Argentinos olvidan el "que se vayan todos" y apuestan por reelecciones

  • El gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, se sumó el domingo a la lista de candidatos oficialistas que lograron su reelección en los últimos meses en una Argentina que parece haber olvidado la consigna "que se vayan todos (los dirigentes políticos)" que se popularizó en la crisis de 2001.

Maricel Seeger

Buenos Aires, 19 sep.- El gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, se sumó el domingo a la lista de candidatos oficialistas que lograron su reelección en los últimos meses en una Argentina que parece haber olvidado la consigna "que se vayan todos (los dirigentes políticos)" que se popularizó en la crisis de 2001.

La bonanza económica y la fragmentación de la oposición son, según analistas consultados por Efe, las claves de la ola de reelecciones que vive el país y que favorece al oficialismo, tal como demuestra el holgado triunfo de la presidenta Cristina Fernández en las primarias del pasado agosto y la victoria de la mayoría de los gobernadores alineados con el Ejecutivo.

El último caso es el de Capitanich, una incondicional aliado de la mandataria, que el domingo obtuvo la reelección con el 66,5 por ciento de los votos en Chaco, uno de las provincias más pobres de Argentina.

Este año catorce de los 24 gobernadores del país han intentado o intentará repetir en el cargo en los procesos electorales previstos.

Además, en siete de las diez elecciones provinciales celebradas desde el pasado marzo triunfaron candidatos aliados de la presidenta, quien el 14 de agosto ganó las primeras elecciones primarias de la historia argentina con el 50,24 por ciento de los votos, unos 38 puntos más que el segundo más votado, el radical Ricardo Alfonsín, hijo del fallecido expresidente Raúl Alfonsín.

El oficialista Frente para la Victoria, una facción del peronismo liderada por la mandataria, no logró imponerse sin embargo en tres distritos de peso, como la ciudad de Buenos Aires y las provincias de Córdoba y Santa Fe, que se ubican entre los primeros cuatro en cantidad de votantes.

En la capital, el alcalde Mauricio Macri, conservador, uno de los principales opositores a Fernández, fue reelegido el pasado 31 de julio con el 64 por ciento de los votos en una segunda vuelta disputada con el peronista Daniel Filmus.

En Córdoba y Santa Fe triunfaron los oficialismos locales, de la mano respectivamente del peronista José Manuel de la Sota, quien había gobernado la provincia de 1999 a 2007, y el socialista Antonio Bonfatti, delfín del gobernador santafesino y candidato presidencial, Hermes Binner.

"Los oficialismos son los grandes ganadores de la agenda electoral. La bonanza económica hace que la gente se vuelva conservadora y prefiera no cambiar", evaluó el analista Jorge Arias, de la consultora Polilat.

"A eso se suma que hay un estado poderoso a nivel económico, lo que se traduce en programas que generan bienestar e impactan en los sectores más bajos, volviéndose dependientes de aparato estatal", indicó.

El PIB de Argentina creció en 2010 un 9,2 por ciento, con lo que acumuló ocho años de recuperación tras la crisis económica y financiera de 2002. Para este año, el Gobierno espera una expansión del 8,2 por ciento.

Además, "hay una ausencia de alternativas válidas desde la oposición, dispersa en varios sectores, para que la gente se vea tentada al cambio", señaló Arias.

Luego de la renuncia del radical Fernando de la Rúa a la Presidencia en diciembre de 2001, varios dirigentes se alejaron de su partido para refugiarse en la concertación propuesta por el fallecido expresidente Néstor Kirchner (2003-2007), esposo y antecesor de Fernández.

Al mismo tiempo el peronismo se dividió en los últimos años entre kirchneristas y disidentes que se oponen férreamente a Fernández.

"En la oposición hay dificultades, pero también es muy difícil competir en un contexto en que los poderes ejecutivos cuentan con tantos recursos", sostuvo el analista Sergio Berensztein, de la consultora Poliarquía.

"Hay un incremento del tamaño y la capacidad del estado en gasto público y esto estimula que quienes están en cargos ejecutivos sean populares y tengan intención de continuar en el poder. En Argentina, el gasto público aumentó mas de 10 puntos del PIB en los últimos diez años", argumentó el analista.

Más allá de las condiciones económicas, Berensztein aseguró que "la tradición reeleccionista es muy fuerte en Argentina, con un incremento en los últimos años en cargos ejecutivos".

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