Atacantes con jeringuillas uigures afrontan la posibilidad de pena de muerte

  • Pekín.- Los cuatro uigures acusados de los misteriosos ataques con jeringuillas acaecidos en Xinjiang, la región autónoma occidental donde en julio murieron casi 200 personas por el conflicto racial entre esta etnia y la china han, pueden afrontar castigos de entre tres años y la pena de muerte.

Pekín.- Los cuatro uigures acusados de los misteriosos ataques con jeringuillas acaecidos en Xinjiang, la región autónoma occidental donde en julio murieron casi 200 personas por el conflicto racial entre esta etnia y la china han, pueden afrontar castigos de entre tres años y la pena de muerte.

Según informa hoy la agencia oficial de noticias Xinhua, las autoridades han decidido aplicar castigos modélicos a los responsables de unos ataques que han producido una nueva oleada de protestas masivas desde el miércoles pasado, en las que han fallecido al menos 4 personas y otras 14 fueron hospitalizadas.

Según una circular distribuida en Urumqi, capital de la región, aquellos que atacaron con jeringas infectadas con sustancias dañinas o tóxicas serán sentenciados a penas entre tres años de cárcel y cadena perpetua, y en algunos casos pueden afrontar la ejecución si las consecuencias de sus ataques han sido graves.

Aquellos que hayan divulgado falsa información o rumores sobre ataques con jeringuillas serán también detenidos o encarcelados.

Además, las autoridades de esta región, habitada desde hace siglos por esta raza de origen turco y religión musulmana pero adonde en los últimos años se han desplazado millones de colonos chinos, han decidido movilizar a más de 7.000 funcionarios con una misión "armonizadora": aliviar el pánico y las tensiones.

Estos funcionarios visitarán 110 comunidades en Urumqi en una campaña "puerta por puerta" para explicar las políticas y solucionar disputas, señaló Wang Lequan, el secretario del Partido Comunista de China (PCCh) en la región, al que los manifestantes piden dimitir por no poder mantener la estabilidad social.

El fin de semana el conflicto étnico en Xinjiang se cobró a su primera víctima política, Li Zhi, el secretario del PCCh en Urumqi, que fue sustituido por Zhu Hailun.

Desde los disturbios del 5 de julio, en los que murieron 197 personas y otras 1.600 resultaron heridas, según datos oficiales, las autoridades locales habían enviado a los barrios uigures a unos 1.500 funcionarios con la misión de pacificar la zona, "educar a estas comunidades y mantener el orden social".

Pekín culpa al separatismo y al terrorismo de haber instado a las tensiones entre uigures y chinos, mientras los grupos uigures en el exilio culpan a las políticas étnicas de Pekín, a las que consideran discriminatorias con respecto a su etnia, de haber provocado la tensión racial.

Según las autoridades locales, la situación en Urumqi está bajo control, pero es "frágil", según señaló el secretario Wang, supuestamente un protegido del presidente Hu Jintao.

El gobierno chino en la región asegura que hasta el viernes pasado se habían registrado 531 víctimas de ataques con jeringuillas hipodérmicas contra la población, de las que 171 mostraban signos de haber sido pinchadas con agujas, pero ninguna de ellas está infectada de momento por supuestas enfermedades o sustancias tóxicas, como indicaban algunos rumores.

La mayoría de las víctimas son de la etnia han, mayoritaria en China, y una minoría son uigures, hui y kazajos.

Desde julio, las calles de Urumqi están tomadas por las fuerzas militares chinas, y las vías de acceso a los barrios uigures están bloqueadas como medida preventiva para evitar linchamientos.

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