Alksandar Vucic, de ultranacionalista arrepentido a primer ministro serbio

  • El nuevo primer ministro de Serbia, Aleksandar Vucic, líder del Partido Progresista (SNS), ha pasado de defender el ideario del ultranacionalismo serbio a convertirse en un ferviente europeísta.

Snezana Stanojevic

Belgrado, 27 abr.- El nuevo primer ministro de Serbia, Aleksandar Vucic, líder del Partido Progresista (SNS), ha pasado de defender el ideario del ultranacionalismo serbio a convertirse en un ferviente europeísta.

Vucic, de 44 años de edad, se graduó en la Facultad de Derecho en Belgrado y en 1993 entró en el ultranacionalista Partido Radical Serbio (SRS).

En esa etapa defendió los postulados más virulentos del SRS, y en 1995, como diputado llegó a decir en una intervención parlamentaria: "por cada serbio que maten (las tropas de la OTAN), nosotros mataremos a cien musulmanes".

En 1998 fue ministro de Información del Gobierno que los ultras formaron con el entonces presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic.

En aquel puesto firmó una ley que imponía multas astronómicas a los medios críticos con el régimen, lo que le valió que le incluyeran en una lista de personalidades del régimen a las que se le vetaba viajar a la Unión Europea (UE).

Hasta 2008 defendió abiertamente a los líderes serbobosnios acusados de genocidio y crímenes de guerra Ratko Mladic y Radovan Karadzic, actualmente juzgados en el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY), en La Haya.

Durante un tiempo, llegó a llevar en las sesiones parlamentarias una camiseta con la imagen del líder ultra Vojislav Seselj, su exmentor político, también procesado por crímenes de guerra.

Pero desde hace unos años Vucic ha roto por completo con su pasado y ha reiterado que esa etapa fue un error y que se arrepiente de ella.

El cambio comenzó en 2008, cuando junto con el actual presidente serbio, Tomislav Nikolic, rompió con los "radicales" y formó el SNS, una formación que moderó su discurso y orientó su mirada hacia la Unión Europea (UE).

En 2010 declaró que sentía "vergüenza" sobre lo que los serbios hicieron en Srebrenica -donde masacraron a 8.000 musulmanes bosnios en julio de 1995- y destacó que se trató de "un crimen horrible".

Se hizo cargo del SNS en 2012 y ese año, tras ser su partido el más votado en las elecciones, formó gobierno con el líder socialista Ivica Dacic, al que cedió el cargo de primer ministro, reservando para sí el de viceprimer ministro.

En apenas dos años se ha convertido en la figura dominante de la política serbia, logrando gran popularidad con su campaña contra la corrupción en las altas esferas económicas y políticas y con su lema de modernizar Serbia.

El acento que ha puesto en luchar contra el crimen organizado y la corrupción, con la detención de importantes magnates, le ha valido el apodo en la prensa de "Elliot Ness", el célebre agente estadounidense conocido como el "incorruptible".

Su imagen de político modesto y dedicado al futuro del país ha sido crucial para cosechar el 48 por ciento de los votos en las elecciones pasado.

Y eso, pese a que no dudó en anunciar en la campaña, aunque sin concretar nada, que aplicará reformas "difíciles y dolorosas" para sanear la maltrecha economía serbia, con un 24 % de paro, y meter al país en la UE en 2020.

Sus críticos le acusan de autoritarismo y de pretender hacerse con el poder absoluto en el país aprovechándose de su popularidad.

Vucic todavía tendrá que ratificar su espíritu reformista, y ante todo mostrar si su partido, escindido de los "ultras", ideología que según algunos analistas persiste en algunos estratos, ha sido capaz de seguir el cambio político de su líder.

El nuevo primer ministro serbio está casado en segundas nupcias, y tiene dos hijos de su primer matrimonio.

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