Rivera dice que no quiere terceras elecciones, pero se mantiene en las abstención, es decir, en no mojarse cuando sí lo hizo con el PSOE. Da una rueda de prensa antes de saber lo que va a hacer Pedro Sánchez, con lo cual suma frivolidad a la tibieza de su postura. Sin saber lo que hace el PSOE renuncia al sí solo para dar una respuesta antes que los socialistas y usar la bandera de nosotros lo intentamos. "Si nadie hace lo que nosotros hemos hecho hoy", dice Rivera, entonces habrá terceras elecciones. Política vieja, de cortas miras, solo para tener un slogan que vender en las elecciones que ahora parecen más cercanas que nunca. Y en las que C's puede acabar hundido a favor del voto útil al PP.
Dice Rivera que su pacto con los socialistas fue porque este garantizaba caras nuevas y porque podían sumar iniciativas desde un gobierno nuevo. C's ha tomado una decisión unánime (las unanimidades no son buenas en los partidos) y cierra la puerta pese a la insistencia de los periodistas, que no dan crédito porque las cuentas no dan, a votar sí en un último momento.
Rivera quiere dejar claro a sus votantes que no quiere ir de la mano de Rajoy bajo ningún concepto. Se escuda en la regeneración para decir no, y en que Rajoy dijo no a una investidura. Es su decisión. Sánchez opina lo mismo. Los incapaces nos acercan a unas terceras elecciones. Y decían que venían para cambiar la política. El más tranquilo ante este panorama vuelve a ser Rajoy, que los nuevos políticos, no tan nuevos, lo tengan claro.
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