"Nadie se explica lo de María. Estamos en estado de shock", dicen sus compañeros

María Villar Galaz.
María Villar Galaz.
Diego Caldentey

María Villar Galaz, la sobrina de Ángel María Villar, salió de su trabajo, en las oficinas de IBM Santa Fe, México, al caer la noche. Esa es una de las dos sedes principales de la empresa tecnológica en el país latinoamericano. La otra está situada en el corazón del DF.

Caminó una breve distancia, sola, para dirigirse al cajero automático. Era martes y 13, pero nadie supondría que esa fecha podría depararle la peor de las desgracias... una tragedia que nadie se explica todavía.

Después de retirar dinero de la máquina expendedora de billetes, la mujer cogió un taxi. Ese es el último rastro de ella con vida. Dos días después fue hallada asesinada en un riachuelo, atada de pies y manos, y con una bolsa en la cabeza que le causó la muerte por asfixia. El cuerpo yacía en un paraje situado en una comunidad llamada Mirasol, en el municipio de Santiago de Tianguintesco, del estado de México

Lainformacion.com se ha puesto en contacto con la filial de IBM en Santa Fe, Polanco, México. Este miércoles, tanto Susana Maldonado como Ana Paula Nasif, compañeras de María y responsables del área institucional de la compañía, recibieron decenas de requisitorias de la prensa para intentar obtener algún testimonio cercano de compañeras de las víctimas. El silencio es (casi) hermético en la compañía, por orden de los investigadores.

Si bien decidieron no formular más declaraciones públicas a la prensa, el testimonio de Álvaro F., quien trabajó durante tiempo en las oficinas de IBM Santa Fe y luego fue trasladado a la otra sede de México DF aporta algunos elementos del estado general de zozobra y consternación que impera entre los compañeros de la chica asesinada.

"Nadie se explica lo de María. Estamos en estado de shock. No era muy tarde cuando retiró dinero del cajero. Nosotros solemos hacerlo muchas veces. Esta es una zona de torres de edificios y rascacielos, de apartamentos de lujo y oficinas de alto standing. El error, tal vez, fue coger un taxi de la calle y no uno de radiollamada. En ese caso, sí que es peligroso, porque muchos taxistas están compinchados con delincuentes dedicados a los secuestros", afirma el trabajador, quien prefiere mantener su apellido en reserva.

Luis Méndez, corresponsal de varios medios mexicanos, periodista del diario de ese país Reforma durante años y ex corresponsal de medios como la Cadena Ser y Cambio 16 en la capital mexicana, coincide con la opinión del compañero de María. "Lo primero que hay que destacar es que se comete un grave error al criminalizar a México. Es una inmensa ciudad, relativamente segura, que en su área periférica aglutina a 20 millones de personas. Como toda urbe latinoamericana, en ella hay enormes contrastes y desigualdades sociales, con zonas seguras y otras muy peligrosas y humildes. Pero yo he vivido 15 años allí y a mí me asaltaron dos veces en mi vida. Una fue en México, es verdad, pero la otra fue en Madrid", comenta.

El periodista considera que la zona donde María trabajaba es lujosa. Reúne a empresas de primera línea y por eso multinacionales como IBM deciden instalarse allí. "Lo que no puede hacerse es retirar dinero de un cajero, sola, de noche. Y en el hipotético caso que llames un taxi, nunca hay que hacerlo con uno de la calle. Una persona blanca, mujer, sola, con acento extranjero, española, que sale de oficinas de IBM y retira dinero de un cajero en Santa Fe y para un taxi de la calle es blanco sumamente fácil de secuestradores", indica.

Lo que Méndez, los compañeros de la consultora y todos se preguntan es ¿por qué transcurrió tan poco tiempo desde que secuestraron a Villar hasta matarla? Apenas 48 horas después de ser raptada apareció muerta junto a un riachuelo. "Lo raro es que se pagó un rescate, y que después los secuestradores pidieron otro. Que la maten en tan breve período de tiempo es atípico, salvo que la chica haya visto el rostro de alguno de los secuestradores", afirma Octavio Rojas, periodista mexicano y director de la agencia de comunicación Tú a Tú.

"María ya llevaba tiempo viviendo en México (tres años). Todos saben allí que es conveniente moverse en vehículo propio y no en transporte público. Hay cosas bastante extrañas en este caso que debe resolver la investigación. Por eso en estas ciudades tienen tanto éxito empresas como Uber, que permiten que la imagen del conductor, la matrícula de un vehículo y los datos particulares del chófer queden perfectamente registrados", señala Rojas.

¿Por qué no hay aún imágenes de presuntos sospechosos ni información fidedigna sobre el caso? Álvaro, compañero de María, dice que este hecho no les hará extremar las medidas de precaución porque "ya de por sí, sabemos que hay que andar con mucho cuidado en la calle".

El último contacto de la joven con una amiga quedó registrado en su teléfono al filo de las 21.00 horas del martes 13 de septiembre. La chica fue vista por última vez con vida en una zona comercial entre Santa Fe y Polanco, cerca del trabajo. Allí no escasea la seguridad tanto pública como privada (la mayoría de los edificios y torres de viviendas cuentan con personal de seguridad privada).

También la zona cuenta con centros comerciales y restaurantes. Pero el periodista Luis Méndez aconseja centrar su mirada lejos de ese lugar. "No hay que preguntarse si la estaban siguiendo o si fue secuestrada al azar allí. Si había policías cerca o no. Puede haber mucha policía en las calles, pero el tema es hacia dónde se dirigió el taxi después de recogerla. Quién era el conductor y quiénes sus cómplices. Nadie puede prever lo que puede ocurrir después, una vez que alguien aborda un taxi", asegura.

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