EL VIENTO DISPERSA A LAS AVES MIGRATORIAS JÓVENES EN SU PRIMER VIAJE INVERNAL A ÁFRICA

Las aves migratorias que se reproducen en Europa se extienden por toda África durante el invierno en el hemisferio norte gracias a las condiciones del viento que encuentran en su primer viaje, según un estudio realizado por investigadores holandeses y finlandeses.
El estudio, revisado por pares y publicado en la revista ‘Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences’, indica que hasta ahora poco se sabía sobre cómo aprenden las aves a emigrar y que muchas de las que son jóvenes mueren en su camino a África por inanición, agotamiento o depredación, o porque son víctimas de cazadores o chocan con tendidos eléctricos u otras estructuras hechas por el hombre a lo largo del camino.
“Como investigadores, nos arriesgamos a seguir aves jóvenes con dispositivos caros. Hasta hora, la mayoría de la gente ha estudiado aves adultas porque tienen una mayor probabilidad de supervivencia. Para este estudio, sin embargo, decidimos colocar dispositivos de localización por satélite en 31 abejeros europeos jóvenes que nacieron en el suroeste de Finlandia”, explica Wouter Vansteelant autor principal del trabajo.
De esos 31 abejeros europeos (‘Pernis apivorus’), un total de 27 fueron capaces de iniciar su primer viaje al África subsahariana. “Veinticuatro de esos pájaros sobrevivieron a su primra migración y terminaron tan lejos al oeste como Mali y tan lejos al este como el Congo. El ave más occidental se localizó a más de 3.300 kilómetros del ave más oriental”, explica Vansteelant.
DESTINO NO PREDETERMINADO
Los investigadores encontraron que el lugar donde las aves habían terminado más al oeste o al este dependía de las condiciones de viento que encontraron en el camino. “También vimos que algunos individuos se desviaron de su curso para cruzar obstáculos. Una cuarta parte de los abejeros europeos, por ejemplo, evitó el mar Báltico volando sobre tierra a través de Escandinavia y, por lo tanto, terminó más al oeste que otras aves y de lo esperado por las condiciones del viento”.
Que los abejeros europeos jóvenes se dejen llevar por los vientos demuestra que su destino invernal no está predeterminado genéticamente y que los episodios meteorológicos azarosos deciden dónde cada individuo volverá a invernar el resto de su vida.
“Sospechamos que esta estrategia es muy común entre las aves migratorias y probablemente se desarrolló en un momento en que había suficientes hábitats de invernada adecuados en todo el África tropical”, apunta Vansteelant.
Los investigadores indican que está por ver si este patrón seguirá siendo viable ante la destrucción de los actuales hábitats por la intensificación de la agricultura, la deforestación y el cambio climático.
“Si queremos conservar las poblaciones reproductoras europeas de aves migratorias terrestres, debemos centrarnos en medidas que garanticen la preservación de paisajes adecuados para estas aves en muchos países subsaharianos en desarrollo, en lugar de crear un par de reservas dispersas”, concluye Vansteelant.

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