En la Audiencia Nacional 

Los antiguos jefes policiales de Villarejo se desligan de su actividad empresarial

Los tres ex responsables de la Dirección Adjunta Operativa (DAO) de la Policía Nacional han resaltado que el papel del comisario fue importante para determinadas investigaciones de las fuerzas de seguridad.

El ex Director Adjunto Operativo de la Policía (DAO) Eugenio Pino (d) con su abogado a su llegada a la Audiencia Nacional, en Madrid, a 14 de diciembre de 2020. Castaño declara hoy en relación a la operación 'Kitchen' para aclarar si es el autor de uno de los mensajes que el exsecretario de Estado de Seguridad Francisco Martínez protocolizó ante notario y que están relacionados con la causa en la que se investiga el supuesto espionaje ilegal al extesorero del PP Luis Bárcenas.
Los antiguos jefes policiales de Villarejo se desligan de su actividad empresarial.
Eduardo Parra / Europa Press

Los antiguos responsables de la Dirección Adjunta Operativa (DAO) de la Policía Nacional Agustín Linares, Pedro Díaz Pintado y Eugenio Pino se han desvinculado de la estructura empresarial que el ahora comisario jubilado José Manuel Villarejo usaba para sus negocios privados, en el marco del juicio que se sigue en la Audiencia Nacional por algunos de estos encargos. Los tres se han ratificado en la carta que firmaron que en enero de 2018, poco después de que Villarejo fuera puesto en prisión provisional, donde reconocían que sus actividades privadas sirvieron para los intereses de la Policía, si bien han añadido varios matices para acabar explicando que en realidad la rubricaron a petición del abogado de Villarejo para ayudarle a salir de la cárcel.

"Me dijeron que era para sacarlo en libertad condicional y firmé la carta gustosamente (...) eso es lo mínimo que podíamos hacer", ha dicho Pino, que ha destacado la labor policial de Villarejo. En este sentido, Pino, que fue el DAO entre 2012 y 2016, cuando tuvieron lugar los hechos juzgados, ha explicado que Villarejo no era un agente encubierto sino una "antena", esto es, un comisario "que está pulsando un ambiente que es muy interesante" en el contexto social para cuando pueda necesitarse una "respuesta rápida".

"El señor Villarejo en aquella época era una de las personas dentro de la Dirección General de la Policía que más sabia (...) Su relación con el mundo laboral, con el mundo empresarial, con el mundo financiero nos proporcionaba aspectos policiales que nos completaban la información", ha profundizado. Sin embargo, al ser preguntado directamente por el fiscal anticorrupción Miguel Serrano si conocía alguna de las empresas de Villarejo, Pino ha subrayado que sabía que su familia tenía negocios, tales como una clínica o un despacho de abogados, pero que el comisario siempre le aseveró que eran de sus familiares, no suyas. "Yo era el director no el fiscalizador de cómo trabaja la gente", ha añadido posteriormente.

No obstante, sí ha recordado una ocasión en la que Villarejo necesitaba hacerse pasar por periodista y, en consecuencia, le ofreció facilitarle un carnet de prensa, pero el comisario lo rechazó aduciendo que su mujer, Gema Alcalá, tenía un periódico, dando a entender de este modo que en esa ocasión sí habría acudido a su red empresarial para un asunto policial. Sí ha dejado claro que las investigaciones que Villarejo habría llevado a cabo con su entramado societario, CENYT, para clientes privados en los denominados proyectos 'Iron', 'Land' y 'Pintor' no guardaban relación alguna con operaciones policiales. "Para nada", ha zanjado.

Interrogado sobre el informe que elaboró en 2015 el inspector jefe de la DAO José Ángel Fuentes Gago, que concluyó que la actividad empresarial de Villarejo era compatible con su trabajo policial, Pino ha contestado que se hizo "por orden expresa del director general de la Policía, Ignacio Cosidó, a petición del ministro" de Interior, Jorge Fernández Díaz, a raíz de la aparición en prensa de las primeras informaciones sobre el comisario. Ha querido dejar claro que no se preocupó ni de la marcha ni del resultado de las pesquisas internas de Fuentes Gago sobre Villarejo porque era un encargo directo de Cosido y, por tanto, escapaba a su competencia. "Yo tenía 3.000 funcionarios en la DAO (...) parece que tengo que conocer a todos los funcionarios", ha espetado.

