Brasil, entre despegue económico y conservación

  • El Gobierno de Dilma Roussef debe responder al desafío que plantea el desarrollismo económico respetando su biodiversidad
Brasil, entre despegue económico y conservación
Brasil, entre despegue económico y conservación
lainformacion.com
Sara Acosta

En el país donde el Amazonas hace de pulmón dentro y fuera, para Brasil y para muchos otros países, la cuestión del equilibrio entre desarrollo económico y conservación de la naturaleza resuena especialmente. En su crecimiento económico se han instalado las dos cifras desde hace tiempo y el maná que promete la industria del bioetanol plantea continuos debates sobre la armonía entre ambos factores.

"Brasil, como gran potencia, debe luchar para solucionar los problemas medioambientales que existen en el país y en la selva tropical si quiere desempeñando un gran papel en el mundo", explicaba la semana pasada el director de cine James Cameron, durante su participación en el II Foro de la Sostenibilidad, celebrado en Manaos.

Que los valores medioambientales emergen como timón político cada vez lo discuten menos voces, y Brasil está llamado a ser en el futuro una voz importante. Pero su apertura a la globalización empuja a este país a sonoras contradicciones, como apoyar la industria del bioetanol para la fabricación de biocombustibles, que por un lado está sacando del hambre a muchas familias en el país y por otro plantea un problema sobre el uso de alimentos para la fabricación de combustible. El proyecto de central hidroeléctrica en Belo Monte en plena selva amazónica, es otro ejemplo.

Las propuestas de algunos senadores como Eduardo Braga abogan por que las empresas que se benefician de la selva inviertan en ella parte de sus beneficios para preservar las condiciones de vida de las comunidades que habitan en este espacio. Pero ello no impedirá que la selva tenga cada vez menos espacio para respirar.

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