
El exministro socialista de Defensa y expresidente del Congreso de los Diputados, José Bono, y Miguel Ángel Moratinos, exministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación en el Gobierno de Zapatero, fueron dos de los invitados de honor de la fiesta que se realizó la pasada primavera en la embajada de Angola, en Madrid. El edificio de Lagasca 88 acogió la fiesta por el 40 aniversario de la independencia del país, que se firmó en Lisboa en 1975.
Según comentan los presentes en el evento, José Bono fue recibido con un cariño especial. El exministro socialista recalcó como "Dos Santos es un referente de autoridad en todo el continente africano y especialmente en la búsqueda de una solución pacífica para los conflictos que hoy afectan a la región". Y Moratinos, para no ser menos, parafraseó al también expresidente Agostinho Neto con uno de sus más conocidos poemas, 'Crear', para reconocer que Angola cuenta con la voluntad ciudadana de tener un país defensor de la legalidad internacional y con una posición relevante en los procesos de globalización. Hasta aquí todo normal. Solo un matiz: al acto fueron más dirigentes políticos del pasado que los actuales titulares ministeriales de las carteras de Bono y Moratinos.
La triada entre Moratinos, Bono y Angola no siempre fue tan cordial. Y es que los líderes socialistas han compartido en su trayectoria numerosos viajes a Angola. Aunque la relación nació torcida, allá por 2005. Fue a raíz de un viaje que tenía el expresidente de Castilla La Mancha a Luanda. Moratinos, jefe entonces de la diplomacia española, lanzó un titular diciendo que Bono viajaría a Angola para vender aviones a este país.
El entonces ministro de Defensa lo negó todo. Aseguró en un comunicado que no tenía previsión de viajar a Angola ni "en 2005 ni 2006" y subrayó que Defensa "no se dedica a vender armas ni a vender aviones". Moratinos replicó que el viaje de Bono a Angola "estaba previsto" tras una reciente visita del ministro angoleño a Madrid y que "había interés de empresas españolas" en hacer negocios con el país africano, algo que Defensa desmintió. A pesar del tremendo malentendido, el jefe de la diplomacia negó que hubiera contradicciones entre él y Bono. Y así se quedó la cosa.
El barón Pedro Hermosilla
Entre lo nutrido de los asistentes a la fiesta de la embajada, destacaba Francisco Jiménez, Vicepresidente Africa Indra, Juan Rosell; presidente en ese momento de la CEOE o Ricardo Santamaría, presidente también entonces de Cesde destacaba uno. Se trata del empresario conquense, Pedro Hermosilla, íntimo amigo de Bono y Morenés.
Hermosilla es dueño y presidente del grupo AGEM, con sede en Madrid, y tiene una exitosa actividad comercial en Angola y otros países africanos. Su nombre saltó en 2009 a los medios de comunicación, porque estuvo detenido en Cuba por cohecho y vulneración de la Ley de Contratación de la isla y el propio Moratinos, ministro del presidente José Luis Rodríguez Zapatero, en 2009 medió con el general Raúl Castro para su liberación.
El Grupo AGEM tiene una presencia muy fuerte en Angola y esta dedicado al suministro de material médico y bancos de sangre. Destacan sus proyectos de construcción del Hospital Bula Atumba, el hospital materno infantil de Caala-Huambo, o la rehabilitación de las diferentes áreas para el principal hospital municipal del Distrito de Cacuso en el norte de Malanje.
La ausencia de la cúpula de Defex
Lo que no había en esta fiesta era ningún miembro de Defex. Esta empresa, participada al 51% por el conglomerado público SEPI, está siendo investigada desde 2014 por la Audiencia Nacional por el amaño de contratos en Angola, Camerún, Egipto, Brasil y Arabia Saudí para vender armas y material de defensa. Un caso que sienta desde el pasado mayo en el banquillo al expresidente de Defex, José Ignacio Encinas; el director de Operaciones de la compañía, el coronel en la reserva Ángel María Larumbe; y Beatriz García Paesa, la sobrina del famoso espía español y que se encargó presuntamente de diseñar desde su despacho en Luxemburgo el entramado societario para desviar el dinero.
La Fiscalía Anticorrupción ha reclamado una pena de 50 años de cárcel a José Ignacio Encinas y los principales acusados por el presunto desvío de 41 millones de euros en comisiones ilícitas para conseguir contratos de esta empresa con el Gobierno de Angola. Unos llamativos hechos que fueron tema de conversación 'en off' en una fiesta de la independencia en la que coincidieron Bono y Moratinos.
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