Los últimos datos parciales de los reñidos comicios iraquíes, correspondientes al 95 por ciento de las mesas electorales y a falta de resolver impugnaciones de partidos políticos, indicaban una dura competencia por el primer lugar, con una escasa diferencia de unos 11.000 votos.
Según estos datos, la coalición Al Iraqiya (La Iraquí), encabezada por el ex primer ministro Ayad Alawi, había obtenido 2.631.388 votos, frente a los 2.620.042 de la alianza Estado de Derecho, liderada por el actual jefe de Gobierno chií, Nuri al Maliki.
En los comicios estaban en juego 325 puestos en el Parlamento unicameral, el segundo elegido desde la invasión militar encabezada en 2003 por Estados Unidos para derrocar el régimen de Sadam Husein.
Según los analistas occidentales, el ascenso de Alawi es indudablemente positivo, pues lidera la coalición más alejada del sectarismo que en los últimos años divide a los iraquíes y que está provocando gran parte de los atentados en el país, además de duros enfrentamientos entre la minoría suní y los chiíes.
Del Parlamento elegido surgirá la próxima coalición gobernante, y la Asamblea también se encargará de designar al nuevo presidente iraquí, con menos funciones ejecutivas que el primer ministro.
Al Maliki y el presidente iraquí, Yalal Talabani, pidieron durante las últimas semanas un recuento manual de todos los votos con el fin de garantizar la limpieza del proceso, pero la Comisión Electoral dijo que sólo lo llevaría a cabo en los distritos donde se denuncien irregularidades.
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