Así se vive en el Salvador el miedo a que te maten solo por pisar la calle día a día

    • En el país se han registrado más de 3.000 muertes violentas en solo siete meses, mil más que en el mismo periodo del año anterior.
    • "Es una guerra de baja intensidad", relata desde el país el periodista Roberto Valencia.
Violencia en El Salvador
Violencia en El Salvador

3.332 asesinatos en 7 meses. Esas son las alarmantes cifras que registra El Salvador en lo que va de año. La tasa de homicidios ya supera a la de Honduras, el país más peligroso del mundo, según las Naciones Unidas. El ratio es de 16 muertes violentas al día, aunque en la última semana ha sido de 34.

"Es una guerra de baja intensidad", afirma el periodista, Roberto Valencia, en conversación telefónica desde El Salvador. La sangría no cesa y el problema preocupa a la población local que ven cómo las pandillas controlan su vida, desde la calle por las que pueden pasar hasta el colegio en el que pueden inscribir a sus hijos.

"Aunque no pertenezcas a una pandilla si vives en territorio de la mara Salvatrucha no podrás acceder a las zonas controladas por Barrio 18", asegura el periodista. La actividad de las pandillas es patente, y afecta a la vida diaria. Conductores de autobuses y taxis, dueños de pequeñas tiendas o empresas de distribución se han acostumbrado ya a la extorsión de las maras a las que tienen que pagar para poder ejercer su profesión."Hay niños que no quieren ser futbolistas, quieren ser pandilleros"

Cualquier persona puede verse afectada por las pandillas aunque existen ciertos perfiles más sensibles. "Una persona de 50 años escapa de los objetivos de las pandillas", señala Valencia. Son los jóvenes y los menores de edad los más susceptibles a sucumbir ante los cantos de sirena de las maras que son vistos como referentes sociales. "Hay algunos niños que no quieren ser astronautas o futbolistas, quieren ser líderes de una pandilla", sentencia.

Sin embargo, la población se ha acostumbrado a este fenómeno y se adaptan como pueden a la violenta situación que vive el país. Se estima que existen unos 60.000 pandilleros al que si se suma su entorno, -cónyuges, hijos...- llegan a ser una población de 500.000 personas, el 8% de los habitantes totales de El Salvador. "Son un ejemplo de éxito social", espeta el periodista que explica que las maras no son un fenómeno extraño, "no son unos marcianos", están integrados en la sociedad y pueden llegar a ser un ejemplo a seguir para los más jóvenes.Proteger a un hijo de las pandillas es casi tarea imposible

Existen familias que viven en las zonas conflictivas y que quieren mantener a sus hijos lejos de las pandillas. La tarea es árdua y la única solución pasa por mantener a sus vástagos alejados de las calles, dejándoles salir solo para ir al colegio y restringiendo sus visitas a gente de confianza. Y es que, los pandilleros se integran en estos grupos desde muy temprana edad. No es extraño encontrar a miembros de entre 13 y 15 años, con los que suelen iniciarse.

Aunque el perfil tipo del pandillero al uso es de un jóven de entre 17 y 20 años con un nivel educativo bajo. Aunque, "hay de todo" aclara Valencia. De hecho, los líderes de esta formaciones que se iniciaron en la década de los 90 rondan ya la cuarentena. Si bien es cierto, que muchos de ellos están ya encarcelados.

El periodista aclara que el estereotipo del pandillero con tatuajes muy visibles en el rostro y los brazos está cambiando. Desde hace ya varios años los miembros de las maras decidieron dejar de marcarse la piel y son solo los que están en prisión con condenas muy largas los que continúan colmando su epidermis de tinta.En su zona de influencia, las maras son los reyes de todo

Las maras son estructuras organizadas que requieren de fondos para financiarse. La principal fuente de ingresos proviene de las extorsiones al resto de la población y de la imposición de "impuestos" a locales y salvadoreños exiliados que viven en el extranjero y vuelven al país a pasar unos días. También sacan fondos de la venta de droga aunque practican un narcotráfico a pequeña escala, normalmente no mueven grandes cantidades de estupefacientes.

Los motivos del auge de este fenómeno son muy diversos y el país se ha convertido en caldo de cultivo para estos grupos. Valencia señala a la "derecha recalcitrante" que hace unos años impuso ciertas medidas económicas que terminaron sumiendo a buena parte de la población en la pobreza, el mejor ingrediente para la proliferación de la violencia.El pacto con las maras no dio frutos

El Gobierno del país intentó hace algunos años llegar a una tregua con las pandillas -aunque siempre negó el pacto-. A cambio de que ellos redujeran el número de asesinatos sus líderes serían movidos de cárceles. Aunque la medida no le salió bien y terminó por romper cualquier negociación con las maras. Desde entonces emprendieron una política de agresión directa a las pandillas que terminó por generar más violencia.

Aunque al Gobierno no le va mal con esta táctica socialmente hablando. La población de El Salvador está harta de la situación y cualquier medida que implique asestar un golpe contra las pandillas está bien vista, aunque éstas terminen generando más caos. "Es un pueblo que quiere sangre" dice Valencia que se muestra muy negativo ante la situación que vaticina que los asesinatos seguirán aumentando en los próximos meses. "No puede ser la solución encarcelar al 10% de tu población".

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