El acusado de matar a un vecino tras una discusión por ladridos de perros dice que se le disparó la escopeta

EUROPA PRESS
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Así se ha manifestado el acusado entre sollozos en el juicio con jurado que se sigue en la Audiencia Provincial de Castellón, y donde se enfrenta a una petición de 20 años de cárcel que solicitan para él fiscal y la acusación particular por asesinato, mientras que la defensa califica los hechos como homicidio imprudente y pide la libre absolución.

En el turno de alegaciones previas, el ministerio público ha asegurado que el fallecido no tuvo posibilidad de defenderse, mientras que la acusación ha esgrimido que la intención del acusado no era "dar un susto", sino que "es una persona violenta, a la que le gustan las armas, que simpatiza con grupos terroristas y que ha matado a una persona por el mero hecho de que ladraban sus perros".

La defensa ha argumentado que la muerte fue una imprudencia y no un asesinato, y ha señalado que, aunque es cierto que se encontró en el domicilio del acusado documentación relacionada con ETA, el procesado vivió en el País Vasco y guardó dichos documentos por "nostalgia".

El acusado, durante su declaración, ha señalado que sólo conocía a su vecino de vista y que tenía unos perros que le ocasionaban "bastante trastorno". Así mismo, ha dicho que su mujer había hablado en varias ocasiones con la esposa del fallecido para que los animales dejaran de molestar, pero que no había conseguido nada.

TRIFULCA

Según ha manifestado, el día de los hechos, llegó a su casa con su mujer tras recogerla del trabajo y, tras comer, se pusieron a dormir la siesta. Entonces, tras ir su mujer a casa de sus vecinos para decirles que los perros estaban ladrando y escuchar la "trifulca" él se levantó y, para intentar mediar en la discusión, cogió una escopeta que tenía colgada en el comedor con intención "sólo de intimidar".

En ese momento, según ha dicho, observó que subía por la escalera un hombre que, al verle con el arma, le preguntó dónde iba y qué iba a hacer, a lo que le respondió que se estuviera quieto porque iba a subir para hablar. El acusado ha explicado que mientras se dirigía al piso de arriba con la escopeta, el otro hombre le siguió, por lo que él se giró para volver a pedirle que se estuviera quieto y, al tratar de sujetar el arma, se le disparó.

El procesado, que ha señalado que sólo supo que el hombre al que disparó era el dueño de los perros tras pasar los hechos, ha relatado que no apuntó a la víctima y ha jurado que él no sabía que el arma estaba cargada. A preguntas de las partes, también ha señalado que los documentos que tenía en casa eran unos apuntes y trabajos suyos y ha negado que sea miembro o simpatizante de ETA.

Por su parte, tanto la viuda del fallecido como la hija de éste han relatado que dos días antes de producirse los hechos la víctima les relató que había tenido un encuentro en el rellano de la escalera con la mujer del acusado, en el que ésta se quejó de los ladridos de los perros y que les amenazó con que si los animales no dejaban de molestar, ellos saldrían perdiendo.

Así mismo, según la viuda, el día de los hechos la mujer del acusado subió a hablar con ella para decirle que si los perros seguían molestando, llamaría a la Policía y, posteriormente, oyeron el disparo.

"BLANCO Y FRÍO"

La mujer del acusado ha testificado llorando que, tras oír el disparo, vio a su marido "blanco y frío" y le quitó la escopeta que, según ha dicho, nunca estaba cargada.

Finalmente, una agente de la Guardia Civil que tomó declaración al acusado ha indicado que éste admitió que había disparado después de que su mujer subiera a hablar con la vecina porque los perros molestaban.

Además, ha manifestado que durante el registro efectuado en el domicilio del procesado encontraron un pasamontañas, una pistola simulada "de apariencia real", anagramas y un manual de ETA y un documento falso de ertzaina, entre otras cosas. El juicio continuará este martes con nuevas testificales y la práctica de las pruebas periciales.

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