Astarloa deja el Congreso y se convierte en la última víctima del fin del aznarismo

    • El diputado popular, secretario de Estado con Aznar, abandona la política nacional para pasar a dirigir el Consejo Consultivo de Madrid.
    • El distanciamiento de Rajoy con su predecesor ya motivó las bajas de Acebes, Zaplana, Pizarro, Cascos o Mayor Oreja.
Astarloa, vocal de FAES y persona muy vinculada a Aznar, deja su escaño.
Astarloa, vocal de FAES y persona muy vinculada a Aznar, deja su escaño.

Era uno de los últimos supervivientes del aznarismo. Ignacio Astarloa, exsecretario de Estado de Seguridad y exsubsecretario de Justicia en la segunda legislatura de José María Aznar, deja la política nacionalpara pasar a dirigir el Consejo Consultivo de Madrid, convirtiéndose así en el principal asesor del Ejecutivo regional que preside Ignacio González.

Astarloa, que en las generales de 2011 fue el número ocho en la lista del PP por Madrid, ocupaba en el Congreso un segundo plano, como el resto de diputados vinculados al expresidente del Gobierno. Portavoz popular en la comisión de Justicia de la Cámara Baja esta legislatura, su protagonismo ha sido testimonial, al igual que el de Gabriel Elorriaga, Cayetana Álvarez de Toledo o Miguel Ángel Cortés, otros de los parlamentarios de la órbita de Aznar que siguen en el Congreso pese al distanciamiento de Mariano Rajoy con su predecesor. La relación entre ambos es tan fría que ni Rajoy ni ningún miembro del Gobierno acudió a la presentación del último libro del exjefe del Ejecutivo -Aznar aseguró entonces que tomaba "nota" del plantón-, al igual que éste renunció a asistir a la Convención Nacional del PP en Valladolid hace tres meses o se ha pronunciado sin contemplaciones en contra de la política fiscal del Gobierno.

El enquistamiento se remonta a 2008, cuando Rajoy decidió dar un cambio de rumbo en el partido tras perder las elecciones. Entonces se liberó de las ataduras de Aznar y relevó a sus dos principales lugartenientes, el secretario general Ángel Acebes y el portavoz del PP en el Congreso, Eduardo Zaplana, que habían compartido gabinete con él y eran claros representantes de la etapa anterior. Además, prescindió de quien había sido su 'número dos' en esos comicios, Manuel Pizarro -que acabó renunciando al escaño-, y apostó por una nueva generación de dirigentes encabezada por Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal.

La escenificación más evidente de la desaparición del aznarismo tuvo lugar hace pocas semanas, cuando Jaime Mayor Oreja renunció a liderar la lista popular en las europeas. La cabeza visible de la política antiterrorista del expresidente daba un paso atrás, como ya hicieran otros miembros del PP vasco -María San Gil, Regina Otaola- a los que ahora se suma Astarloa. Carlos Iturgáiz, otro destacado miembro de ese grupo, ha sido relegado al puesto 18 de la lista europea, en el límite de los escaños que las encuestas otorgan a la formación de Rajoy.

En el Gobierno, cuando se confirme la marcha a Estrasburgo de Miguel Arias Cañete, solo quedarán dos ministros que también lo fueron con Aznar: Cristóbal Montoro y Ana Pastor. Ninguno de ellos, sin embargo, puede considerarse miembro de la vieja guardia, pues son personas de la más estrecha confianza del presidente y le asistieron en su larga travesía por el desierto de la oposición. También aguanta Ana Mato, reconvertida al marianismo tras ser una fiel del exjefe del Ejecutivo durante años.

Cuando Rajoy llegó a la Moncloa prefirió rodearse de los suyos y continuar con el alejamiento de la anterior etapa popular, iniciado en el célebre Congreso de Valencia de 2008. Así, envió a las embajadas de India y de Reino Unido a otras dos figuras del aznarismo que seguían en la primera línea: Gustavo de Arístegui y Federico Trillo.

La 'limpia' se ha extendido también por las autonomías, ya que en este tiempo el líder del PP ha ido colocando a gente de confianza -Feijoo, Bauzá, Sánchez-Camacho- en las direcciones regionales, un proceso que culminó hace unas semanas en Andalucía con la promoción de Juan Manuel Moreno. La dimisión de Esperanza Aguirre en 2012 supuso la desaparición del único barón -baronesa en este caso- díscolo con Génova, permitiendo a Rajoy gestionar a sus anchas. Este modo de actuar le costó la escisión del exvicepresidente Francisco Álvarez-Cascos tras no ser elegido candidato del PP a la presidencia de Asturias. Cascos dejó su partido de toda la vida y creó uno nuevo que dividió al centro-derecha en esa región y dejó a los populares sin posibilidades de gobernar el Principado.

Mientras tanto, los aznaristas que un día tuvieron el mando en España buscan refugio en la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES) que dirige su mentor. En el patronato están Aguirre, Astarloa, Elorriaga, Cortés, Mayor Oreja, Trillo, Arenas, Zaplana o Alejo Vidal Quadras, quien recientemente abandonó el PP junto a Santiago Abascal para lanzar su propio partido, Vox. Un proceso de retirada voluntaria o forzada en el que apenas quedan ya fases pendientes y que ha permitido a Rajoy disfrutar de un poder omnímodo.

Sigue @davidmartinezg//

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