al proyecto del primer ministro de poner en marcha un gobierno de tecnócratas por miedo a perder algunos de sus privilegios.

En contraste con las fuertes tensiones que se vivieron el sábado, los manifestantes se hacían fotos este domingo y paseaban por el área normalmente cerrada al público, mientras la capital iraquí seguía bajo altas medidas de seguridad.

"Es la primera vez que vengo aquí desde la visita con mi escuela, bajo (el gobierno de) Sadam (Husein)", expresidente iraquí derrocado y ejecutado en 2006, dijo Yusef al Asadi, de 32 años, mientras se hacía una autofoto delante de un monumento militar.

"Es uno de los lugares más bonitos de Bagdad. Debería estar abierto a todo el mundo", agregó. "Aquí, hay aire acondicionado y electricidad por todas partes, mientras que el pueblo sufre cortes de electricidad constantemente".

Durante el verano (boreal) de 2015 hubo importantes manifestaciones en protesta por estos cortes.

Tras los disturbios del sábado, Abadi ordenó que los causantes de los alborotos sean procesados judicialmente, pero las fuerzas de seguridad guardaban distancia con los manifestantes el domingo en la Zona Verde.

Abadi "ordenó al ministro de Interior que persiga y lleve ante la justicia a quienes atacaron a las fuerzas de seguridad, a los ciudadanos, a los miembros del Parlamento y a quienes vandalizaron propiedades del Estado", según un comunicado de su oficina.

El sábado, algunos manifestantes atacaron al menos a un diputado y dañaron varios vehículos, al tiempo que otros les pedían que actuaran "pacíficamente" e intentaban limitar la destrucción de bienes materiales.

El gobierno tomó medidas inmediatamente para reforzar la seguridad alrededor de la Zona Verde.

Muchos de los asistentes a la marcha eran simpatizantes del influyente dignatario chiita Moqtada Sadr, cuya milicia se desplegó en las inmediaciones del Parlamento el sábado por la noche.

Abadi, un diputado chiita en el poder desde septiembre de 2014, intenta desde hace semanas que el parlamento apruebe un equipo gubernamental formado por tecnócratas que, según él, llevarán a cabo reformas contra la corrupción.

"Incluso los irquíes más sectarios ven el fracaso de sus dirigentes y de su sistema", consideró Patrick Skinner, exoficial de la CIA, hoy consultor en Soufan Group.

"La cuestión no es 'por qué ahora', sino porqué esto ha tardado tanto", declaró, refiriéndose al movimiento de protestas. "El sistema (iraquí) no funciona", agregó.

El martes, los diputados aprobaron una parte de los candidatos propuestos durante una agitada sesión en la que algunos parlamentarios lanzaron botellas contra el primer ministro.

"Abadi parece cada vez más impotente (...) es, simplemente, muy débil", declaró Kirk Sowell, editor del boletín informativo Inside Iraqi Politics.

La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, condenó el asalto al parlamento y advirtió que esto podría desestabilizar más el país, que atraviesa dificultades económicas por la caída del precio del petróleo.

Por su parte, Estados Unidos mostró su temor por si esta crisis "desvía" la atención de las autoridades en la lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico, "la verdadera amenaza" para los iraquíes, según un alto responsable estadounidense.

El domingo, esta organización yihadista sunita reivindicó un doble atentado suicida con coche bomba en Samawa, en el sur del país, una región de mayoría chiita, que en general no suele ser objeto de ataques del grupo EI. Ambos atentados causaron al menos 33 muertos y una cincuentena de heridos.

Washington dirige una coalición internacional que apoya las ofensivas de las fuerzas iraquíes para recuperar territorios en manos del grupo EI, incluida la segunda ciudad del país, Mosul.

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