Amanda Knox: ¿asesina con cara de ángel o víctima del sistema?

  • La opinión pública italiana ya ha emitido su veredicto: tras los dulces rasgos y los ojos de color miel de Amanda Knox se esconde el mal en su forma más sangrienta, primaria y terrible. Consideran que fue capaz de instigar la violación y el asesinato de su compañera de piso en Perugia (Italia) durante una orgía. Sin embargo, la familia y amigos de Knox defienden que la joven ha sido sentenciada a 26 años de cárcel víctima del deficiente sistema judicial italiano.

Amanda Knox a la salida del tribunal
Amanda Knox a la salida del tribunal
Getty Images
Roberto Arnaz

"Es una persona completamente distinta a la que los medios de comunicación han retratado". Madison Paxton, confidente de Amanda Knox desde que se conocieron en la Universidad del Estado de Washington en 2005, está indignada con los titulares que los periódicos le dedican a su amiga.

Desde que Knox, de 24 años, fue detenida en Perugia (Italia) en relación con el asesinato de su compañera de apartamento, la estudiante británica Meredith Kercher, los periodistas italianos y británicos tienen claro que detrás de su cara angelical y su inocente mirada se esconde el demonio.

Afirman sin pudor que la joven universitaria dejó su Seattle natal para escapar de la presión social y de los tabús sexuales de años de una educación religiosa. Aseguran que a su llegada Italia se convirtió en una especie de femme fatale, que se autodenominó Foxy Knoxy (algo así como zorrilla Knoxy) e inició una vida de lo más promiscuo.

De hecho, algunos medios se aventuraron a especular con que este comportamiento sexual fue el detonante del conflicto que desembocó en el asesinato de Meredith Kercher.

Autora material del crimen

La mañana del 2 de noviembre de 2007, la encontraron sin vida en una de las habitaciones de la casa que compartía con Knox. Estaba semidesnuda y había evidentes signos de abuso sexual. En su cuello se apreciaba una puñalada mortífera.

Los primeros peritajes llevaron a un cuchillo que pertenecía a italiano Raffaele Solecito, por aquel entonces novio de Knox. También apareció una sospechosa huella de un tercer implicado, Rudy Hermman Guede, traficante de drogas y camarero en un establecimiento cercano a la casa de las jóvenes.

En ese punto, fue inevitable implicar a Amanda. Según el auto del juicio, Knox quiso someter a la chica a un violento juego sexual, pero intentó defenderse. Habría sido en ese instante cuando la estudiante estadounidense perdido el control y acuchilló en la garganta a Kercher.

Pero, ¿cómo una joven educada, de buena familia y sin problemas aparentes puede cometer un crimen tan sangriento? Los estudios psicológicos aportados por la acusación del caso evidencian que Knox tiene un perfil narcisista, agresivo, manipulador y teatral que ha mantenido durante todo el proceso judicial para tratar de confundir a los jueces y la opinión pública.

Si esa era su estrategia, de momento no ha funcionado: Knox fue sentenciada a 26 años de prisión; Solecito, a 25 años; y Guede a 30 años, tras admitir su culpa en un juicio rápido.

Una imagen distorsionada

Madison Paxton no reconoce la imagen pública que se ofrece de Knox. "Su nombre no es Foxy Knoxy, Cara de Ángel, el Ángel de la Muerte de Seattle o Luciferina. Se llama Amanda Knox, y desde el 4 de diciembre de 2009 está cumpliendo condena por un asesinato que no cometió", asegura en una carta publicada por thestranger.com.

Paxton afirma que su gran amiga es una persona vital, "y de gran corazón", con una educación y unos modales exquisitos adquiridos en la Seattle Preparatory School, un exclusivo centro educativo ligado a una orden religiosa. Allí se convirtió en una estudiante brillante, hasta el punto de que con 13 años fue elegida alumna del año.

Soñaba con convertirse en escritora o intérprete, por eso estudió japonés, alemán y latín. Su deseo de mejorar la llevó hasta Perugia para aprender italiano. Allí comenzó lo que, quienes la conocen y han hablado con ella, han calificado como "una pesadilla". 43 meses entre rejas

Amanda Knox ha pasado ya tras los barrotes de su celda cuatro navidades, tres cumpleaños e incluso la ceremonia de la que debía haber sido su graduación. Todo ello, como argumenta su defensa, sin una sola prueba en su contra.

Ni una sola evidencia física sitúa a la joven estadounidense en la escena del crimen. De hecho, este factor ha sido clave para que un tribunal italiano haya accedido a revisar el caso.

El profesor Greg Hampikian, especialista en criminología forense de la Universidad de Boise State está convencido de la inocencia de Knox. El científico afirmó a la cadena de televisión ABC que "la historia de cómo presuntamente se cometió el crimen no concuerda con las pruebas recuperadas".

Además, en esta misma semana Mario Alessi, un asesino convicto de niños, ha declarado ante el tribunal que Amanda es inocente. Alessi afirma que mantuvo una relación de amistad con Rudy Hermman Guede en la cárcel y que este le confesó que tanto Knox como Solecito no tuvieron nada que ver en la muerte de Kercher.

Un fenómeno social

Este rayo de esperanza judicial ha reactivado de nuevo el interés por el caso. Se acaba de estrenar una tv movie protagonizada por Hayden Panettiere, la conocida actriz de la serie Héroes. Además, decenas de libros han salido al mercado en los últimos meses y Hollywood prepara dos superproducciones sobre el caso.

Las redes sociales se han convertido en el mejor altavoz de quienes creen que Knox está siendo víctima del sistema judicial italiano, al que califican de "corrupto", e incluso hay quien le ha compuesto una canción, Free Amanda Knox (Libertad para Amanda Knox).Pero, ¿por qué es tan popular éste crimen? Judy Barach, redactora de Vanity Fair que ha seguido el juicio contra Knox, Solecito y Guede desde el principio lo tiene claro: "mezcla a tres jóvenes atractivos, con sexo y un asesinato. Es la pesadilla de cualquier padre, por eso es tan popular".

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