Boda sin luna de miel para el presidente electo de Argentina

  • Terminó la fiesta para Mauricio Macri. El día después de ser electo presidente de Argentina no hay tiempo para luna de miel. La economía urge y la política lo obliga a negociar con una oposición que debe replantear liderazgos tras cerrar 12 años de kirchnerismo.

Con apenas diez díaz hábiles antes de asumir el mando el 10 de diciembre, Macri habló este lunes de "tender puentes" en su primera conferencia de prensa como presidente electo.

El domingo ganó el balotaje por estrechos 2,8 puntos frente al oficialista Daniel Scioli, candidato apoyado por la mandataria Cristina Kirchner que cierra un ciclo inciado por su esposo, Néstor Kirchner en 2003.

Con un Congreso donde depende de aliados, sin control de ninguna cámara, Macri está obligado a negociar si no quiere echar mano a los decretos y dar la espalda a su promesa de fortalecimiento de la institucionalidad.

"El tiempo de espera que normalmente el electorado le concede a un nuevo gobierno, la luna de miel, ya está en tiempo de descuento", señaló a la AFP el sociólogo y analista político Gustavo Córdoba.

El cambio de ciclo ya ha comenzado y los argentinos "necesitan empezar a escuchar las principales definiciones, su gabinete y sus medidas", dijo.

"Los desafíos de gobernabilidad son mucho más urgentes, básicamente por la magnitud del desafío económico y social", indicó.

En el plano económico Macri dio este lunes algunas pistas que permiten vislumbrar una reforma en ese área sensible.

El presidente electo dijo que tendrá un gabinete económico de seis ministros, aunque evitó anunciar quiénes ocuparán los cargos.

No sólo en Argentina hay ansiedad por conocer a ese equipo.

El nuevo presidente debe resolver el litigio en la justicia de Estados Unidos con los fondos 'buitres' que ganaron un juicio por 1.600 millones de dólares en bonos impagos de la deuda, demanda que arrastra reclamos por unos 8.000 mil millones de dólares.

En el plano doméstico Macri prometió liberar el mercado cambiario, restingido desde 2011 para evitar la sangría de reservas que rozan los 26.000 millones de dólares.

Kirchner deja una economía con señales de débil crecimiento -2,2% en el primer semestre-, una inflación superior al 20% y un consumo interno sostenido con programas de incentivos y ajustes de salarios.

"Existe una discusión hacia adentro de Cambiemos -la alianza de Macri- acerca de qué tan repentinos o graduales se van a hacer los cambios que estaban planteados", sostiene Sergio Morresi, politólogo e investigador del Conicet, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina.

Macri regó su campaña electoral con promesas de cambio drástico frente al gradualismo que proponía el peronista moderado Daniel Scioli. Pero a la luz de la realidad sus planes pueden cambiar.

"En las próximas semanas estarán reviendo qué posibilidades tienen de implementar esos cambios de manera tan drástica como se planteó originalmente, porque la situación económica del país parece delicada", explicó Morresi.

El PRO (Propuesta Republicana) de Macri, es uno más dentro de la alianza Cambiemos donde el otro actor de peso es la fuerza socialdemócrata Unión Cívica Radical.

En el plano político la negociación "será hacia adentro y hacia afuera", consideró Córdoba al citar que PRO representa una porción mínima en el Congreso y tampoco tiene gobernadores propios a excepción María Eugenia Vidal, que ganó la provincia de Buenos Aires, y la alcaldía de la capital argentina que gobierna desde 2007.

También será importante el diálogo que pueda abrir con el mundo sindical, sobre todo si opta por políticas de 'shock' que puedan ocasionar daños colaterales en lo social.

"Es muy importante la relación de Macri con los sindicatos", dijo el politólogo Rosendo Fraga que vaticina una buena sintonía basada en su "capacidad de generar acuerdos, y sumar a su coalición un sector del peronismo que sigue siendo el sector con más fuerza en términos de provincias, Congreso, legislatura provinciales, intendentes".

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