El Ejecutivo informó a las autoridades europeas

El Gobierno enmienda a Ábalos y dice que Delcy pisó la 'sala de rechazo' de Barajas

Delcy Rodríguez
Delcy Rodríguez
Europa Press

Delcy Rodríguez bajó del Dassault Falcon 900LX, matrícula TC-AKE, privado de la compañía Sky Valet y accedió a la terminal del aeropuerto de Barajas. En concreto la vicepresidenta de Venezuela pisó la conocida por la Policía Nacional como 'zona de rechazo' o de 'inadmitidos'. Así lo reconocen fuentes gubernamentales que ofrecen una nueva versión y vuelven a dejar en evidencia las diferentes explicaciones ofrecidas por el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, sobre su encuentro con la número dos del Gobierno de Nicolás Maduro. Oficialmente el Ejecutivo de Pedro Sánchez insiste en que la intervención del valenciano "evitó un conflicto diplomático" con una persona que tiene prohibida la entrada.

En la madrugada de hace dos domingos, Rodríguez aterrizó en Barajas. Las fuentes gubernamentales consultadas afirman que Sánchez tuvo conocimiento en pleno vuelo de que la vicepresidenta iba a hacer una escala en Madrid. Su versión es que Ábalos fue a saludar al ministro de Turismo venezolano, Félix Plasencia, y que su compañero de Interior, Fernando Grande-Marlaska- le pidió que disuadiera a Rodríguez de que entrara en nuestro país. No concretan si la intención de la dirigente del Gobierno de Maduro era pasar unas horas en la capital aunque sí quieren dejar claro que el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, no tenía relación con la visita.

Ábalos se marchó y fue entonces cuando Delcy Rodríguez, siempre según esta nueva versión que ofrecen las fuentes del Gobierno consultadas, accedió a esa zona de 'rechazo' de Barajas. Esa sala de 'inadmitidos' es un área previa al control de fronteras donde la Policía Nacional procede, habitualmente, a detener a los viajeros que intentan acceder de forma irregular a España. Ahí no se pueden practicar detenciones. El Gobierno asegura que dicha sala no se considera suelo nacional y, por tanto, no sería territorio Schengen. Sin embargo, existen dudas sobre esta versión y hay quien apunta que al bajar del avión ya pisó suelo nacional.

Fuentes policiales explican que en esa sala de 'rechazo' Delcy Rodríguez pudo haber sido detenida por los agentes fronterizos españoles. Hubiera sido una detención administrativa, no penal, idéntica a la que se practica a los internos en los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE). En ambos casos rige el mismo ordenamiento jurídico. El procedimiento habitual consiste en detener, avisar el juez de guardia correspondiente y poner la situación con conocimiento del consulado del país al que afecte la actuación. 

Las mismas fuentes añaden que "si Abalos no frena" las intenciones de Delcy Rodríguez las autoridades policiales hubieran procedido a la deportación de la vicepresidenta venezolana. Efectivamente, desde esa sala de 'rechazo' hubiera subido al primer avión de regreso a Caracas. Pero no sucedió y Rodríguez fue conducida desde la T1 a la T4 para coger otro avión horas más tarde camino de Turquía.

En el aeropuerto de Barajas hay dos salas de 'inadmitidos', una en la T1 y otra en la T4. Allí llegan en torno a 3 ó 4 viajeros al día, según indican fuentes policiales, que son rechazados y a los que no se les permite la entrada en territorio nacional. Tienen camas, baños, cunas y la asistencia social corre a cargo de AENA, por lo que el gestor aeroportuario, que dependen del Ministerio que dirige Ábalos, debería conocer lo que pasó en esas horas en las instalaciones del aeropuerto con la número dos de Maduro.

El Gobierno, según las fuentes consultadas, ya ha informado a las autoridades europeas sobre lo ocurrido en Barajas con Delcy Rodríguez. Afirman que la respuesta que han recibido ha sido la de "corroborar" que "el funcionamiento ha sido el correcto". 

Delcy Rodríguez, según las explicaciones que ha ofrecido el Gobierno, también estuvo en una de las salas VIP de Barajas. Según los datos que aporta Aena en su página oficial, la terminal corporativa se encuentra al sur del complejo aeroportuario de la capital y cuenta con más de 26.000 metros cuadrados para cada una de las dos firmas gestoras que, además, disponen de más de 58.000 metros cuadrados de zonas comunes. A lo largo de toda esta superficie, la prudencia marca la política de las dos empresas que, al ser consultadas por La Información, han optado por pasarle la 'patata caliente' a AENA, la firma concesionaria que asegura que "no tiene información" sobre lo que pasa en la terminal.

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