Barroso y Juncker escenifican un relevo simbólico a día y medio del traspaso

  • El presidente saliente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y su sucesor, Jean-Claude Juncker, escenificaron hoy un traspaso "simbólico" de poderes en el edificio Berlaymont, que ha sido lugar de trabajo durante diez años del político luso y lo será a partir del sábado del luxemburgués.

Céline Aemisegger

Bruselas, 30 oct.- El presidente saliente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y su sucesor, Jean-Claude Juncker, escenificaron hoy un traspaso "simbólico" de poderes en el edificio Berlaymont, que ha sido lugar de trabajo durante diez años del político luso y lo será a partir del sábado del luxemburgués.

Los dos líderes, ambos de la familia de los conservadores, estaban acompañados por sus respectivos "pares" del otro lado de la bruselense Rue de la Loi, Herman Van Rompuy y Doland Tusk, quienes se pasarán el testigo en la presidencia del Consejo Europeo un mes más tarde, el 1 de diciembre.

En un ambiente distendido en el que posaron sonrientes para la foto de familia, los cuatro quisieron además inmortalizar este momento junto a sus respectivos jefes de gabinete, que viven muy de cerca el traspaso de poderes como los "número dos" de sus jefes.

Los hombres de confianza de Barroso, Johannes Laitenberger; de Juncker, Martin Selmayr; de Van Rompuy, Didier Seeuws; y de Tusk, Piotr Serafin, se apostaban detrás de los líderes, evidenciando el relevo que también se produce en los despachos de los diferentes equipos, que llevan desde julio trabajando en la transición.

Junto con el alemán Martin Schulz en la presidencia del Parlamento Europeo, Juncker y Tusk formarán la tríada de líderes comunitarios, aunque la gran diferencia entre ambos es que el que fuera primer ministro de Luxemburgo durante 18 años asumirá las riendas de la Comisión Europea para los próximos cinco años y el ex primer ministro polaco, durante dos años y medio.

El traspaso simbólico de poderes vivió su momento más emotivo y cuando el presidente electo de la Comisión desveló el retrato de José Manuel Durao Barroso en la galería de expresidentes.

Acompañado del aplauso de trabajadores y compañeros, Barroso se fundió en un sentido abrazo con su "amigo" luxemburgués.

"Diez años después de haber asumido esta gran responsabilidad de dirigir la Comisión, debo decir adiós", un adiós "simbólico" porque "aún me queda un día de trabajo", bromeó Barroso en su despedida oficial ante el personal del Ejecutivo comunitario.

"Diré con gran emoción que han sido diez años extraordinarios, de gran dificultad ciertamente, pero también extremadamente importantes en el plano político y personal", remarcó el portugués, cuya fotografía en blanco y negro decora a partir de hoy los pasillos de la Comisión como el undécimo presidente de esta institución.

Barroso admitió que han sido años "extremadamente exigentes", en los que, sin embargo, "hemos respondido a una crisis sin precedentes que amenazó a Europa y que fue una prueba jamás vista para la capacidad de resistencia del euro y de la Unión Europea".

El ex primer ministro de Portugal se dirigió a Juncker para asegurar que la Comisión "no podría quedar en mejores manos que en las tuyas" y mostrarse "convencido de que tú vas a llevar este barco al mejor puerto" posible.

Barroso elogió la "experiencia, la inteligencia y la convicción" de la causa europea de su sucesor, al que deseó todo el éxito del mundo, porque, agregó, "el éxito de la Comisión también será el éxito de Europa".

El todavía presidente del Ejecutivo comunitario recordó a todos los críticos que la Comisión es "insustituible", "indispensable" y "esencial en la construcción europea", pese a que su trabajo aún es criticado y su función como árbitro que muestra a los gobiernos a menudo la tarjeta amarilla o roja" no siempre es popular.

Juncker, que se convertirá el sábado en el décimo segundo presidente de la Comisión Europea, tampoco ahorró en alabanzas hacia "su amigo" José Manuel Durao Barroso, cuyo mandato se ha desarrollado "durante un periodo particularmente difícil, crucial, vital y existencial para la UE".

El luxemburgués afirmó que ha "seguido cada momento" del mandato de Barroso tanto como primer ministro de Luxemburgo como presidente del Eurogrupo, que dirigió durante ocho años, "y puedo decir que no solo he sido amigo de José Manuel, sino también de la Comisión", señaló.

Juncker admitió que ha habido "grandes conflictos" entre la Comisión Europea y los sucesivos gobiernos, pero siempre se ha encontrado una solución dentro del espíritu europeo y con la solidaridad de amigos.

Barroso "ha sido un gran presidente de la Comisión" y, pese a que esta institución y su líder siempre son criticados, siempre "ha dicho las cosas como son" y en la crisis del euro "nunca ha aceptado la solución, el camino, fácil", dijo Juncker a su predecesor a modo de despedida. EFE

cae/mtm/fpa

Mostrar comentarios