Alas de mariposa convertidas en arte en Filipinas

  • Cebú (Filipinas).- Un recóndito museo de Filipinas exhibe una estrambótica muestra de cuadros de paisajes y retratos hechos con miles de diminutos trozos de vistosas alas de mariposa, que para sus admiradores se trata de un arte.

Alas de mariposa convertidas en arte en Filipinas
Alas de mariposa convertidas en arte en Filipinas

Cebú (Filipinas).- Un recóndito museo de Filipinas exhibe una estrambótica muestra de cuadros de paisajes y retratos hechos con miles de diminutos trozos de vistosas alas de mariposa, que para sus admiradores se trata de un arte.

Los mosaicos expuestos en el santuario de mariposas Jumalon, a las afueras de la ciudad de Cebú, parecen a simple vista pinturas al óleo, no muy distintas de las acuarelas colgadas en paredes de la sala, pero examinándolas de cerca se aprecia el exhaustivo trabajo realizado por el artista Julián Jumalon, fallecido hace una década a los 92 años.

Los diminutos trozos de ala forman, con un estilo que recuerda al impresionismo, paisajes naturales, imitan una pintura rupestre prehistórica o dibujan el retrato de personajes históricos, como Charles Darwin o el héroe nacional filipino, José Rizal.

"El más famoso fue quizá uno que hizo del Papa Juan Pablo II, se lo entregó él mismo al pontífice cuando visitó Cebú en 1981", recuerda Osman, hijo del artista fallecido y a cargo del museo y el santuario de mariposas aledaño.

Entre sus obras más famosas hechas por medio de la llamada técnica del "lepido-mosaico", el hijo del artista destaca una serie dedicada a los presidentes estadounidenses entre los que figuraban Abraham Lincoln o John Fitzerald Kennedy, y que ahora forman parte de colecciones privadas.

"Mi padre necesitaba dinero con el que mantener a la familia y también para esta fundación porque nunca hemos recibido demasiada ayuda de las instituciones locales. Otros cuadros también los regaló a sus amigos", explica el heredero.

Osman aclara que Julián Jumalon nunca mató una mariposa para hacer sus cuadros y que sólo utilizaba alas que estuvieran dañadas y no sirvieran para la colección de cientos de ejemplares de los cinco continentes que completó durante siete décadas, considerada la mayor de Filipinas y que incluye especies autóctonas descubiertas por él mismo.

"Muchas alas provenían de distintos países donde mi padre tenía amigos coleccionistas. Les pidió que en lugar de tirar a la basura las alas dañadas se las enviaran", explica.

"Al final de su vida, el que más alas le enviaba era el señor Enrique Macías, de Olot, en España. Eran muy buenos amigos y se escribían a menudo", apunta mientras sostiene una foto del coleccionista catalán que exponen en el museo.

Aunque admite que esta técnica pictórica es usada hoy en día por algún otro aficionado, especialmente en Japón, sostiene que su padre fue el primero en emplearla y quien que la dio a conocer a críticos de arte que adquirieron algunas de las obras.

Mientras comenta con pasión las composiciones de su progenitor, el cuidador deambula de un lado a otro de la modesta sala octogonal en la que están expuestos los cuadros y que sólo son iluminados por la luz artificial cuando acude algún turista, a fin de mantenerlos en buen estado.

En el jardín contiguo revolotean cientos de lepidópteros de 54 especies que se posan en las manos de los pocos turistas que encuentran el museo, perdido en una zona residencial de la ciudad.

A sus 60 años, Osman trata de conservar el legado de su padre y también quiere poner un grano de arena para continuar la obra que él inició, ya que ha heredado algo de su talento artístico.

En la pequeña pinacoteca, que parece una caseta de aperos, Osman se detiene en el mosaico de un paisaje submarino que su padre no tuvo tiempo de concluir antes de morir.

"Lo acabé yo a los pocos meses de que él falleciera. Se lo prometí y aunque tardé más que él y seguramente lo hice peor, lo pude terminar y escribir su firma", relata.

Pese a que le cuesta mucho pintar con esta técnica, Osman ya trabaja para dedicar un último tributo, un retrato de su padre compuesto con pedazos de alas de mariposa.

"Ya tengo el modelo, una foto en blanco y negro de su juventud, aunque lo tendré que pintar en color. Se merece este último homenaje", dice.

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