El Sáhara complica las relaciones

Argelia acorrala a España con la llave del gas ante la falta de visión geoestratégica

Pedro Sánchez se ve preso de la dicotomía entre apoyar a Argel o a Rabat, regiones ambas clave para la economía nacional. Al primero lo necesita por la energía y al segundo por motivos migratorios y la pesca.

Albares en Argelia
Argelia acorrala a España con la llave del gas ante la falta de visión geoestratégica. 
MINISTERIO DE ASUNTOS EXTERIORES

Miguel de Cervantes estuvo preso durante cinco años en Argel, al norte de África, cuando su barco cayó en manos de piratas berberiscos poco antes de atracar en el puerto de Barcelona en 1575. En el momento actual, España está atravesando el mismo suplicio. El gobierno español está preso en una cárcel estratégica: apoyar a Argelia o apoyar a Marruecos. España depende del gas argelino para producir electricidad y alimentar sus calefacciones en invierno. Pero depende de Marruecos para obtener alimentos del mar, y para que contenga a las masas de migrantes que quieren entrar en Europa. El problema es que Marruecos y Argelia se odian. Y España depende de los dos. ¿Cómo explicar este delicado equilibrio que España debe mantener para no perder los lazos con ambas potencias?

El conflicto moderno empezó el 26 de enero de 1978. La actriz Victoria Vera aparecía en la portada de la revista 'Interviú' bebiendo agua de un coco con una pajita. El número 89 de la revista más famosa de la Transición llevaba en su portada que Ibiza se había convertido en un refugio de nazis; que ya había niños “con dos mamás”; cómo se hundió el Banco de Navarra; y un informe secreto titulado 'Así se repartieron en Sáhara'. Gracias a esa revista los argelinos (y los españoles) conocieron ese día los pactos secretos del llamado Acuerdo Tripartito de Madrid entre España, Marruecos y Mauritania. El Acuerdo en realidad se había firmado tres años antes, y consistía en que España abandonaba unos territorios africanos llamados el Sáhara Español siguiendo las indicaciones de la ONU sobre descolonización. Quedaría en manos de una administración transitoria formada por representantes de Marruecos, Mauritania y de los saharauis (la población autóctona). Ese territorio alcanzaría la independencia hasta formar un país llamado Sáhara Occidental. Los saharauis decidirían si lo deseaban ese destino por medio de un referéndum.

Pero la letra oculta revelada por 'Interviú' decía otra cosa: España, Marruecos y Mauritania se repartirían económicamente ese territorio, con lo cual los habitantes nativos, los saharauis no serían los beneficiados. Los gobiernos se saltaban por así decirlo los dictámenes de la ONU. El Sáhara Español era una provincia de 280.000 kilómetros cuadrados (la mitad de España) entre el mar Atlántico y el desierto del Sáhara. Con 1.200 kilómetros de costa, sus aguas están consideradas unas de las más ricas en pesca del mundo. El banco pesquero tiene 150.000 kilómetros cuadrados. Cuenta con más de 200 especies de peces y 60 tipos de crustáceos y moluscos. El Acuerdo de Madrid daba preferencia a 800 barcos españoles a faenar en esas aguas durante 20 años, pagando un canon por su uso. Además, en los acuerdos se permitía que las empresas españolas y marroquíes explotasen sus riquezas minerales. Esa exprovincia española tenía los mayores yacimientos de fosfatos del mundo. Los fosfatos son esenciales para los fertilizantes de la agricultura. Además, tiene cobre y uranio. Y recientemente hay indicios de que en su zona de influencia marítima hay bolsas de petróleo.

Pero Marruecos dio más pasos: meses después, cuando España había abandonado esas tierras, Marruecos se saltó la convención de la ONU y ocupó los territorios. Nunca se ha celebrado el referéndum. Para Argelia, el avance de Marruecos significaba una amenaza territorial pues su vecino no solo aumentaba su poder económico, sino su área de dominio africano. Lo que realmente temían los argelinos era que detrás de esta conquista territorial se cumpliera parte del sueño marroquí de alcanzar el Gran Marruecos. Este concepto, desarrollado por el gobierno marroquí en las décadas de 1950 y 1960, consistía en conquistar territorios históricos como Sáhara Occidental (Español), Mauritania, parte del Sáhara argelino (por el oeste), y parte de Malí (por el sur). Con ello formarían el Gran Marruecos. Era como si España reclamase territorios de tiempos de Carlos V como los Países Bajos, o el Milanesado.

