El volcán sigue con su actividad

Los alcaldes de la ruina: "En La Palma hemos de estar preparados para todo"

El Paso, Fuencaliente, Llanos de Aridane y Tazacorte son los municipios más afectados. Cada día que pasa, la economía rural y de servicios de estas zonas se ve más azotada.

ceniza
Los alcaldes de la ruina: "En La Palma hemos de estar preparados para todo".
Europa Press

Levantarte cada mañana, bajo el capote de un cielo gris que ha desprendido lluvia volcánica y tener que barrer la ceniza que se amontona a los pies del portal de donde uno reside, solo puede ser descrito por un hipotético vecino de Satán. Sin embargo, esta sensación la llevan padeciendo durante casi un mes miles de ciudadanos de La Palma, desde que despertara el volcán de Cumbre Vieja. Una situación límite que genera temor entre los vecinos, que no temen tanto por su salud sino por el futuro económico que les aguarda. Hoy La Palma, que acumula daños en instalaciones e infraestructuras de todo tipo, supone un pasivo para cualquier empresario, y por ende, un lugar inhóspito para los trabajadores: un verdadero infierno.

Hasta hace no mucho, el panorama era totalmente distinto. La Palma era conocida como 'la isla bonita', conseguía atracción e inversión turística debido a su verdor y rareza y, además, sus pueblos gozaban de una buena salud financiera fruto de una economía rural que tenía al plátano como su mayor activo. De momento, son cuatro los municipios que más están sufriendo las consecuencias devastadoras de la erupción: El Paso, Fuencaliente, Llanos de Aridane y Tazacorte. Unos pueblos que, según la Airef, cumplían con el objetivo de estabilidad presupuestaria (más ingresos que gastos) y cuyas cuentas tenían el visto bueno de la ministra de Hacienda. Sus alcaldes hacen un diagnóstico económico para La Información sobre los balances que manejan en unos consistorios castigados por la lava.  

"Toda la ceniza del volcán ha perjudicado a la agricultura, hay riesgo de que se pierda más de la mitad de la cosecha de plátano", dice Gregorio Clemente, alcalde de Fuencaliente (el municipio más al sur de la isla), que añade a su afirmación cantidades numéricas: "De los 26 millones de kilos de plátano que se producen, hay 13 millones que no se van a vender; eso representa 13 millones de euros de pérdidas. Y eso suponiendo que la otra mitad cumpla con los requisitos de calidad que Europa exige a los alimentos". El primer edil, tras un breve inciso, comienza a enumerar los agentes económicos que participan en la agricultura rural del pueblo y cuyos puestos están 'en jaque': "Camioneros, trabajadores de campo, de almacén... se mueven unos 300-400 empleos". El sector servicios, que tiene una presencia mucho menor, también se ha visto afectado con las decenas de hoteles rurales "vacíos" y la cadena hotelera Prince -un establecimiento con 400 camas y que daba 300 puestos de trabajo- que ahora solo sirve como cobijo para los evacuados.

Clemente reconoce que llevan "casi un mes con la actividad parada" y que esto, a corto plazo, supondrá "que el plátano no se embarque, las fincas no reciban ingresos" y que el pequeño comercio se vea afectado. Una "cadena" que podría provocar un 'shock' en la oferta y la demanda. Sin embargo, este panorama podría haber sido mucho más pesimista si no fuera porque la "gestión económica" del consistorio era "buena". Así, su alcalde, gobernaba el pueblo como si de su casa se tratara: "Si yo ingreso 1.000 euros, la previsión de gastos debe ser de 900, para tener un colchón por si no recibo esa cantidad de forma íntegra".

Entre el sonido de sirenas de bomberos, se escucha al otro lado del teléfono la voz de Sergio Rodríguez, alcalde de El Paso (el municipio más cercano al volcán). Este pueblo, que tiene en la actualidad a 700 vecinos realojados en casas de familiares o en hoteles, ha aprobado recientemente la "moratoria de todos los impuestos municipales", una medida que "puede que se prolongue". Aunque los ayuntamientos se nutren principalmente de los ingresos de las administraciones y no tanto de los impuestos o de las tasas municipales, el regidor reconoce que volver a la senda del superávit "estará condicionado a lo que haga el volcán". De momento, el escenario previsible es un "desequilibrio presupuestario porque los gastos se han elevado y los ingresos se han reducido". Rodríguez, que suspira cada vez que escucha la palabra 'ruina', asegura que la misión de un alcalde es "estar vigilante y mostrarse exigente para que los que tienen los dineros (el Gobierno) lo den". De momento, el Consejo de Ministros aprobó la semana pasada un nuevo paquete de ayudas valorado en 214 millones de euros.

"Nuestro pilar económico es el plátano y está sufriendo todos los días la lluvia de ceniza", dice Noelia García, alcaldesa Llanos de Aridane (al oeste de la isla), que relata que la semana pasada "se rompió" uno de los tubos de agua que regaban las plataneras. García asegura que "los ingresos que preveían están comprometidos" porque "muchas familias han perdido su modo de vida". De momento, todo sigue incomunicado (problemas con el abastecimiento de agua, carreteras sepultadas...) ya que "el volcán todavía continúa emanando material" y hasta que no pare y se "vea" cómo queda la nueva orografía, no se podrá reconstruir. La alcaldesa se siente "arropada" por las administraciones -tanto regionales como nacionales- y asegura que "nadie tiene un libro de instrucciones sobre cómo actuar, pero que la fortaleza, el coraje y el empuje de los vecinos nos va a hacer seguir luchando y nos hará sobrepasar esta situación que estamos viviendo".

Tazacorte, que se encuentra a diez minutos en coche de Los Llanos de Aridane, es, también, un pueblo cuyo PIB se basa fundamentalmente en el plátano. Una fruta castigada sobre la que los agricultores afirman que están perdiendo cada semana 1.3000.000 euros. Su vicealcalde, David Ruiz, asegura a este periódico que "cada día afecta a más casas y a más hectáreas de plátano". De hecho, las pérdidas por las "80 casas destruidas" ascienden a "nueve millones de euros". Por otro lado, asegura que esta situación llega tras los "recortes presupuestarios" de la pandemia. Ruiz cree que las ayudas "no son suficientes". Según dice, con ellas se van a cubrir 30.000 euros por vivienda, cuando muchas, "catastralmente", tenían un valor de 400.000.

Al este del volcán está Villa de Mazo, un municipio que no está sufriendo las consecuencias adversas de la lava ya que las bocas de fuego solo se han asomado por el oeste. Su alcaldesa, Goretti Pérez, teme "el efecto rebote" que pueda tener la erupción para su pueblo: "No vendrán turistas a la isla, no se hospedarán en nuestros apartamentos rurales y no comprarán en nuestros negocios". Pero, hasta ahora, los daños económicos "no los hemos notado". Lo que sí han apreciado han sido los seísmos y la ceniza que se desprende y que acaba descansando en sus cultivos.

La regidora afirma de forma tajante que ella no va a pedir ninguna ayuda porque ésta debe ir para los pueblos del oeste afectados: "Se han quedado sin sus casas, sin negocios, sin su modo de vida... Es necesario que reconstruyan sus barrios". La situación es límite y, como dice el alcalde de Fuencaliente, "si esto continúa, habrá una crisis de ingresos grande". Pero, éste prefiere mantener la calma y sentencia con optimismo: "Un alcalde aquí debe estar preparado para todo. Hace unos años ya hubo incendios y una riada que destruyó 156 edificaciones (60 eran primeras viviendas)... y salimos adelante".

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