Albania-Serbia, revancha de un partido de alta tensión

  • Un dron sobrevolando el estadio exaltó los sentimientos nacionalistas: Albania recibe a Serbia en partido clasificatorio para la Eurocopa-2016, revancha de alta tensión de un encuentro que desembocó en crisis política hace un año.

Lo que está en juego está mucho más allá del fútbol, pese a que Albania aún busca una clasificación histórica para su primera fase final de un gran torneo.

Se desplegarán 1.500 policías para asegurar que no ocurra ningún incidente en el estadio de Elbasán, a 50 km al sur de Tirana. De la delegación serbia se ocuparán 350 policías. Y a los habitantes de los inmuebles que rodean el campo les han pedido que impidan la entrada a sus edificios de toda persona ajena al vecindario.

Las entradas son numeradas y llevan un mensaje que insta al "fair play, al respecto al rival".

Como ya ocurrió en Belgrado, partido marcado por graves incidentes, se ha prohibido la presencia en las gradas de aficionados rivales, con la excepción, simbólica, de un grupo de 70 estudiantes serbios que se encuentran en Albania en el marco de un proyecto europeo sobre los Balcanes.

De lado albanés, se quiere evitar cualquier incidente que pueda de nuevo envenenar las relaciones entre ambos países y, sobre todo, que pueda poner en peligro la clasificación histórica de su selección para el torneo continental: tercera del grupo I, Albania se desplazará a Armenia el 11 de octubre para su último partido, mientras que Dinamarca, segunda, se enfrentará a Portugal, líder de la llave.

"Las provocaciones y las tensiones no le interesan a Albania", reiteró el presidente de la Federación Armando Duka. Los jugadores han lanzado un mensaje a través de los medios: "No al racismo, respeto a los himnos, no provoquen incidentes".

Por el lado serbio, se vive un espíritu de revancha ya que, deportivamente, la selección no tiene ya posibilidades de clasificación. Y aún no se ha digerido la sanción dictada en julio por el Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAS) de dar por perdido el partido de ida (3-0) como consecuencia de los incidentes.

"Todos queremos fastidiarles su plan, ganarles e impedir que se clasifiquen", admitió recientemente el arquero Vladimir Stojkovic.

Este enfrentamiento diplomático-deportivo arrancó el pasado 14 de octubre de 2014, en Belgrado, cuando un dron sobrevoló el estadio. Del aparato colgaba una bandera con un mapa de la 'Gran Albania', un proyecto nacionalista que persigue reagrupar en un mismo Estado las diferentes comunidades albanesas de los Balcanes.

El responsable del incidente, Ismail Morina, de 33 años y persona que pilotó el dron, no estará en el estadio de Elbasán, pese a que pretendía hacerlo, ya que fue detenido en la madrugada del miércoles en Tirana por posesión ilegal de un arma.

Este acto provocó una explosión de cólera entre los hinchas serbios, algunos de los cuales lanzaron bengalas y otros objetos al césped. Después se produjo una invasión de la cancha, con escenas pugilísticas entre espectadores y jugadores. El partido se suspendió en el minuto 41 cuando el marcador era aún de 0-0.

Las autoridades serbias condenaron el sobrevuelo del dron y denunciaron una "provocación política premeditada". Tirana, por su parte, aseguró que los incidentes comenzaron antes, cuando los aficionados serbios comenzaron a gritar "Muerte a los albaneses".

Serbios y albaneses mantienen históricamente relaciones hostiles. El último capítulo fue, en febrero de 2008, la proclamación unilateral de independencia de Kosovo, exprovincia serbia habitada mayoritariamente por albaneses.

El asunto del dron aún alimentó las tensiones entre ambos países: prevista antes de los incidentes, la visita del primer ministro albanés Edi Rama a Belgrado, la primera de un jefe de gobierno de tirana a la capital serbia en 68 años, se aplazó tres semanas.

Pese a todo, las autoridades de ambos países han tratado de normalizar relaciones por la presión de Bruselas, puesto que ambos Estados aspiran a formar parte de la Unión Europea.

Rama visitó finalmente Belgrado y su homólogo serbio Aleksandar Vucic viajó a Tirana. Los dos se comprometieron a pasar página con el objetivo de mantener la estabilidad en los Balcanes.

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