El reino de Marruecos es la compuerta que impide la entrada de inmigrantes que proceden del propio Marruecos, o del África subsahariana

Las peleas entre Marruecos y Argelia ya les habían llevado en 1963 a la 'Guerra de las Arenas' donde se disputaron territorios fronterizos reclamados por ambos países, los cuales eran casi imposible de definir pues los mapas no tenían ninguna referencia orográfica. Solo arena. No había GPS entonces. Esos territorios en pelea incluían Tinduf, un enclave argelino donde ahora viven saharauis refugiados. Las relaciones entre España y Argelia, se remontan a más de cinco siglos. La influencia de España en el norte de África procede del siglo XVI. Los enclaves argelinos Marzalquivir (Marsa el Kabir) y Orán fueron colonizados por los españoles durante más de 200 años (1509-1792). “Esta colonización respondía al deseo de mantener el frente contra los mahometanos [otomanos] una vez finalizada la Reconquista, y extender la dominación cristiana sobre la Berbería”, afirma Lahouaria Nourine Elaid, en su trabajo 'Los españoles en Orán historia común y herencia lingüística' para la Universidad de Orán.

El mar Mediterráneo fue una lucha constante entre los reinos cristianos y los piratas otomanos para controlar una zona plagada de rutas comerciales esenciales. De hecho Cervantes y su hermano Rodrigo estuvieron combatiendo a los piratas otomanos hasta que en 1575 ambos cayeron en una emboscada cerca del puerto de Barcelona y acabaron con sus huesos en un 'baño' (prisión) en Argel, la actual capital de Argelia. En el siglo XVIII, la influencia española decayó pero la francesa se incrementó hasta el punto de que Argelia, el país más grande de África, era considerada un departamento francés. Pero desde siempre ha habido una potente colonia española en Argelia, sobre todo en Orán y su área circundante, hasta el punto de que se llamaba el Oranesado. En el siglo XIX y XIX hubo grandes migraciones de españoles a Orán y Argel, especialmente tras la Guerra Civil. Marcelino Camacho, el líder sindical de CCOO, trabajó como fresador hasta 1957 y recuerda que en Orán se hablaba sobre todo español. Había más europeos que argelinos, y entre los europeos, la mayoría eran españoles.

Argelia se independizó de Francia en 1962, después de una terrible guerra de liberación del Frente de Liberación Nacional contra militares franceses que se negaban a entregar el país. Los 'pied noirs' (o pies negros, al parecer por las botas militares francesas), que era como los árabes argelinos llamaban a los franceses, tuvieron que salir del país. Algunos de estos militares franceses intentaron organizar un golpe de estado contra el general de Gaulle, presidente de Francia. Muchos de ellos se instalaron en la costa de Levante, amparados por el gobierno de Franco. Para Argelia esto era una afrenta. Sin embargo, la diplomacia española supo jugar sus cartas pro árabes. Entre ellas, que España no reconocía a nuevo estado de Israel fundado en 1948, el gran enemigo de los árabes. A finales de los años sesenta un empresario catalán llamado Pere Durán Farell, logró que las autoridades argelinas permitieran a Catalana de Gas y el Banco Urquijo financiar y construir de una planta de licuefacción de gas en Argelia, poco después de descubrirse enormes bolsas de gas en el desierto. En 1969 se empezaron a enviar barcos de gas licuado a España desde el puerto de Beni Saf. En los años noventa, se construyó el inmenso gasoducto que va Argelia a España atravesando Marruecos. Los argelinos lo llaman 'Gasoducto Pere Duran Farell'.

