Policía de Puerto Serrano destaca falta de medios de la Jefatura cuando les atacaron "como animales"

  • La Sección Octava de la Audiencia Provincial de Cádiz juzga desde este lunes a tres hermanos acusados de los altercados ocurridos en Puerto Serrano (Cádiz) en enero de 2015, incluyendo un ataque a la Jefatura de Policía Local y el intento de homicidio de tres agentes, causando a uno de ellos la pérdida de un ojo. En la primera sesión, los agentes han destacado la falta de medios y de seguridad de la Jefatura, que se puso de manifiesto cuando los procesados les atacaron "como animales", con una "violencia desmesurada".
EUROPA PRESS

El juicio ha arrancado en medio de un fuerte despliegue policial para evitar incidentes a las puertas de la sede judicial, destacando también la importante presencia de agentes de Policía y de la Guardia Civil llegados de distintos puntos de la provincia gaditana y de la geografía española para mostrar su apoyo y solidaridad a las víctimas de los hechos que se juzgan, recibiéndoles y despidiéndoles con aplausos.

En esta primera sesión han declarado los tres acusados, que sólo han contestado a las preguntas de sus abogados, y los tres policías locales que intervinieron el día de los hechos.

El agente que sufrió mayores daños --sufrió la pérdida de un ojo y padece numerosas secuelas por las que se le ha concedido una incapacidad permanente total para el ejercicio de su profesión-- ha resaltado que tenía "los cinco sentidos puestos en ser profesional y actuar dentro de la legalidad" el día de los hechos.

En su declaración también ha puesto de manifiesto las carencias de las dependencias policiales, al ser una antigua estación de autobuses que "pintaron y a la que pusieron una placa y poco más", contando con cámaras de seguridad "simuladas" y careciendo incluso de calabozos para los detenidos.

El agente ha relatado que todo comenzó cuando patrullaba junto a su compañero y fue adelantado por un vehículo conducido por Jorge, uno de los acusados, acompañado de su sobrino menor de edad. Ha asegurado que circulaba "como en un circuito cerrado" y que parecía "darle igual pisar una bolsa de pipas que a una persona".

Al hacer caso omiso de las señales de alto, se inició una persecución en la que "pedía a Dios que no se cruzara nadie", pues iba a 80 kilómetros por hora en zonas limitadas a 20, algunos vehículos se vieron obligados a subirse a las aceras y había "gente corriendo", pues era sábado por la noche y había ambiente en las terrazas.

El acusado pudo ser detenido cuando se paró a comprar tabaco en un bar, pudiendo él y su compañero ponerle los grilletes "a duras penas", pues José, padre del menor y también acusado en este procedimiento, llegó al lugar y comenzó a agredir a su compañero para intentar evitar la detención de su hermano.

Ha explicado que llegaron a la Jefatura con el conductor detenido y "al mismo tiempo" llegó José con su hijo, informándole en ese momento de que también quedaba detenido por atentado a la autoridad. Acto seguido se dirigieron hacia los dos policías "como animales", recibiendo insultos, agresiones y amenazas.

Viendo el cariz que estaban adquiriendo los acontecimientos, optaron por cerrar con pestillo la puerta de la Jefatura para "intentar ganar en seguridad", llamando también "por marcación rápida" a un tercer compañero para que acudiera como refuerzo. El agente ha confesado que si hubiera tenido más tiempo hubiera "llamado al Ejército de Tierra", ya que "la violencia" de los procesados "era tan desmesurada que aquello era incontrolable".

En ese momento llegó Pedro, el tercer procesado y hermano de los dos anteriores, quien rompió el cristal de la puerta, abrió el pestillo y entró armado con "un cristal enorme", de "unos 20 centímetros o más, puntiagudo y afilado por los dos lados".

Los tres agentes, que no han incurrido en contradicciones, han relatado los ataques de Pedro con el cristal, con el que también se autolesionaba en un brazo. El policía ha explicado que sacó su arma en un momento, si bien optó por volver a enfundarla teniendo en cuenta que estaban en un recinto cerrado y el peligro de rebote, ya que intentó "en todo momento ser profesional y actuar dentro de la legalidad", lo que incluye la salvaguarda de los detenidos.

Ha explicado que hubo varios forcejeos y en un momento dado intentó hacer uso de un gel defensivo, si bien resbaló y acabó cayendo el líquido a su compañero. En un momento dado, José le agarró y Pedro le atacó en repetidas ocasiones con el cristal. "Lo único que recuerdo es que me explotó el ojo" y que los otros dos acusados y el menor "le animaban --a Pedro-- a que me matara".

Ha relatado que las fuerzas le flaqueaban, si bien logró salir de la Jefatura "sangrando como un animal" y refugiarse en el vehículo policial, siendo su único objetivo "salir con vida" para recibir asistencia médica y "reunirme con mi hijo".

HISTORIAL DE ADICCIONES

Los acusados han respondido únicamente a preguntas de sus abogados. Así, Jorge ha negado que condujera el vehículo de forma temeraria y tilda de exagerado el relato al respecto de los agentes, que ha dicho que se le "echaron encima" y que le llevaron "a guantazos" a la Jefatura de Policía Local.

Igualmente, ha puesto de manifiesto que sufre "trastorno de personalidad" y otras patologías, que consume droga desde los 12 años y que días antes de los hechos habían intentado internarlo en un centro psiquiátrico.

Por su parte, José ha dicho que él y su hijo no intervinieron "en nada". Según su versión, vio como arrestaban a su hermano y acudió a la Jefatura, donde le dijeron que él también estaba detenido. Luego, vio entrar "como un loco" a su hermano Pedro, de quien ha dicho que se autolesionó con el cristal, y también que empujó, agredió y forcejeó con los agentes.

Ha insistido en que ni él ni su hijo menor de edad intervinieron en la pelea "en ningún momento". El acusado ha expuesto a la Sala que llevaba "todo el día bebiendo" y que unos días antes había estado ingresado en un centro por sus adicciones.

"ESTOY ARREPENTIDO"

El tercer acusado, Pedro, ha dicho que ese día estaba "fatal" porque llevaba "todo el día fumando droga" en casa de su abuela, donde le avisaron de que habían detenido a sus hermanos. Por ello, acudió a la Jefatura y partió el cristal, aunque el "no quería".

Ha relatado que en las dependencias policiales vio a su hermano Jorge "en el suelo chillando" y que a su otro hermano y a su sobrino ni los vio. También ha dicho que un agente le apuntó con una pistola, que hubo un forcejeo y que él se cortó a sí mismo con un cristal, pero que no hizo "daño a nadie".

El procesado, que también ha hecho referencia a su historial psiquiátrico, ha asegurado acto seguido que "en la vida ha querido agredir" al agente, al que ha dicho conocer desde pequeño. Ha añadido que está "arrepentido" de lo ocurrido y le ha pedido "perdón" a él y a su mujer.

El juicio continuará este martes con la declaración de agentes de la Guardia Civil que intervinieron en la detención de los encausados, estando previsto que el jueves quede visto para sentencia.

Cabe señalar que están acusados de delitos de conducción temeraria, contra la seguridad del tráfico, resistencia, atentado con instrumento peligroso, tentativa de homicidio, daños y quebrantamiento de detención, así como de faltas de lesiones y de daños. El fiscal solicita para ellos penas que oscilan entre los 14 años y siete meses y los 32 años y medio de cárcel.

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