El día que Rajoy, Aznar y Fraga vivieron en el PP la misma crisis que sufre hoy el PSOE

  • A finales de los 80, un grupo de aznaristas se atrincheró en Génova porque Antonio Hernández Mancha se negaba a dimitir. Llegaron a ocupar algunos despachos.

    Rajoy, Rato, Gallardón, Trillo, Celia Villalobos... y Bárcenas formaron parte de un grupo de rebeldes. Todo acabó con el regreso de Fraga.

El día que Rajoy, Aznar y Fraga vivieron en el PP la misma crisis que sufre hoy el PSOE
El día que Rajoy, Aznar y Fraga vivieron en el PP la misma crisis que sufre hoy el PSOE

La historia se repite. La crisis que está viviendo el PSOE esta semana ya la sufrió el PP hace casi 30 años. Mariano Rajoy lo vivió en primera persona. Por aquel entonces, un grupo de críticos también se rebelaron contra la dirección del partido e intentaron forzar su dimisión. 

Todo se remonta a 1986 cuando la entonces Alianza Popular celebró un congreso en el que se enfrentaron dos facciones: la liderada por el andaluz Antonio Hernández Mancha y la capitaneada por Miguel Herrero de Miñón. Ganaron los primeros, pero se produjo una fractura inevitable.

Formaban parte de ese grupo de críticos nombres como José María Aznar, Alberto Ruiz-Gallardón, Mariano Rajoy, Rodrigo Rato, Federico Trillo, Loyola de Palacio, Juan José Lucas, Félix Pastor... Estaban heridos y molestos con la dirección, división que se fue plasmando en sucesivos congresos provinciales donde ambas facciones se enfrentaron. 

En ese periodo se fueron produciendo intervenciones críticas contra Hernández Mancha y su equipo. Arturo García Tizón era el secretario general. Se recuerda, por ejemplo, un acto de Aznar en el Club Siglo XXI donde arremetió con dureza contra la cúpula de AP.

Era una guerra soterrada, pero la dirección del partido siguió manteniendo el poder. Hasta un día del año 88.

Se celebró una Junta Directiva Nacional donde los críticos plantearon la destitución de Hernández Mancha. La bronca fue memorable. El presidente no había cosechado ningún mal resultado a nivel nacional, sino que le echaban en cara que las encuestas no le eran favorables.

Hernández Mancha se negó a dimitir. Y se produjo algo muy parecido a lo que esta semana ocurrió en el PSOE. Un grupo de rebeldes se enfrentó a la dirección, a la que no reconocía. Incluso se llegaron a ocupar algunos despachos en Génova. Luis Bárcenas, que ya entonces trabajaba en la sede del partido, también participó en esta acción subversiva.

También hubo dirigentes que se alinearon con la dirección, como Ignacio Gil Lázaro o Isabel Ugalde, entre otros. Se celebró en la séptima planta un comité ejecutio donde se habló de medidas para frenar a los críticos: se valoró llamar al personal de seguridad o de expedientar a todos.

Finalmente, el clan de aznaristas cedió y Fraga anunció su vuelta, comunicando sus intenciones de presentarse al próximo Congreso. En vista de encontrarse en minoría, Hernández Mancha se marchó (o le echaron).

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