Años después se construyó otro gasoducto submarino que va desde el mismo puerto de Beni Saf, hasta las costas de Almería, sin pasar por Marruecos. Estos dos gasoductos han sido como respiradores conectados a un enfermo en un hospital. España es un país que desde el punto de vista energético depende de las energías fósiles. Debido a que Argelia acoge en sus tierras desérticas a 170.000 refugiados saharauis perseguidos (para Marruecos muchos de ellos son terroristas del Frente Polisario), el reino de Marruecos trata de hacer la vida imposible a Argelia. Por ejemplo, los marroquíes dan soporte a grupos terroristas en Argelia, según el gobierno de Argel. Además, el reino de Marruecos apoya a los movimientos secesionistas de la Cabilia (los bereberes, al norte de Argelia), y al parecer, Marruecos ha empleado el 'software' Pegasus para espiar a militares y políticos argelinos. Todos esos argumentos sirvieron a Argelia para cortar relaciones con Marruecos en agosto de 2021 acusando a su vecino de “acciones hostiles”. Y dos meses después Argelia cerró el grifo del gasoducto que iba a España pasando por Marruecos. Para Marruecos, eso supuso perder entre 50 y 200 millones de euros de ingresos al año, y encima quedarse sin combustible para sus centrales eléctricas de ciclo combinado de gas.

Argelia ha sido hasta el año pasado el principal suministrador de gas a España

Sabiendo que dependía del gas argelino, uno de los planes de Marruecos para ignorarles consiste en construir un ambicioso gasoducto desde Nigeria, uno de los mayores productores de gas del mundo, hasta Marruecos e incluso hasta España. Este gigantesco proyecto saldría del golfo de Guinea y alimentaría a 13 países costeros africanos occidentales, y sería además la alternativa al competidor gasoducto Transahariano que iría de Nigeria a Argelia por el desierto. Este último es un proyecto aún no realizado que tiene el inconveniente de que recorrería una zona plagada de grupos radicales islámicos que en cualquier momento pueden cortar el suministro.

Para España, ambos países son esenciales para su supervivencia. Marruecos permite faenar a los barcos españoles en los ricos caladeros del Sáhara Occidental. Además, el reino de Marruecos es la compuerta que impide la entrada de inmigrantes que proceden del propio Marruecos, o del África subsahariana. Cuando Marruecos decide abrir esa compuerta, las costas españolas se llenan de inmigrantes no documentados. Desde abril del año pasado han entrado en sucesivas oleadas 50.000 inmigrantes en España, como respuesta a la hospitalización en Logroño al líder del Frente Polisario, enemigo de Marruecos.

Argelia ha sido hasta el año pasado el principal suministrador de gas a España. Cuando Argelia cortó relaciones con Marruecos y cerró el suministro de gas, España se quedó sin una importante fuente de suministro energético. Le quedaba otro gasoducto argelino, que va directamente de Argelia a Almería. Pero en pocos meses las relaciones han empeorado por el palpable giro de la política exterior española hacia Marruecos. En marzo de este año 2022, lo argelinos se quedaron sorprendidos cuando supieron que el gobierno español había enviado una carta al rey de Marruecos afirmando que “debemos construir una buena relación que evite las futuras crisis”. Entre la buena relación, el presidente español Pedro Sánchez se refirió a encontrar una solución al conflicto del Sáhara Occidental, lo cual partía de considerar como “seria, creíble y realista” la propuesta marroquí de calificar a ese territorio de autonomía. Eso significaría olvidar el referéndum saharaui. 

Argelia ha respondido a ese movimiento diplomático amenazando con romper el contrato de gas con España. Hace pocos días, Argelia suspendió su tratado de amistad con España, firmado en 2002. Eso significa suspender flujo comercial considerable valorado en cerca de 3.000 millones de euros, según el Icex. Bancos y empresas españoles no pueden operar en el país norteafricano. A pesar de que desde octubre pasado EEUU es el principal suministrador de gas a España gracias a los barcos metaneros, también es verdad que el gas americano viene a un precio superior. Para rematar las cosas, Argelia ya ha anunciado que desea revisar los precios de esa materia prima. Hoy, España, como Cervantes hace casi 450 años, es prisionera de los argelinos. Tras un verano en que se esperan precios altos de los combustibles fósiles, puede presentarse un invierno con precios aún más elevados debido a tres factores: la persistencia de la guerra en Ucrania, la venganza de Argelia y la falta de visión geoestratégica del gobierno español.

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