El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso ultima los trámites para comenzar el proceso de ejecución de Madrid Nuevo Norte, un proyecto que el Ejecutivo regional fija como el más importante para la recuperación económica tras la pandemia. El Consejo regional va a dar, de forma inminente, el visto bueno final a una serie de modificaciones que ha realizado el Ayuntamiento de Madrid al proyecto que aprobó el pasado 20 de marzo, al inicio del estado de alarma. Este trámite, según confirman fuentes de la Comunidad de Madrid, se concretará antes de finalizar el verano, lo que supondrá el impulso definitivo al mayor plan urbanístico de Europa que va a cambiar radicalmente el aspecto de 3 millones de metros cuadrados, el equivalente a 460 estadios de fútbol.
El proyecto que salió en marzo de Sol tenía que ser sometido a algunos cambios ("mínimos") por parte de los responsables del Ayuntamiento que dirige José Luis Martínez-Almeida. Son 50.000 folios y 5.000 pdf de documentación que han requerido un análisis minucioso para evitar problemas legales o posibles reclamaciones futura. El trabajo ya está hecho y ahora los técnicos de la Comunidad de Madrid están adaptando esos cambios al proyecto final que, primero, pasará por la Comisión de Urbanismo y, más tarde, irá a Consejo de Gobierno. El timing que se contempla, como decimos, implica que en otoño todo estará listo.
El siguiente paso, una vez completados los trámites administrativos, será la firma de convenios entre las tres partes implicadas en Madrid Nuevo Norte: Comunidad de Madrid, Ayuntamiento de la capital y Ministerio de Transportes, y los propietarios de los terrenos. Los siguientes trámites son los ya conocidos de diseño del proyecto de infraestructuras, con la nueva estación de Chamartín como epicentro del mismo y el mayor rascacielos del país (70 plantas), y la urbanización, primero, y edificación, después.
Fuentes cercanas al Gobierno regional apuntan que los primeros movimientos de tierras para arrancar esa fase de urbanización están previstos para inicios del próximo año y apuntan al primer trimestre como una opción sobre la mesa. Todos los proyectos deben estar aprobados antes por el Ayuntamiento en cada uno de los cuatro tramos de Madrid Nuevo Norte: Estación de Chamartín, Centro de Negocios, Malmea-San Roque-Tres Olivos y Las Tablas Oeste.
Madrid Nuevo Norte es, en definitiva, el principal proyecto económico de la legislatura Ayuso. También de la de Almeida. Un dato que ofrecen fuentes de la Consejería de Urbanismo: la construcción moviliza en torno al 20% del PIB madrileño. Este proyecto, consideran, ejercerá un "efecto multiplicador" en la economía de la región, la más afectada por la Covid.
Madrid ha cifrado en más de 250.000 la generación de empleos que supondrá Madrid Nuevo Norte durante los próximos años: hasta 130.000 puestos de trabajo directos y otros 120.000 indirectos derivados de actividades complementarias. El Gobierno regional calcula también que las administraciones públicas ingresarán a efectos fiscales 3.793 millones de euros a lo largo del desarrollo del proyecto, según los datos del mismo (559 millones de euros para la Comunidad de Madrid, 1.718 millones de euros para la Administración General del Estado y 1.516 millones de euros para el Ayuntamiento de la capital).
27 años de promesas y proyectos fallidos
El de este verano será el último trámite para que la antigua Operación Chamartín vea la luz. Han pasado 27 años desde las primeras promesas. El plan de Ayuso y Almeida es el mismo que el que aprobó en su día Manuela Carmena, la anterior alcaldesa de Madrid, en un acuerdo especialmente valorado con Distrito Castellana Norte, la sociedad controlada por BBVA y promotora del proyecto. El equipo de Ahora Madrid, con José Manuel Calvo a la cabeza, exconcejal de Urbanismo, fue el responsable del mismo y estuvieron cerca de culminarlo. El Ejecutivo de PP y Cs lo mantuvo.
Un detalle que no ha pasado desapercibido entre los implicados en el proyecto es la posición del PSOE en el pleno del 29 de mayo que aprobó las modicaciones que ahora está haciendo suyas el Gobierno autonómicos. En esa votación los socialistas se abstuvieron, marcando distancias con un plan urbanístico que ultima la recta final tras casi tres décadas de idas y venidas.
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