Pendientes de la cuarta ola

Alarma en turismo y hostelería por la mala imagen país de las fiestas ilegales

Los empresarios de ambos sectores advierten que puede perjudicar a la llegada de visitantes de calidad a medio plazo y frenar la recuperación del sector en esta campaña de verano, tras las vacunaciones.

Efe
Alarma en turismo y hostelería por la mala imagen país de las fiestas ilegales
EFE

El sector turístico afronta unos meses clave para salvar la campaña de verano en los que cualquier riesgo innecesario puede ser una debacle en plena pandemia, por lo que sus responsables han empezado a lanzar la voz de alarma con la mala imagen que ofrecen al mundo las informaciones internacionales sobre la proliferación de fiestas ilegales en la zona costera y las principales capitales españolas. Desde patronales como Exceltur o voces autorizadas del sector hostelero advierten que ese turismo de borrachera y clandestinidad es el que siempre se ha querido desterrar del sector en España, porque va tanto en contra de la renovación del sol y playa, como de la consolidación de una oferta de más calidad, menos masificada y con más gasto por turista.

La tendencia clara hacia una cuarta ola de contagios en esta primavera mezclada con la idea de que en España hay cierta impunidad a la hora de celebrar fiestas fuera del horario de toque de queda en pisos, locales, playas e incluso en plena calle es una mezcla explosiva que puede rematar al sector turístico cuando más se necesita su recuperación para salir de la crisis. En los principales destinos ya se había iniciado hace años una batalla contra este tipo de visitantes por la lacra que suponen para el futuro del sector. Si además se cuenta con que vulneran la normativa sobre salud pública en plena pandemia, el freno que suponen para ‘vender’ después al país como un destino seguro y de calidad para los segmentos medios y altos de la demanda turística puede ser muy grave.

El vicepresidente ejecutivo de Exceltur, José Luis Zoreda, ya ha lanzado la voz de alarma sobre esta mala imagen para un sector cuyos ingresos han caído en un año en más de 106.000 millones de euros y depende de cómo se hagan las cosas con las vacunaciones y las restricciones en este segundo trimestre del año, para salvar el turismo en la segunda mitad del ejercicio. En esa misma línea, el vicepresidente de los hosteleros de España, Mikel Ubarrechena, alerta que esa percepción del “todo vale” que se está dando entre franceses sobre todo, “puede ser muy dañina a medio plazo, porque ese no es el modelo que queremos ni que hemos defendido a pesar de lo mal que lo estamos pasando”.

Desde el inicio del año hasta esta Semana Santa, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado han recibido más de 4.600 denuncias de posibles fiestas o reuniones ilegales (más de seis u ocho personas) en locales de todo tipo, desde pisos particulares hasta discotecas o pubs, además de casi 1.800 alertas más sobre reuniones con alcohol en la calle (botellones) sin guardar las más básicas medidas de seguridad por la pandemia. El propio Gobierno reconoce que se trata de un problema que se arrastra en todo el primer trimestre, no solo en Semana Santa, y que puede perjudicar a la reputación de un sector clave para la recuperación, con un agravante: que la mayoría de los ciudadanos sí han respetado las normas de la pandemia para evitar más contagios y no merecen el mal que pueden causar ahora las fiestas ilegales.

Los empresarios del sector turístico, que incluyen a una tercera parte de todos los que hay en España en el negocio de la restauración, están a la espera del reparto de los 7.000 millones de euros en ayudas directas que el Congreso aprobó para ellos la semana pasada. El trámite previsto obliga a que sean ahora las CCAA quienes se encarguen de distribuir ese dinero entre las miles de peticiones que se han recibido, para que las empresas puedan aguantar hasta el inicio de la campaña de verano. La apertura limitada de la hostelería en Semana Santa sí ha sido un respiro importante para ese negocio, aseguran fuentes del sector, si bien con la advertencia de que se trata del negocio más vulnerable ante posibles restricciones adicionales si no se frena la cuarta oleada del virus.

El problema ha surgido cuando se acaba de presentar la segunda parte de la campaña de imagen "España, por supuesto" ('Spain for Sure'), desde el Ministerio de Asuntos Exteriores, que busca precisamente impulsar la confianza internacional y la de los españoles en España. Se trata de una iniciativa de la Secretaría de Estado de España Global, con el objetivo de mejorar la reputación española dentro y fuera de nuestras fronteras, después de un año para olvidar en todo el mundo. 

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