Aznar fue más duro con Ibarretxe que Rajoy con Mas ante un órdago menor

    • Ibarretxe no planteaba una separación absoluta de España, que podría seguir regulando en el País Vasco en materias tan variadas comodefensa, derecho penal o política exterior, entre otros.
    • Aznar reformó el Código Penal para poder encarcelar al lehendakari si seguía adelante con la celebración de un referéndum
Mas e Ibarretxe, impulsores de los proyectos nacionalistas en Cataluña y en el País Vasco
Mas e Ibarretxe, impulsores de los proyectos nacionalistas en Cataluña y en el País Vasco

Han pasado 10 años desde el famoso Plan Ibarretxe, un órdago de los nacionalistas vascos que indignó a gran parte de la sociedad y fue rechazado en el Congreso de los Diputados. Ahora, España se enfrenta a otro reto nacionalista: el catalán.

Ambas hojas de rutas contemplan el derecho de autodeterminación, es decir, la celebración de un referéndum en el que se pregunte sobre la nación vasca o catalán respectivamente, la creación de estructuras propias de un Estado, como una administración de Justicia propia, o diseñar unas relaciones distintas entre sus territorios y el Estado español.

Muchos son los que esperan que se actue con la misma contundencia que con el entonces lehendakari vasco. Sin embargo, parece que la forma de proceder del gobierno es completamente distinta.

En vista de esta divergencia cabe preguntarse qué diferencia a estas hojas de ruta para haber provocado reacciones tan diferentes.El Plan Ibarretxe era menos 'rupturista' que el catalán

En primer lugar, el plan de Ibarretxe era mucho menos 'agresivo' que el propuesto por JxSí y la CUP. Si bien los vascos pedían que se reconociera el "derecho de autodeterminación", no planteaban una secesión unilateral tan drástica como la de los catalanes.

En este sentido, pese a que ambos han contemplado siempre la opción de un referéndum, el modelo vasco era menos 'rupturista' en caso de que saliera un sí. Es decir, que al contrario que lo que ocurre actualmente en Cataluña, Ibarretxe no planteaba una separación absoluta con el resto de la Nación.

Es más, en el propio plan vasco se especificaba que España regularía en materia de defensa, legislación civil, mercantil y penal (sin perjuicio del derecho foral, sustantivo y del los contratos de administraciones públicas), marina mercante, nacionalidad española (inmigración extranjería, derecho a asilo,...), producción, comercio, tenencia y uso de armas y explosivos, control del espacio aéreo, y política exterior.

Por su parte, en Cataluña, además de haber abierto ya embajadas, solo acudiría a las normas españolas por medio de una ley de transitoriedadhasta que pudiera desarrollar un ordenamiento jurídico pleno.Los vascos acataron la decisión de TC

Esta ruptura con respecto a la legalidad española también se ve en la actitud de ambos mandatarios para aceptar el rechazo de los poderes españoles. Así, a pesar de la negativa incial de Ibarretxe de aceptar el rechazo de su plan en el Congreso de los Diputados y que su hoja de ruta incluía una claúsula por la cual su plan no podía ser anulado unilateralmente por los jueces españoles, acabó aceptando la resolución del Tribunal Constitucional y dejando a un lado sus ansias más secesionistas.

JxSí y la CUP no parecen dispuestas a ceder tan facilmente. En el documento que detalla cómo será el inicio del proceso hacia la eventual República Catalana anuncian que "el Parlament, que las decisiones del gobierno español y sus instituciones no podrán hacer retroceder en el proceso de secesión y que el proceso de desconexión no se someterá a las leyes españolas y que tampoco estará condicionado por el Tribunal Constitucional español", ya que lo consideran deslegitimado y sin competencias en Cataluña desde que se firmó el Estatut en 2010.¿Doble nacionalidad?

También en el plano de la doble nacionalidad se aprecian diferencias. El debate en Cataluña se centra en si los nacidos en Cataluña antes de la independencia tendrían derecho a una doble nacionalidad, pero nadie duda de que, una vez separados de España, los nacidos en este nuevo territorio tendrían únicamente la catalana.

Los vascos, por su parte, proponían que "el reconocimiento de ciudadanía y nacionalidad vasca a todos los habitantes de la Comunidad, permitiéndoles el disfrute o acreditación de la doble nacionalidad vasca y española". Además, añadían que el "ostentar una u otra nacionalidad no supondría merma o incremento de derechos y obligaciones, por cuanto que estas cuestiones estarían aparejadas a la ciudadanía y no a la nacionalidad".

La pertenencia o no a la Unión Europea ha sido y es un tema muy polémico. Mientras que los independentistas catalanes han insistido en que su nuevo Estado tendría un hueco por derecho propio en esta institución (punto rebatido hasta la saciedad por políticos españoles y mandatarios extranjeros), los vascos apostaban por un modelo más moderado, esto es, querían que España fuera la que garantizase una representación directa en Europa, tal y como ocurre en Holanda, Bélgica y los länder alemanes.La dureza de Aznar vs la falta de previsión de Rajoy

Pero si una diferencia destaca es la diferencia de trato del Gobierno, ambos populares, hacia los dos planes independentistas. Dos años antes de que se votara el Plan Ibarretexe, cuando el lehendakari empezó a fantasear con convocar un referéndum, Aznar se adelantó y reformó el Código Penal para incluir como delito penado con cárcel la convocatoria de una consulta ilegal, aunque este artículo fue anulado, posteriormente, por el gobierno de Zapatero.

Por el contrario, uno de los reproches más sonados hacia el actual presidente es que no ha actuado con la suficiente contundencia ante los órdagos secesionistas y que permitió incluso que hace un año se celebrara un referéndum ilegal en Cataluña. Es más, el propio Ejecutivo, dicen, entró en el juego de valorar las elecciones del pasado 27 de septiembre en clave plebiscitaria.

Si bien es cierto que se ha imputado a Mas por esta consulta, la inacción y la falta de previsión de Rajoy cuando comenzó el desafío de Mas han sido, critican incluso desde su propio partido, algunas de las causas por las que este problema ha alcanzado unas dimensiones difícilmente controlables.

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