Pino ha relatado otro episodio que revelaría el interés de los mandos políticos por el comisario al decir que en un "apartado" durante un acto el ministro de Interior le espetó: "Dice el presidente que tratas mal a Villarejo", en una supuesta alusión al entonces jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy. El motivo de ese interés, ha recalcado, lo desconoce.

Varios intentos de cesar a Villarejo

Por otro lado, ha admitido que hubo varios intentos frustrados de cesar a Villarejo. Él mismo dice que quiso echarle de la DAO nada más llegar, porque entendía que debía estar adscrito a otra unidad policial, pero que el comisario le expuso que estaba implicado en la investigación del caso del ático del ex presidente madrileño Ignacio González, algo que le frenó porque entonces se podía pensar que quería "favorecer a un partido político". "Continúe hasta nueva orden", le indicó.

Pino ha aludido asimismo a la 'guerra de comisarios' confirmando la "enemistad" que había entre los ex jefes de Asuntos Internos Marcelino Martín Blas y del CNI Félix Sanz Roldán, por un lado, y Villarejo, por otro. A este respecto, ha apuntado que el primero incluso quiso detener a Villarejo y el segundo reclamó su cese hasta en tres ocasiones. Aunque no se le llegó a destituir, por razones que ha atribuido a la estructura de la Policía Nacional, el ex DAO ha señalado que en un momento dado recibió una orden de que "lo que estaba investigando Villarejo se dejara" porque "eso ya lo iban a hacer otros".

En cuanto a las pesquisas a las que se dedicó Villarejo, ha verificado que hizo viajes al extranjero, que autorizó que el ex jefe de la UCAO Enrique García Castaño le diera los datos que necesitara para esas labores oficiales y que se le entregaron fondos reservados, detallando que el comisario era "generoso": "En vez de pedir un huevo frito pide un filete". Ha revelado que le prohibió por escrito que investigara al rey emérito en relación con las denuncias que estaba haciendo en ese momento Corinna Larsen, porque eran hechos que se habrían cometido en Mónaco, con una "justicia democrática", y respecto a una persona aforada. "La señora que tenía que denunciar lo que tenía que hacer era presentarse en un juzgado de España o en una comisaría", ha resuelto.

Recuperar la placa

Linares, que fue DAO entre 1987 y 1994, ha sostenido que durante los nueve meses que coincidió con Villarejo desconocía que se dedicara a "otro tipo de actividades" que no fueran las estrictamente policiales. Según ha testificado, sabía que Villarejo tenía una serie de empresas. De hecho, ha precisado que cuando estaba en excedencia de la Policía Nacional les condujo hasta el contacto de un traficante de armas sirio que proporcionó información "muy importante". Pero ha apostillado que cuando Villarejo volvió a la Policía Nacional le dijo que "no estaba nada a su nombre, que lo iba a dejar en manos de su compañero". Desconoce si efectivamente lo hizo o si recabó la autorización necesaria para mantener esa red empresarial porque no recaía en el ámbito de sus competencias, ha rematado.

Linares ha descrito su relación con Villarejo como "escasa", enfatizando que no fue él quien buscó que se reincorporara al cuerpo de seguridad, sino que fue el comisario quien quiso volver: "Me dijo textualmente que le hacía ilusión volver a tener la placa". En la misma línea, Díaz Pintado, DAO entre 1996 y 2004, ha expuesto que su relación con Villarejo fue "muy esporádica". "Yo en esa época no conocía la actividad del señor Villarejo, ni si estaba autorizada previamente o posteriormente. En esa época lo ignoraba", ha afirmado.

Alguna vez Villarejo le transmitió "la posibilidad de llevar alguna investigación", en concreto para "establecer algún tipo de control sobre algún partido político", pero se lo denegó. "Fue a la trituradora", ha ilustrado. A pesar de ello, tanto Linares como Díaz Pintado han confesado que después de dar el salto al sector privado desde sus respectivas empresas se acabó contratando a sociedades de Villarejo para investigar a determinadas personas.

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