Abdel Aziz, el hombre que se impuso por la fuerza o por la suerte

  • El presidente mauritano Mohamed uld Abdel Aziz, herido anoche por uno o varios balazos y evacuado hoy a París en un avión ambulancia, es un antiguo militar que ha permanecido en el poder desde 2008 gracias a la fuerza o a la suerte.

Maarouf uld Daa

Nuakchot, 14 oct.- El presidente mauritano Mohamed uld Abdel Aziz, herido anoche por uno o varios balazos y evacuado hoy a París en un avión ambulancia, es un antiguo militar que ha permanecido en el poder desde 2008 gracias a la fuerza o a la suerte.

Autor de un golpe de estado en 2008, pronto cambió el uniforme verde oliva por el traje civil de chaqueta, y solo 15 meses después ganó las elecciones gracias, entre otras cosas, a la desunión de la oposición y sus jefes históricos, como el izquierdista Ahmed uld Dadah o el líder harratín (descendientes de esclavos) Mesud uld Boulkheir.

Su verdadero golpe de suerte lo tuvo durante la campaña electoral, cuando el avión en que viajaba se averió y realizó un aterrizaje de emergencia en pleno desierto.

El entonces candidato caminó varias horas, sin escolta, hasta llegar a un campamento beduino y poder pedir entonces ayuda gubernamental.

Abdel Aziz, o simplemente Aziz (como lo llaman los mauritanos), aprendió los rigores militares tras su larga experiencia a la cabeza del BASEP (Batallón de la Guardia Presidencial), el cuerpo más prestigioso del Ejército que él mismo creó a fines de los años 90.

Ese batallón fue el que permitió al entonces presidente, Muauiya uld Taya batir el récord de permanencia en el poder (1984-2005) en un país azotado por los golpes militares desde su independencia, ya que el BASEP le ayudó a desbaratar como mínimo una intentona golpista en junio de 2003.

Dos años después, el fiel escudero dio la espalda a su señor, ya que Abdel Aziz fue uno de los líderes del golpe que acabó con la era Uld Taya y que fue perpetrado cuando el jefe de estado se encontraba en Arabia Saudí presentando su pésame por la muerte del rey Fahd.

Entonces con el grado de coronel, Abdel Aziz se convirtió en el número 2 del Consejo Militar por la Justicia y la Democracia, dirigido por un primo suyo, el coronel Ely uld Mohamed Vall, pero ya entonces todo el mundo sabía que el verdadero "hombre fuerte" no era otro que Aziz.

Como suele ser tradicional, los militares organizaron unas elecciones para buscar legitimidad, pero se aseguraron de ganarlas: un desconocido político llamado Sidi uld Cheij Abdallahi apoyado por los militares ganó los comicios al prestigioso Ahmed uld Dadah, y también entonces se supo que la mano de Aziz tuvo mucho que ver en esa victoria.

Una vez ascendido al rango de general, Abdel Aziz esperó hasta 2008 para organizar otro golpe de estado, esta vez ya no en la sombra, sino tomando abiertamente las riendas y colocándose como presidente de un Alto Consejo de Estado creado por los golpistas.

De nuevo, organizó elecciones para legitimarse en el poder y las ganó, habiéndose atraído el apoyo incluso de algunos de los partidos opositores más respetables, y sobre todo de una institución militar totalmente fiel. Un sector de la oposición, sin embargo, exige sin desmayo su partida, poniendo en duda sus credenciales democráticas.

Abdel Aziz, casado y con 5 hijos, procede de la célebre tribu guerrera de los Ulad Bousbaa, de la región de Inchiri, unos 200 kilómetros al norte de Nuakchot y con ramificaciones hasta Marruecos.

Las conexiones con Marruecos no acaban ahí: Abdel Aziz se formó en la Academia Militar de Meknés (centro de Marruecos) en 1977, y se considera que data de aquella época una simpatía por el vecino del norte determinante en un Magreb enfermo por la rivalidad entre Marruecos y Argelia.

Pero en este principio de tercer milenio, la realidad ha dictado a Abdel Aziz a concentrarse en asuntos geoestratégicos más graves, como es la lucha contra el salafismo en el Sahel, y no le ha temblado la mano para enviar su Ejército más allá de sus fronteras y atacar las bases de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) en el norte de Mali.

Claro que AQMI le ha mostrado que la relación de fuerzas no siempre juega a su favor y le ha obligado a negociar entre bambalinas la excarcelación de prominentes líderes terroristas desde las cárceles mauritanas en contrapartida por la liberación de algunos rehenes retenidos por AQMI.

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