Anécdotas, protagonistas y frases de 23-F, el día en el que la democracia peligró

  • Aquel día diputados como Lavilla o Fraga y Gutiérrez Mellado y Suárez se enfrentaron a los golpistas y muchos demostraron gran valentía.
Golpe de Estado 23-F
Golpe de Estado 23-F

Se cumplen 37 años del intento de golpe de Estado que tuvo lugar en el Congreso de los Diputados y que encabezó el teniente coronel Antonio Tejero. Durante 18 horas, más de 300 diputados, senadores, funcionarios del Congreso y medio centenar de periodistas, estuvieron secuestrados por un grupo de guardias civiles armados, y vivieron momentos de zozobra, resignación y paciencia, algunos pensando que aquel sería su último día.

La mayor parte de esos diputados ya no están en la primera línea política, si acaso, el actual ministro de Asuntos Exteriores en funciones, José Manuel Margallo.

Algunos, han fallecido: el expresidente del Gobierno, Adolfo Suárez y los líderes en aquel momento del PCE y de Alianza Popular, Santiago Carrillo y Manuel Fraga, respectivamente. También han muerto el entonces secretario general de la Casa de Su Majestad el Rey, Sabino Fernández Campo y el vicepresidente del Gobierno y teniente general del Ejército, Manuel Gutiérrez Mellado, que tuvieron un papel protagonista a favor de la democracia. 

Tejero, que entró en la Cámara Baja junto a 200 guardias civiles en el momento que se votaba la investidura de Leopoldo Calvo Sotelo, y sentenciado a 30 años de prisión por un delito de rebelión militar -permaneció encarcelado 15 años y nueve meses.

Jaime Milans del Bosch, capitán general de la II Región Militar, que impuso el estado de excepción en Valencia, el general de división del Ejército de Tierra, Alfonso Armada y el Jefe del Estado Mayor de la División Acorazada Brunete, José Ignacio San Martín también fallecieron hace unos años.

El Congreso publicó un acta relatando todo lo acontecido aquel día. El escrito fue suscrito por los cuatro secretarios del Congreso de los Diputados en aquel momento: Víctor Manuel Carrascal, Leopoldo Torres, Soledad Becerril y José Bono.

A las 18:23 horas del 23 de febrero de 1981, el secretario primero de la Cámara -Víctor Manuel Carrascal- llamaba a votar al diputado socialista Manuel Núñez Encabo. En ese momento se escuchan gritos y ruidos. En ese momento entra Tejero, portando una pistola, y Suárez le pregunta "¿Qué pasa?". El guardia civil le contesta "Quítate de ahí"."¡Al suelo, al suelo, quieto todo el mundo!

Empiezan a entrar guardias civiles en el Hemiciclo y Tejero grita: "¡Alto! ¡Todo el mundo quieto! ¡Quieto todo el mundo!... ¡Silencio! ¡Quieto todo el mundo! ¡Al suelo! ¡Al suelo todo el mundo! ¡Todo el mundo al suelo! ¡Al suelo! ¡Al suelo! ¡Al suelo! ¡Al suelo! y la frase más recordada: "¡Se sienten, coño!".

Gutiérrez Mellado se enfrenta a los golpistas, zarandeado y disparan al techo del Hemiciclo y a las paredes de las tribunas destinadas a a los medios.

Durante los disparos alguien dijo: "¡Quietos! ¡Para, para! ¡Que vais a dar a alguien de los nuestros!".

Son cacheados el presidente, los vicepresidentes y el secretario general.

Mientras, fuera, a las 19 horas, tres escuadrones con blindados procedentes del acuartelamiento de Retamares ocupan las instalaciones de RTVE española en Prado del Rey. Se retiran después de una hora. Poco después, Jaime Milans del Bosch emite un comunicado a través de las emisoras de radio valencianas en el que asume todos los poderes civiles y militares.Intento de tranquilizar a los diputados

Uno de los ocupantes se dirige al presidente de la Cámara para que hable a los diputados para tranquilizarles. El presidente responde que en las circunstancias en las que se encuentra no puede ejercer la Presidencia.

Anna Balletbó, diputada socialista, fue puesta en libettad tras increpar a los asaltantes. "Estoy embarazada, no puedo aguantar más". A su salida telefoneó al Rey, quien la animó y le repitió que él se encontraba al servicio de lo más altos intereses de la nación. Balletbó estaba embarazada de cuatro meses de mellizos.

Uno de los golpistas, el Capitán Muñecas, se dirige a la Tribuna de Oradores, y tranquiliza a los diputados, asegurando que todo se va a resolver pronto y que hay que esperar a la Autoridad Militar. Reconoce que él solo cumple órdenes.

Los héroes y antihéroes de aquella jornada están muy presentes en la memoria colectiva, pero quizás no recuerden tanto que dejó algunos heridos y evacuados. Ocho diputados -Fernando Sagaseta, Asunción Cruañes, Gabriel Cisneros, José Antonio Trillo, Faustino Múñoz, José Rodríguez, Francisco Javier Sanz y Francisco Vázquez- recibieron asistencia por parte de los también diputados y doctores Donato Fuejo y Carlos Gila, así como por la médico Carmen Echave, que estaba en la tribuna de invitados y atendió a varios de ellos.

