Unas palabras de Antonio Alcántara condenan a Ana Duato e Imanol Arias por ‘ignorancia deliberada’

  • En el último capítulo de Cuéntame, Antonio Alcántara reprocha a sus vecinos que se hayan dejado embaucar por una estafa piramidal.

    Con unas palabras llanas explica en la ficción lo que los juristas conocen como “ignorancia deliberada” en el mundo del Derecho.

Escena del capitulo de Cuéntame en que Antonio Alcántara, interpretado por Imanol Arias, regaña a sus vecinos por haberse dejado engañar en una estafa piramidal.
Escena del capitulo de Cuéntame en que Antonio Alcántara, interpretado por Imanol Arias, regaña a sus vecinos por haberse dejado engañar en una estafa piramidal.
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En el último capítulo de Cuéntame, Paquita, el personaje que encarna la sobrina de Antonio Alcántara y Mercedes Hernández, es víctima de una estafa piramidal. Ha invertido un millón de pesetas en un fondo que otorga intereses muy por encima del mercado. Pero sus males no terminan ahí.

No sólo se ha arruinado, sino que ha causado un grave perjuicio a sus vecinos, a quienes convenció de invertir en lo que parecía “un negocio redondo”. Cuando todos ellos irrumpen en el bar que regenta Paquita para exigirle responsabilidades, Antonio Alcántara, interpretado por Imanol Arias, llega en compañía de su esposa Mercedes (Ana Duato) para poner paz. Y lo hace con estas palabras exactas:

“Ahora se nos ha olvidado cómo funcionan estas cosas, ¿no? ¡Que siempre es lo mismo! Que unos van cobrando lo que otros van metiendo. Y así hasta que se rompe la cadena. Y siempre se rompe. Y al que le pilla, le pilló. ¡Y vosotros lo sabíais, por eso queríais estar arriba, porque queríais ganar dinero los de arriba a costa de los de abajo! Y queríais estar arriba, pero os ha tocado estar abajo. O sea, que olvidaos del dinero. Que nadie lo va a devolver, y mucho menos ésta (señala a Paquita), que también habrá perdido”.

La escena se puede ver íntegra del minuto 29 al 31 del capítulo de la serie emitida el pasado jueves 5 de mayo. T17 - Capítulo 308, 'Audiencia pública'

Imanol Arias y Ana Duato se encuentran ahora en el centro del huracán por un presunto caso de evasión de impuestos. La actriz ha acudido a declarar hoy a la Audiencia Nacional por este caso.

Me siento muy traicionada porque yo era un cliente de buena fe de Nummaria”. Estas han sido sus palabras ante la prensa. Afirma haber sido engañada por sus asesores fiscales.

Si es verdad que Ana Duato no sabía que sus asesores estaban cometiendo delitos en su nombre, ¿qué responsabilidad se le puede achacar a ella?"Ignorantia iuris non excusat"

Un antiguo principio jurídico establece una norma muy clara: “ignoratia iuris non excusat”, esto es: “La ignorancia de la ley no exime de su cumplimiento”. Ahora bien, ¿hasta qué punto comete un delito una persona que encarga trámites complejos -fiscales, jurídicos, empresariales o de cualquier otro orden- a un experto? Los ciudadanos no pueden conocer de todo; por eso contratan a expertos que les resuelvan estos problemas, y siempre se hace en el sobreentendido de que no van a cometer delitos.

En primer lugar, según explican expertos en Derecho Penal consultados por lainformacion.com, no existe una ignorancia absoluta de las cosas. El hecho de que Ana Duato o Imanol Arias hayan participado en campañas a favor de los fines sociales de los impuestos indica son conscientes de su importancia. Importancia tan grave que tiene consecuencias penales.

No hay que olvidar que tanto Duato como Arias han avalado con su firma el traslado de sus fondos al extranjero. “Quien toma la decisión son ellos, no sus gestores”, afirma Antonio Alberca, experto penalista que ha participado en importantes casos como el de Jaume Matas o el 11M.

De igual modo opina Alfredo Guerrero, del bufete SJ Berwin Madrid, quien recuerda que el asesor plantea las opciones al cliente, y éste tiene la última palabra. “Los asesores están para eso, para asesorar. No toman decisiones, explican las consecuencias de las distintas opciones que tiene el cliente”.Demostrar la culpabilidad de los asesores

“Si la culpa es de sus gestores, como afirma Ana Duato, lo primero que tiene que hacer es demostrarlo. No se puede acusar sin pruebas. Es, además, una falta de lealtad con tu gestor, puesto que con él has establecido una relación de confianza”, puntualiza Alberca.

Desde el punto de vista jurídico, su argumentación es débil. “Habría sido más lógico que tratase de argumentar que la sustracción de las pruebas fue ilegal y que por tanto no son válidas en un juicio”.

En caso es importante considerar la doctrina jurídica de la “ignorancia deliberada”. Un magistrado del Tribunal Supremo la definía del siguiente modo: “Como sabía la respuesta, no preguntó”. En términos más populares podría identificarse con la actitud de “hacerse el tonto”, esto eso, no querer enterarse de lo que parece obvio, para luego beneficiarse de las consecuencias de un acción que tiene muchas posibilidades de ser delictiva. Por ejemplo, si un desconocido nos entrega una maleta en un aeropuerto para que la llevemos con nosotros, y la aceptamos, estamos asumiendo las consecuencias del posible material ilegal que contenga esa maleta, como drogas o armas. 

Antonio Alberca lo resume del siguiente modo: “Está claro que tener dinero en un país extranjero no es delito. Pero si tú das permiso a tus gestores para que se lleven el dinero fuera, eres perfectamente consciente de para qué lo hacen. Por sentido común, sabes que esta operación comporta unos riesgos mayores que tener el dinero a tu país”.

Alfredo Guerrero recuerda que la intención de Duato y Arias no es otra distinta que pagar menos impuestos. “Para ello le habrán presentado varias opciones, y deben de haber sido informados de las ventajas e inconvenientes de cada una de ellas”.

Si a esa situación se añade que el destino de dinero es lo que todo el mundo conoce como “paraíso fiscal”, la responsabilidad aumenta.

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