Unas cien personas perdieron la vida como consecuencia de dicha acción, atribuida al régimen de Bashar al Assad. El Gobierno sirio, sin embargo, se ha defendido alegando que lo único que hizo fue bombardear un depósito donde los rebeldes almacenaban armamento químico.
Parte de las víctimas fueron trasladadas a Turquía y, segun Akdag, los análisis de las muestras de sangre y orina recogidas se ha "confirmado" la presencia de un ácido vinculado al gas sarín, ha informado la agencia de noticias oficial Anatolia.
La confirmación de las sustancias que se habrían utilizado han coincidido con un aviso del ministro de Asuntos Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, quien ha asegurado que el régimen sirio todavía tiene en su poder armamento tóxico, a pesar de los compromisos adquiridos con la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ).
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