A un año de reelección, Correa es protagonista de otra campaña electoral

  • El presidente de Ecuador, Rafael Correa, cumplirá mañana el primer año de su reelección inmerso en una nueva campaña electoral, en la que es uno de los protagonistas aunque, en esta oportunidad, él no es candidato.

Quito, 16 feb.- El presidente de Ecuador, Rafael Correa, cumplirá mañana el primer año de su reelección inmerso en una nueva campaña electoral, en la que es uno de los protagonistas aunque, en esta oportunidad, él no es candidato.

Se trata de la campaña para las elecciones seccionales del próximo domingo, en las que el movimiento oficialista Alianza País (AP) busca consolidar su poder en todas las regiones del país.

Ello pese a que AP, que cuenta con 100 de los 137 escaños de la Asamblea Nacional y dispone por ello de la capacidad para legislar con total comodidad, cuenta también con el control o apoyos en muchos gobiernos provinciales y municipales.

El primer aniversario de la reelección de Correa, en el poder desde 2007, encuentra al mandatario inmerso en un proselitismo que, oficialmente, debe terminar el próximo 20 de febrero, y que, pese a las críticas de la oposición, ha defendido por ser el líder de AP.

Hace un año, los ecuatorianos volvieron a apoyar a Correa en unos comicios en los que venció en primera vuelta con el 57,7 % de los votos frente al 22,2 % que logró su principal contendiente, Guillermo Lasso.

Con una popularidad que siempre ha rondado el 80 %, según las encuestas, el gobernante cumplió el pasado 15 de enero, además, siete años ininterrumpidos en el poder, periodo del que él destaca la "revolución en la educación" como "lo más importante" que ha hecho su gobierno.

También ha resaltado que "por primera vez en la historia", la pobreza por ingresos está en menos de dos dígitos y fluctúa entre 9 y 10 %.

Según fuentes oficiales, el desempleo ha bajado a un tasa en torno al 4 % y la pobreza se ha reducido en unos 14 puntos con Correa en la presidencia.

Entre los asuntos por los que ha recibido críticas figuran, junto a una excesiva dependencia financiera de China, un cierto acercamiento político a países como Irán, aunque el Ejecutivo defiende su derecho a diversificar sus relaciones internacionales.

Asimismo, ha recibido críticas por supuestas restricciones a la libertad de expresión llegadas con la promulgación de una ley de comunicación que la oposición califica de "mordaza", pero que el Ejecutivo asegura sirve para controlar lo que considera "abusos" de ciertos medios de comunicación.

Esta norma ha sido objeto de una reciente polémica por la sanción impuesta a un caricaturista, a quien se ha obligado a rectificar una viñeta por "estigmatizar" la acción de las autoridades, según éstas.

En este contexto, el oficialismo liderado por Correa espera ahora un nuevo apoyo de los ecuatorianos en las urnas y para asegurarse de ello, ha desplegado una importante campaña electoral en todo el país, aunque en los últimos días, ésta se ha centrado en Quito, donde el oficialista Augusto Barrera busca la reelección como alcalde.

El pasado 13 de febrero, el gobernante reconoció que "hay poca diferencia" en las intenciones del voto ciudadano para las candidaturas de Barrera y de su principal rival, Mauricio Rodas, de la alianza Suma-Vive, a quien el mandatario identifica como de derecha, aunque el candidato dice ubicarse en el "centro progresismo".

Correa se ha referido a supuestos grupos de "extrema derecha" que, según dijo la semana pasada, están tras la candidatura de Rodas en las elecciones seccionales del 23 de febrero en Ecuador, aunque el candidato de Suma-Vive recalca que la suya es una posición ideológica "moderna, de vanguardia y de futuro".

En la campaña con miras a los comicios seccionales del domingo, el gobernante ha llegado incluso a advertir que si la "ultra derecha" se toma Quito, peligra el proyecto de "Revolución Ciudadana" con el que ganó las elecciones en 2006.

El gobernante considera que Ecuador es el "modelo del Socialismo del Siglo XXI más exitoso" y eso "no lo pueden permitir" quienes tienen tendencia de derecha pues "desafía sus sistemas, sus poderes, sus intereses", opinó.

"Están contentísimos toda la región, toda la extrema derecha está frotándose las manos para ver si nos ganan Quito y desde ahí boicotean la revolución, que nadie se engañe sobre esto", ha alertado.

Por ello, aunque las elecciones se desarrollan en todo el país, la capital ha centrado la atención de políticos y electores en la recta final de la campaña, que representa un test político para el oficialismo, que ha salido triunfante en todos los llamamientos a los ecuatorianos a las urnas desde 2006.

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