Abel Robles: "Soy muestra de que el toreo en Cataluña sigue vivo"

  • Javier López.

Javier López.

Madrid, 27 abr.- El nuevo valor del toreo catalán se llama Abel Robles, un joven novillero, de 23 años, natural de Olot (Gerona) que la pasada semana triunfó a lo grande en su debut con picadores, algo que le hace sentirse "orgulloso", pues, como él mismo asegura: "Soy muestra de que el toreo en Cataluña sigue vivo".

"Me siento muy feliz porque de alguna manera me reivindico como torero y reivindico también mi tierra; que se den cuenta los políticos que nos han prohibido las corridas que nosotros, los toreros catalanes, seguimos muy vivos", explica Robles en una entrevista con Efe.

Abel Robles debutó con los del castoreño en Puebla de Alcocer (Badajoz), donde cortó tres orejas, una tarde "muy bonita", señala, "pues después de tanta lucha y tantas dificultades hasta llegar a ese momento había que estar bien y saldar el compromiso con un triunfo, que, gracias a Dios, logré".

Joven, catalán y torero son tres premisas que ahora pueden resultar chocantes, fundamentalmente, por la falta de viveros taurinos en Cataluña, sin embargo, Robles presume sin esconderse de sus raíces y de su profesión a partes iguales.

"Soy catalán y torero le pese a quien le pese, y me siento orgulloso de ello. Es verdad que a la gente de mi tierra le impacta mucho cuando les digo a lo que me dedico, y no lo asumen porque aquí, por desgracia, desconocen totalmente todo lo relacionado con la tauromaquia a pesar de la gran afición que hubo en el pasado", apunta.

"Es más -continúa- de pequeñito iba a las corridas que se celebraban en mi pueblo hasta que las prohibieron en 2005, y recuerdo que la gente las vivía con mucha pasión, siempre se acababa 'el papel' en taquilla e incluso se quedaban personas fuera de la plaza. Así era la fiesta en mi tierra y no me explico cómo han podido privarnos de ella".

Robles reconoce también que el camino recorrido hasta llegar a debutar con picadores ha sido "muy duro" por la falta de respaldo político y económico a una escuela taurina que sobrevive gracias a la "devoción por el mundo del toro, y al respeto e implicación con sus alumnos".

"La situación de la escuela es alarmante por la sencilla razón de que no hay plazas donde torear novilladas, ni ganaderías para ir al campo, ni subvención alguna; pero sobrevive gracias a la tremenda afición de sus dirigentes y al hermanamiento con la Escuela de Nimes, la cual ayuda a los alumnos en su formación poniéndoles en muchos festejos sin caballos por el sur de Francia", reconoció.

"Soy de los que le gusta ver el futuro con la esperanza de que los toros volverán a Cataluña, y que mis compañeros podrán volver a torear en la Monumental de Barcelona", plaza en la que toreó en 2011, en su mi primer año sin picadores, y en donde salió a hombros tras cortar dos orejas.

Sin referentes taurinos en la familia y con una vocación profesional "espontánea" desde que era niño, Robles confiesa que su gran ídolo es su paisano Serafín Marín, a quien considera "un hermano" por todo lo que se ha implicado con él.

"Siempre le estaré agradecido al maestro Serafín Marín todo lo que ha hecho por mí. Me ha echado una mano en todo lo que ha podido, me ha llevado al campo y me ha enseñado muchas cosas. Es un torero en mayúsculas y un persona extraordinaria", apuntó.

La realidad es que tanto Marín como el también novillero barcelonés Jesús Fernández, de San Boi de Llobregat, ya no están solos representando a la Cataluña taurina, pues Robles sueña también con hacerse un hueco en la profesión a pesar de no tener de momento ningún festejo más contratado.

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