Landelino Lavilla, presidente del Congreso, se dirige insistentemente a un guardia civil que estaba detrás de él pidiendo insistentemente con el Jefe de la fuerza ocupante. El guardia civil le responde que el Jefe es quien tendrá que decidir cuando quiere hablar, añadiendo que tendrá posibilidad de hablar con él largo y tendido.

Siendo, aproximadamente la 19:35 horas, el presidente del Gobierno en funciones abandona el banco azaul y se dirige a uno de los asaltantes, diciendo: "Quiero hablar con el que manda la fuerza". Se oyen gritos y voces que dicen: "¡Retírense! ¡Silencio! ¡Schss!"

Un oficial anuncia que los presentes en la Sala podrán desayunar en breves minutos, desde los escaños, se oyen voces de: "No queremos comer. No queremos comer. Queremos desayunar en casa". El oficial ordena a los ujieres que retiren los paquetes que momentos antes habían colocado encima de la mesa.

"¡Viva la democracia! ¡Viva España!"

Manuel Fraga se levanta del escaño, desciende al centro del hemiciclo y dirigiéndose a Tejero y a otros oficiales que le acompañan, dice: "¿Puede la Guardia Civil tenernos como a una pandilla de forajidos a tantos hombres indefensos?". -Gritos de "¡Muy bien, muy bien!" y "¡Viva la democracia!" y "¡Viva España!"-. Se ordena callar a Fraga y, en ese momento, se unen a las fuerzas ocupantes, que estaban en el hemiciclo, alrededor de 40 guardias, que portaban sus armas en posición de hacer uso de ellas.

Fraga, con voz suficientemente alta para ser escuchada por todos los presentes, dice: "Yo no aguanto más... Disparen contra mí (abriéndose la chaqueta). En ese momento, Íñigo Cavero y Fernando Álvarez de Miranda también gritan: "¡Dispáreme a mí!". Fraga continúa diciendo: "No paso por esto. Es una traición a España en estos momentos. No están haciendo un favor a España. No paso por esto". -Rumores- Se escucha una voz: "¡Quietos, por favor!". Fraga: "¡No hago ningún favor! ¡Lo siento, pero quiero salir de aquí! ¡Salimos todos!". Otra voz: "¡Estense tranquilos". Fraga dice: "Yo estoy tranquilo, pero quiero salir de aquí. Este asunto debe terminar cuanto antes, Nos vamos".

En ese momento, se ordena sentarse a Fraga, quien dice: "Estáis arruinando la carrera de estos hombres". Saliendo ya del hemiciclo, Fraga se dirige a Tejero, diciéndole: "Le hago notar que me ha puesto la mano encima". Tejero le contesta: "¡Las dos!".

Cuando Fraga estaba a punto de abandonar el hemiciclo, pronunció las siguientes palabras: "Prefiero morir con honra que vivir con vilipendio". Se oye la voz de varios diputados que dicen: "¡Vámonos!". Lavilla insiste: "Por favor, serenidad".

Restablecida la calma, el presidente de la Cámara advierte a Tejero que la situación no se puede prolongar más pues la acumulación de tensión puede dar lugar a incidentes graves que produzcan alguna tragedia.

Poco después, Satrústegui, de pie desde su escaño, dice: "¡Señor teniente coronel Tejero! Yo soy íntimo amigo del teniente general Milans del Bosch. Yo digo que quiero hablar con él porque aquí se nos está mintiendo. El teniente general Milans del Bosch es incapaz de sublevarse contra el Rey". 

Un teniente dice: "Por favor, siéntese".

El teniente Álvarez anuncia que se va a permitir la salida de las diputadas e intenta tranquilizar a los presentes.

Poco antes del mediodía del día después del asalto, Tejero penetra al salón y dice: "Por favor, se va a desalojar el salón. Lo único que les pido es que colaboren y salgan poco a poco. Pueden salir empezando por las filas...".

El presidente del Congreso indica: "Salen primero los diputados, después el Gobierno y después la Mesa, que es el orden por el que se procede en la Cámara. Silencio. La Mesa ordena la salida, señor teniente coronel".

Tejero, saludando militarmente, se dirige al presidente de la Cámara: "Gracias".

Varios diputados, entre ellos Peces Barba y Solé Tura, preguntan por la situación de los diputados que habían sido obligados a abandonar el hemiciclo, a lo que responde Lavilla que iban a venir rápidamente al Salón de Sesiones. Se incorporan al hemiciclo Gutiérrez Mellado, Suárez, González, Guerra, Rodríguez Sahagún, Carrillo y Fraga.

Después, las fuerzas ocupantes abandonan el Palacio del Congreso de los Diputados. Como recuerdo quedaron los impactos de bala fundamentalmente en el techo del Hemiciclo.

En un detallado informe fechado en diciembre de 1981, el arquitecto conservador del Congreso contabilizaba 37 impactos de bala en el Hemiciclo.

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