El Congreso de los Diputados se ha llenado este jueves de abanicos de colores y botellines de agua con que los diputados intentaban combatir el calor dentro del hemiciclo en el primer día con la temperatura limitada a 27 grados centígrados. El debate de convalidación del real decreto ley de Ahorro Energético del Gobierno ha servido también para poner en práctica la consigna dada por el presidente Pedro Sánchez a ministros y responsables públicos de que “cuando no sea necesario, no utilicen corbata” para “ahorrar desde el punto de vista energético”.
De hecho, prácticamente todos los diputados de PP y Vox lucen chaqueta y corbata en este primer pleno, mientras que ninguno de los representantes de PSOE y Podemos y otros partidos de la izquierda llevan corbata, aunque muchos mantienen la chaqueta. De los ministros presentes, tan solo el titular de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá se ha puesto corbata esta mañana, y eso solo porque debía intervenir en defensa del real decreto de los autónomos. El cambio de temperatura también se ha notado en la indumentaria de las diputadas, muchas de las cuales han tirado de abanico y manga corta para hacer frente al calor en el hemiciclo.
Desde la vicepresidenta primera y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, hasta diputadas de todo el arco parlamentario, han sacado a relucir coloridos abanicos con los que se daban aire a sí mismas y a sus vecinos de escaño. La idea ha cundido incluso entre los señores diputados, como es el caso del representante de Ciudadanos Juan Ignacio López-Bas, quien no ha dudado en pasarse medio pleno abanicándose con un folleto. El cambio de temperatura de la cámara es tal que hasta la ministra de Defensa, Margarita Robles, que se declara “la mujer más friolera del mundo” se ha quitado la chaqueta y se ha quedado con un traje sin mangas. “Aquí siempre hacía mucho frío y ahora se está muy bien”, asegura con una gran sonrisa.
También la exvicepresidenta primera del Gobierno Carmen Calvo se declara encantada con la nueva temperatura del hemiciclo. “Yo estoy feliz, soy totalmente contraria al aire acondicionado y estoy encantada”, asegura a las puertas del Congreso. Y eso que no siempre ha estado contenta con las temperaturas de la Cámara Baja, como lo demuestra aquella foto de abril de 2020 acurrucada en su escaño tapada con un gran chal a modo de mantita durante un pleno. “Entonces estaba convaleciente, pero ahora estoy feliz”, comenta entre risas. Los responsables del Congreso también celebran una medida que establece un límite claro y pone fin a interminables rencillas.
Uno de los ujieres de la cámara lo reconoce: “es difícil la regulación de la temperatura, porque varía mucho por el tamaño y las corrientes de aire, pero antes siempre había diferencias entre unos y otros y ya no”. Según explica, el aire sale por la última fila de escaños, y los diputados “te llaman para decirte que hace frío. Y a los diez minutos te llaman de la Mesa para decirte que se ahogan”, comenta aliviado de que este sea un debate sin futuro, aunque pasando calor con su chaqueta y corbata de los días de pleno.
Paseando por los pasillos del Congreso sin corbata y sin chaqueta, el representante de Más País, Íñigo Errejón, señala que “es un absurdo estar pasando frío en los trenes y los centros comerciales con la crisis que viene”. Luciendo chaqueta y con la corbata bien anudada como todos los de su partido, el diputado del PP Jesús Postigo sale acalorado del hemiciclo y señala que “es horroroso el calor que hace ahí dentro”. Puestos a adoptar medidas para facilitar bajar el aire acondicionado, Postigo apuesta por haberse quitado la chaqueta, “que es lo que de verdad molesta”.
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