Accidente de tren en Santiago: el Gobierno de Zapatero invirtió 3.000 millones en un tren que sería ejemplo para el mundo

La vía en la que el pasado miércoles descarriló un tren Alvia S-730 causando la muerte de 78 pasajeros pertenecía a un tramo inaugurado en 2010 con el que el Gobierno de Zapatero pretendía llevar el AVE a Galicia y que acabaría con la construcción de la vía de AVE entre Santiago de Compostela y Madrid. En total la nueva red tenía 150 kilómetros, que unían las ciudades de Orense, Santiago de Compostela y La Coruña. Por ella transitaban trenes Avant hasta 2011 y, desde entonces, los nuevos Alvia híbridos.

El desembolso que el Gobierno tuvo que hacer para finalizar aquella obra fue de más de 3.000 millones de euros, si bien estaba previsto que el gasto total superase los cuatro mil millones cuando la red de alta velocidad uniese Galicia con la capital española, algo de lo que presumía el por entonces ministro de Fomento, José Blanco, principal protagonista de la inauguración del tramo de vías. 'Las montañas no son las principales dificultades', decía el día de la inauguración de la línea.

Blanco definió el proyecto como un 'hito' para los gallegos y defendió el hecho de que se invirtiera tanto dinero en un momento en que la crisis económica golpeaba con toda su virulencia a España. Pero de lo que más 'orgulloso' se sentía Blanco era de 'una infraestructura que sería visitada por todos los ministros de transporte del mundo' ya que, según él, la ingeniería española tenía un gran 'valor exportable'. De hecho, el ministro escogió esta vía como ejemplo del desarrollo de la red de alta velocidad española en una reunión que mantuvo días previos a la inauguración con el ministro de fomento de Estados Unidos.Ochenta millones más en los nuevos trenes

Un año después de aquella inauguración entraban en funcionamiento algunos de los quince trenes Alvia S-730, los primeros híbridos de Europa capaces de circular por vías de alta velocidad o convencional y funcionar con línea electrificada o sin ella. Estos vehículos serían los que viajarían por las nuevas vías de modo la duración de que de los trayectos entre Galicia y Madrid se reduciría considerablemente, dentro de la segunda y última fase que el Gobierno tenía previsto antes de unir definitivamente la capital con Santiago de Compostela con una vía enteramente de alta velocidad.

El gasto en la transformación de los quince trenes de la Serie 130 para convertirlos en trenes híbridos -con un motor eléctrico y otro diésel- y rodadura desplazable -para vías de ancho convencional o internacional- supuso un gasto total de 78 millones de euros. Estos nuevos Alvia S-730 serían capaces de viajar a una velocidad máxima de 250 en las de alta velocidad, donde se produjo el accidente y tendrían una capacida para 242 pasajeros, veintiséis de ellos en plazas de preferente.