El arreón al autoconsumo abre un debate sobre la propiedad de la red eléctrica

  • Las directivas europeas conceden un papel destacado a las autoridades regionales y también locales en el nuevo sistema eléctrico.
Un trabajador limpia una placa solar en la azotea de un edificio. EFE
Un trabajador limpia una placa solar en la azotea de un edificio. EFE

El impulso al autoconsumo de electricidad y en especial al autoconsumo compartido ha abierto nuevas oportunidades para las grandes compañías de electricidad. Todas ellas preparan ofertas para captar clientes. Pero, al mismo tiempo, avanza el debate sobre el papel que debe tener la iniciativa pública, sobre todo los ayuntamientos, en el desarrollo, la responsabilidad -y la propiedad- de la red de baja tensión. Es la que debe dar servicio a las necesidades de los nuevos productores y consumidores.

Las compañías tradicionales reclaman rentabilidades del 7% para mantener la calidad de la red. Estiman que deberán invertir 7.000 millones de euros hasta 2030 para canalizar las necesidades de las renovables y del autoconsumo. Eso sólo en la red de baja tensión que durante décadas interesó poco a las grandes empresas porque era más cara que rentable.

Ahora son otros tiempos. Se imponen otros modos de consumo y lo que antes era una carga para el negocio, ahora es importante. La antigua patronal del sector eléctrico, Unesa, se ha dado cuenta. Reconvertida en la asociación Aelec, su tarea es defender la propiedad de las redes eléctricas de sus asociadas -Endesa, Iberdrola, Naturgy, EDP y Viesgo- y evitar que la CNMC convenza al Gobierno para dar un hachazo a la retribución de las redes eléctricas desde el 7% al 5,46%. Son 140 millones al año.

Redes de baja tensión

Por eso hay debate. Expertos en energía como Javier García Breva (N2E) consideran que la actividad de autoconsumo debe estar abierta a la competencia y para ello, las redes de baja tensión deberían estar en manos de las corporaciones locales. Las Directivas europeas de renovables (UE 2018/2001 y UE 2018/844) y de eficiencia energética de edificios aluden constantemente al papel destacado que deben tener las autoridades regionales y locales en el nuevo sistema eléctrico.

Unidas Podemos se mueve en esa dirección. La formación de Pablo Iglesias ha presentado iniciativas en el Congreso  para que los municipios, mancomunidades y asociaciones de municipios puedan constituir sociedades públicas municipales para la gestión de la red de distribución. En ciudades como Barcelona o Cádiz se han puesto en marcha comercializadoras públicas de energía.

El Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía (IDAE) también da pasos para explorar alternativas al control de las grandes compañías de los nuevos modos de producción y de consumo de electricidad. En colaboración con el operador del mercado eléctrico (OMIE) diseña mercados locales de electricidad con participación de todos todos los actores (distribuidoras, comercializadoras y consumidores).

Protagonista, el productor

En la práctica, supone un cambio importante al convertir en protagonista al pequeño productor-consumidor, aglutinado en torno a empresas agregadoras de demanda. Es un empujón para proyectos de redes locales que ya existen. Los datos de la Asociación de Redes de Calor y Frío (ADHAC) muestran que en 2018 existían 402 redes energéticas censadas, un 14% más que en 2017, con 700 kilómetros de líneas repartidas por 5.000 edificios. La mayor parte de los proyectos están en Cataluña (130 proyectos, 32%), seguida de Castilla-León (57, 14%) y de Madrid (35, 8,7%). Es un comienzo.

El debate sobre la municipalización de la red de baja tensión forma parte de una discusión más amplia sobre la participación pública en el sector energético. En España, tras el proceso de privatizaciones, la presencia del Estado en el sector se limita a los gestores de las redes de electricidad (REE, 20%) y de gas (Enagás, 5%). La que fue joya de la corona, Endesa, es propiedad (70%) del grupo italiano Enel. 

En los países más desarrollados, lo habitual es que el Estado participe en el negocio. Estados Unidos, Francia, Holanda, Suecia, Italia, Suiza o Japón son buenos ejemplos. En 2018, la OCDE revisó el panorama internacional y concluyó que 32 de las 50 mayores empresas del sector eléctrico a nivel mundial tienen participación pública.

En España el debate se anima más porque las asociaciones de renovables recuerdan que las grandes eléctricas cobraron en su día a los promotores de proyectos para autorizar su acceso y conexión a la red. El promotor pagaba y la eléctrica se quedaba con la propiedad de las infraestructuras. Por ello ven adecuado que los municipios den un paso adelante para asumir la propiedad de las redes por las que debe discurrir el cambio del sistema energético.

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