Alemania entra en un compás de espera complejo mientras Merkel forma gobierno

  • Alemania ha entrado en un compás de espera complejo, a escala interna y para sus socios de la Unión Europea (UE), tras una victoria electoral de la canciller Angela Merkel que, pese a ser amplia, la aboca a la búsqueda de un gobierno estable que podría ser prolongada.

Gemma Casadevall

Berlín, 23 sep.- Alemania ha entrado en un compás de espera complejo, a escala interna y para sus socios de la Unión Europea (UE), tras una victoria electoral de la canciller Angela Merkel que, pese a ser amplia, la aboca a la búsqueda de un gobierno estable que podría ser prolongada.

La desaparición del Partido Liberal (FDP) de la representación parlamentaria supone para la Unión de Merkel algo más que tener que renunciar a un socio que, aunque no siempre fue fiable, sí era al menos acomodaticio, y había tenido escaños en el Bundestag (cámara baja) desde 1949.

El Parlamento pasará a tener cuatro grupos parlamentarios -conservador, socialdemócrata, La Izquierda y Verdes-, de los cinco que tuvo en los últimos 20 años, lo que reduce el arco de posibles integrantes.

Merkel ha dejado claro que no quiere gobernar en minoría, en un país donde se han buscado siempre mayorías estables y donde incluso Konrad Adenauer invitó a participar en su gobierno a un aliado -Partido Alemán- tras lograr el 50,2 % de los votos en 1957.

Desde la recta final de la campaña ya se daba como alternativa más viable a la actual alianza con los liberales una reedición de la gran coalición de la primera legislatura de Merkel (2005/2009).

Como segunda opción, pese a las diferencias programáticas, se barajaba una innovadora alianza con los Verdes, apuntalada en la capacidad camaleónica de Merkel de adaptarse a todas las situaciones con tal de lograr sus objetivos -en este caso, formar gobierno-.

Las elecciones del domingo dejaron a la Unión Cristianodemócrata de Merkel y su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera (CDU/CSU) a cinco escaños de la mayoría absoluta y al resto de las formaciones tradicionales desarmadas o, en el caso del FDP, herida de muerte.

Los liberales, que cayeron del 14,6 % de 2009 al 4,8 % del domingo pasado, ofrecieron el "día después" de su hundimiento la dimisión en bloque de su presidencia, aunque finalmente se optó por reducirlo a una única víctima, su líder y ministro de Economía, Philipp Rösler.

Los Verdes, que perdieron 2,3 puntos y quedaron en el 8,4 %, optaron por un clásico en ellos cuando entran en conflicto: convocar un congreso para resolverlo, en este caso para renovar su cúpula.

Los únicos que parecen felices -fuera de Merkel- era La Izquierda, ya que pese a perder un 3,3 % de los votos y quedar en un 8,6 % podrán presumir, en palabras de su carismático líder, Gregor Gysi, de ser la primera fuerza de la oposición si se forma una gran coalición.

El derrotado aspirante socialdemócrata, Peer Steinbrück, ya avanzó el mismo domingo, e insistió hoy, en que su partido no se ofrecerá sin más a integrar una alianza que, en su primera experiencia, costó al partido una sangría de electorado similar a la del FDP ahora.

"No seremos la siguiente víctima de Merkel", afirmó, en alusión al hundimiento liberal y al que el SPD sufrió en su periodo en la gran coalición, a la que entró en 2005 con el 34,2 % de los votos y de la que salió con el peor resultado de su historia -el 23 %-.

Steinbrück insistió en que no se precipitará a una gran coalición, al tiempo que advirtió de que, de iniciarse negociaciones, el proceso podía prolongarse "semanas" o incluso meses.

La fortaleza de Merkel, con el mejor resultado para los suyos en 20 años, no favorece precisamente la búsqueda de socio, máxime cuando las restantes formaciones tratan de reencontrarse.

Desde toda la Unión Europea (UE) llegaron a Berlín las felicitaciones a Merkel, la líder que tira del conjunto, en lo bueno y en lo malo, así como mensajes que apelan al pragmatismo de la canciller para reincorporarse a las tareas comunes.

Berlín se ha mantenido durante meses algo alejada de discusiones acuciantes -relativas a la política comunitaria o de alcance global, como el conflicto de Siria-, como suele ocurrir en campaña, cuando no se quiere "estorbar" al elector con decisiones no siempre populares.

Entre la victoria de Merkel de 2005 y su proclamación como canciller al frente de una gran coalición pasaron dos meses; para fraguar su alianza con los liberales, necesitó un mes.

El camino ahora hasta la formación de un nuevo gobierno, sea cual sea su composición, se perfila tortuoso, especialmente para una UE con muchas decisiones pendientes. EFE

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