Naciones Unidas.- El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, expresó su respaldo a las nuevas políticas de buen gobierno y reconciliación propuestas por el presidente de Afganistán, Hamid Karzai, para detener el deterioro de la situación en ese país de Asia Central.
Ban, durante una entrevista con Efe, se mostró partidario de extender la mano a los líderes talibanes moderados para que abandonen la lucha armada y se reintegren a la vida civil.
"Tal vez sea bueno tener un diálogo y abordar las preocupaciones de esta gente", dijo el secretario general antes de emprender viaje hacia Londres, donde hoy se celebra una conferencia internacional sobre Afganistán organizada por el primer ministro británico, Gordon Brown.
Tal como estaba previsto, el presidente afgano ha expuesto en esa reunión su nueva estrategia política, que incluye "un consejo nacional para la reconciliación y la integración nacional", con participación de todos los sectores que renuncien a la violencia.
El nuevo plan del mandatario afgano cuenta con el apoyo de Ban y la misión de Naciones Unidas en Afganistán (Unama), que han pedido repetidamente un cambio de estrategia política que se complemente con el incremento de la presión militar a la insurgencia talibán.
"En ese sentido, cuando (los talibanes moderados) rompan sus vínculos con Al Qaeda y renuncien a la violencia, depongan las armas y se reintegren a la sociedad afgana, entonces, siguiendo las recomendaciones del presidente Karzai, sería bueno que la comunidad internacional apoye la iniciativa", apuntó el secretario general.
En concreto, destacó la decisión el martes del comité de sanciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas de aceptar la recomendación de Kabul de borrar de su lista negra a cinco ex comandantes talibanes que han abandonado la lucha armada.
Ban también se mostró complacido con las garantías ofrecidas por Karzai para erradicar la corrupción de su Gobierno y mejorar la calidad de la administración pública, que hasta ahora ha sido incapaz de proporcionar servicios básicos a su población.
"Siempre que me reúno con el presidente Karzai, le subrayo la importancia de mejorar el buen gobierno, incluido erradicar la corrupción prevalente en el Gobierno afgano", insistió en la entrevista con Efe.
El máximo responsable de la ONU resaltó que la comunidad internacional está dispuesta a proporcionar ayuda política, económica y militar a Afganistán, pero las denuncias de corrupción "desmoralizan y socavan" a los aliados de Kabul.
Por ello, "me alienta el sólido compromiso y la voluntad política del presidente Karzai para afrontar los asuntos de corrupción con la creación de mecanismos de supervisión dotados de mandatos y autoridad firmes. Eso es muy alentador y hay que respaldarlo", dijo.
"Estoy seguro que el nuevo comité del presidente Karzai abordará todos estos asuntos", agregó.
El cambio de la estrategia de la comunidad internacional ofrece a la misión de la ONU un nuevo punto de partida tras su polémico papel en las pasadas elecciones presidenciales, cuando se acusó al organismo internacional de consentir el fraude cometido por los partidarios de Karzai.
Ban aprovechó la víspera de la conferencia de Londres para anunciar el nombramiento de su nuevo enviado especial para Afganistán, el sueco Staffan de Mistura, que sustituirá al noruego Kai Eide.
La ONU cierra así un delicado capítulo de su presencia en el país asiático, que se vio manchada por las disputas internas entre Eide y su segundo, el estadounidense Peter Galbraith, sobre el grado de respaldo que se debía ofrecer a Karzai tras los cuestionados comicios del pasado agosto.
A la conferencia de Londres asisten delegaciones de unos 70 países con el objetivo de pactar una estrategia que permita marcar el ritmo de la entrega del control de la seguridad a los afganos y allanar el camino a la futura retirada de las tropas extranjeras de Afganistán.
En marzo pasado el Consejo de Seguridad de la ONU amplió el mandato de la Unama hasta el próximo 23 de marzo, con el objetivo de promover la paz y la estabilidad en Afganistán y de reforzar la cooperación con la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad en Afganistán (ISAF).
La ISAF está bajo el mandato de la OTAN y en ella participan más de 40 países con unos 84.000 militares.
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